EVANGELIO DEL DÍA

jueves, 24 de junio de 2010

"Jesus touched him, and said, 'I will do it. Be made clean' "

DAILY GOSPEL: 25/06/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68



Friday of the Twelfth week in Ordinary Time


2nd book of Kings 25:1-12.
In the tenth month of the ninth year of Zedekiah's reign, on the tenth day of the month, Nebuchadnezzar, king of Babylon, and his whole army advanced against Jerusalem, encamped around it, and built siege walls on every side.
The siege of the city continued until the eleventh year of Zedekiah.
On the ninth day of the fourth month, when famine had gripped the city, and the people had no more bread,
the city walls were breached. Then the king and all the soldiers left the city by night through the gate between the two walls which was near the king's garden. Since the Chaldeans had the city surrounded, they went in the direction of the Arabah.
But the Chaldean army pursued the king and overtook him in the desert near Jericho, abandoned by his whole army.
The king was therefore arrested and brought to Riblah to the king of Babylon, who pronounced sentence on him.
He had Zedekiah's sons slain before his eyes. Then he blinded Zedekiah, bound him with fetters, and had him brought to Babylon.
On the seventh day of the fifth month (this was in the nineteenth year of Nebuchadnezzar, king of Babylon), Nebuzaradan, captain of the bodyguard, came to Jerusalem as the representative of the king of Babylon.
He burned the house of the LORD, the palace of the king, and all the houses of Jerusalem; every large building was destroyed by fire.
Then the Chaldean troops who were with the captain of the guard tore down the walls that surrounded Jerusalem.
Then Nebuzaradan, captain of the guard, led into exile the last of the people remaining in the city, and those who had deserted to the king of Babylon, and the last of the artisans.
But some of the country's poor, Nebuzaradan, captain of the guard, left behind as vinedressers and farmers.

Psalms 137(136):1-2.3.4-5.6.
By the rivers of Babylon we sat mourning and weeping when we remembered Zion.
On the poplars of that land we hung up our harps.
There our captors asked us for the words of a song; Our tormentors, for a joyful song: "Sing for us a song of Zion!"
But how could we sing a song of the LORD in a foreign land?
If I forget you, Jerusalem, may my right hand wither.
May my tongue stick to my palate if I do not remember you, If I do not exalt Jerusalem beyond all my delights.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Matthew 8:1-4.
When Jesus came down from the mountain, great crowds followed him.
And then a leper approached, did him homage, and said, "Lord, if you wish, you can make me clean."
He stretched out his hand, touched him, and said, "I will do it. Be made clean." His leprosy was cleansed immediately.
Then Jesus said to him, "See that you tell no one, but go show yourself to the priest, and offer the gift that Moses prescribed; that will be proof for them."
Mt 8,1-4
Commentary of the day 
Saint Symeon the New Theologian (c.949-1022), Greek monk
Hymn 30
"Jesus touched him, and said, 'I will do it. Be made clean' "
« Jésus le toucha et lui dit : ' Je le veux ; sois purifié ' »
Until there shone the light divine
I knew not myself.
Then, seeing myself in darkness and the dungeon,
Caught in the mire, covered with muck,
Wounded, bloated...,
I fell at the feet of the one who had enlightened me,
and he who had enlightened me
touched my bonds and injuries
with his hands.
Where his hand touched and his finger drew near
At once my bonds fell from me,
My wounds and all my uncleanness disappeared.
My fleshly filth vanished...
So as to become like his divine hand.
What an extraordinary marvel:
My flesh, soul and body,
Have a share in divine glory!

No sooner was I purified, freed from my bonds,
Than he appeared who held out to me his divine hand.
He drew me out completely from the mire,
Embraced and hugged me,
Covering me with kisses (Lk 15,20).
And I who had been altogether spent
And had lost my strength,
he took upon his shoulders (Lk 15,5),
and carried me away from my tortures...

It was light that bore me away, upholding me,
drawing me towards a great light...
It enabled me to contemplate by what mysterious refashioning
he himself had formed me once again (Gn 2,7),
snatching me away from corruption.
He granted me the gift of life immortal
and clothed me with a garment, insubstantial and shining,
giving me sandals, a ring and a crown,
incorruptible and everlasting (Lk 15,22).


Friday, 25 June 2010

St. Prosper of Aquitaine (5th century)

image Other saints of the day

SAINT PROSPER of AQUITAINE
(5th century)
        St. Prosper was born at Aquitaine, in the year 403. His works show that in his youth he had happily applied himself to all the branches both of polite and sacred learning. On account of the purity and sanctity of his manners, he is called by those of his age a holy and venerable man.
        Our Saint does not appear to have been any more than a layman; but being of great virtue, and of extraordinary talents and learning, he wrote several works in which he ably refuted the errors of heresy.
        St. Leo the Great, being chosen Pope in 440, invited St. Prosper to Rome, made him his secretary, and employed him in the most important affairs of the Church. Our Saint crushed the Pelagian heresy, which began again to raise its head in that capital, and its final overthrow is said to be due to his zeal, learning, and unwearied endeavors.
        The date of his death is uncertain, but he was still living in 463.

«El Señor lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio!»

EVANGELIO DEL DÍA: 25/06/2010

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



Viernes de la XII Semana del Tiempo Ordinario


Segundo Libro de los Reyes 25,1-12.
El noveno año del reinado de Sedecías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén; acampó frente a la ciudad y la cercaron con una empalizada.
La ciudad estuvo bajo el asedio hasta el año undécimo del rey Sedecías.
En el cuarto mes, el día nueve del mes, mientras apretaba el hambre en la ciudad y no había más pan para la gente del país,
se abrió una brecha en la ciudad. Entonces huyeron todos los hombres de guerra, saliendo de la ciudad durante la noche, por el camino de la Puerta entre las dos murallas, que está cerca del jardín del rey; y mientras los caldeos rodeaban la ciudad, ellos tomaron por el camino de la Arabá.
Las tropas de los caldeos persiguieron al rey, y lo alcanzaron en las estepas de Jericó, donde se desbandó todo su ejército.
Los caldeos capturaron al rey y lo hicieron subir hasta Riblá, ante el rey de Babilonia, y este dictó sentencia contra él.
Los hijos de Sedecías fueron degollados ante sus propios ojos. A Sedecías le sacó los ojos, lo ató con una doble cadena de bronce y lo llevó a Babilonia.
El día siete del quinto mes - era el decimonoveno año de Nabucodonosor, rey de Babilonia - Nebuzaradán, comandante de la guardia, que prestaba servicio ante el rey de Babilonia, entró en Jerusalén.
Incendió la Casa del Señor, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén, y prendió fuego a todas las casa de los nobles.
Después, el ejército de los caldeos que estaba con el comandante de la guardia derribo las murallas que rodeaban a Jerusalén.
Nebuzaradán, el comandante de la guardia, deportó a toda la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de los artesanos.
Pero dejó una parte de la gente pobre del país como viñadores y cultivadores.

Salmo 137(136),1-2.3.4-5.6.
Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos a llorar, acordándonos de Sión.
En los sauces de las orillas teníamos colgadas nuestras cítaras.
Allí nuestros carceleros nos pedían cantos, y nuestros opresores, alegría: "¡Canten para nosotros un canto de Sión!".
¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor en tierra extranjera?
Si me olvidara de ti, Jerusalén, que se paralice mi mano derecha;
que la lengua se me pegue al paladar si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de todas mis alegrías.

Evangelio según San Mateo 8,1-4.
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud.
Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes purificarme".
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante quedó purificado de su lepra.
Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio". 
Mt 8,1-4
Leer el comentario del Evangelio por 
Simeón el Nuevo Teólogo (hacia 949-1022), monje griego
Himno 30
«El Señor lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio!»
     Antes que brillara la luz divina,
no me conocí a mi mismo.
Viéndome en tinieblas y cárcel,
encerrado en un lodazal,
cubierto de suciedad, herido, hinchada mi carne...,
caí a los pies de aquél que me había iluminado.

     El que me había iluminado toca con sus manos
mis ligaduras y mis heridas;
lo que su mano toca y allí donde se acerca su dedo,
inmediatamente caen mis ligaduras,
las heridas desaparecen, y toda suciedad.
Desaparece la suciedad de mi carne...
de tal manera que la hace semejante a su mano divina.
Extraña maravilla: mi carne, mi alma y mi cuerpo
participan de la gloria divina.

     Desde que he sido purificado y desembarazado de mis ligaduras,
ahí está tendiéndome una mano divina,
me retira enteramente del lodazal,
me abraza, se me echa al cuello,
me cubre de besos (Lc 15,20).

     Y a mí que estaba totalmente agotado
y que había perdido mis fuerzas,
me sube sobre sus espaldas (Lc 15,5),
y me lleva fuera de mi infierno...

     Es la luz que me lleva y me sostiene;
ella me arrastra hacia una luz grande...
Me hace contemplar por qué extraño remodelaje
él mismo me ha formado de nuevo (Gn 2,7)
y me ha arrancado de la corrupción.

     Me ha hecho el don de una vida inmortal
y me ha revestido de un traje inmaterial y luminoso
y me ha dado unas sandalias, un anillo y una corona
incorruptibles y eternas (Lc 15,22).



viernes 25 Junio 2010

La Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo



La preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
Desde la época de los Apóstoles, la Preciosa Sangre del Señor ha sido símbolo de la Redención. Aunque la devoción particular a la Preciosa Sangre se debe, sobre todo, a la iniciativa de San Gaspar del Búfalo, ya desde mucho antes se practicaba dicha devoción en varias Iglesias.
Por ejemplo, en 1582, se concedió a la arquidiócesis de Valencia, España, el rezo de un oficio "de la Sangre de Cristo"; la diócesis de Sarzana, en la Toscana, obtuvo la misma gracia en 1747. A principios del siglo XIX, se concedió a la congregación de San Gaspar el privilegio de celebrar la fiesta de la Preciosa Sangre. El Papa Pío IX la extendió a la Iglesia universal en 1849, cuando la revolución acababa de expulsarle de Roma.
Como lo hacía notar Dom Guéranger, al celebrar la solemnidad de la Preciosa Sangre, la Iglesia celebra su propio nacimiento, pues la sangre y el agua que brotaron del costado de Cristo le dieron el ser. De ese modo, la herida del costado de Cristo se convirtió en fuente de vida para el mundo.

En la homilía de la lección de maitines San Juan Crisóstomo dice: "Así, pues, la iglesia nació del costado de Cristo, como Eva, la esposa de Adán, nació de su costado…Así como Dios creó a la mujer, sacándola del costado del hombre, así Cristo creó a la Iglesia sacándola de su propio costado".






Oremos

Padre Eterno, recibe en sacrificio de propiciación por las necesidades de la Iglesia y de la patria y en reparación de los pecados de los hombres, la preciosísima sangre y agua salidas de la herida del divino Corazón de Jesús, y ten misericordia de nosotros.

“The Lord called me from birth, from my mother’s womb he gave me my name.” (Isa 49:1)

DAILY GOSPEL: 24/06/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68



The Nativity of Saint John the Baptist - Solemnity


Book of Isaiah 49:1-6.
Hear me, O islands, listen, O distant peoples. The Lord called me from birth, from my mother's womb he gave me my name.
He made of me a sharp-edged sword and concealed me in the shadow of his arm. He made me a polished arrow, in his quiver he hid me.
You are my servant, he said to me, Israel, through whom I show my glory.
Though I thought I had toiled in vain, and for nothing, uselessly, spent my strength, Yet my reward is with the LORD, my recompense is with my God.
For now the LORD has spoken who formed me as his servant from the womb, That Jacob may be brought back to him and Israel gathered to him; And I am made glorious in the sight of the LORD, and my God is now my strength!
It is too little, he says, for you to be my servant, to raise up the tribes of Jacob, and restore the survivors of Israel; I will make you a light to the nations, that my salvation may reach to the ends of the earth.

Psalms 139(138):1-3.13-14.15.
For the leader. A psalm of David. I LORD, you have probed me, you know me:
you know when I sit and stand; you understand my thoughts from afar.
My travels and my rest you mark; with all my ways you are familiar.
You formed my inmost being; you knit me in my mother's womb.
I praise you, so wonderfully you made me; wonderful are your works! My very self you knew;
my bones were not hidden from you, When I was being made in secret, fashioned as in the depths of the earth.

Acts of the Apostles 13:22-26.
Then he removed him and raised up David as their king; of him he testified, 'I have found David, son of Jesse, a man after my own heart; he will carry out my every wish.'
From this man's descendants God, according to his promise, has brought to Israel a savior, Jesus.
John heralded his coming by proclaiming a baptism of repentance to all the people of Israel;
and as John was completing his course, he would say, 'What do you suppose that I am? I am not he. Behold, one is coming after me; I am not worthy to unfasten the sandals of his feet.'
"My brothers, children of the family of Abraham, and those others among you who are God-fearing, to us this word of salvation has been sent.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 1:57-66.80.
When the time arrived for Elizabeth to have her child she gave birth to a son.
Her neighbors and relatives heard that the Lord had shown his great mercy toward her, and they rejoiced with her.
When they came on the eighth day to circumcise the child, they were going to call him Zechariah after his father,
but his mother said in reply, "No. He will be called John."
But they answered her, "There is no one among your relatives who has this name."
So they made signs, asking his father what he wished him to be called.
He asked for a tablet and wrote, "John is his name," and all were amazed.
Immediately his mouth was opened, his tongue freed, and he spoke blessing God.
Then fear came upon all their neighbors, and all these matters were discussed throughout the hill country of Judea.
All who heard these things took them to heart, saying, "What, then, will this child be?" For surely the hand of the Lord was with him.
The child grew and became strong in spirit, and he was in the desert until the day of his manifestation to Israel.
Lc 1,57-66#Lc 1,80-80
Commentary of the day 
Origen (c.185-253), priest and theologian
Homilies on St. Luke, no. 4, 4-6
“The Lord called me from birth, from my mother’s womb he gave me my name.” (Isa 49:1)
      The birth of John the Baptist is full of miracles. An archangel announced the coming of our Lord and Savior Jesus; similarly, an archangel announced the birth of John (Lk 1:13) and said: “He will be filled with the Holy Spirit from his mother’s womb.” The Jewish people did not see that our Lord did “signs and wonders” and healed their illnesses, but John leapt for joy when he was still in his mother’s womb. It was impossible to hold him back, and when the mother of Jesus arrived, the child already tried to come out of Elizabeth’s womb. “The moment your greeting sounded in my ears, the baby leapt in my womb for joy.” (Lk 1:44) Still in his mother’s womb, John had already received the Holy Spirit…

      Scripture then says: “Many of the sons of Israel will he bring back to the Lord their God.” (Lk 1:16) John brought back “a large number”; the Lord brought back not a large number but everyone. For it is his task to bring all men back to God the Father…

      I for my part think that the mystery of John is being fulfilled in the world until the present. The spirit and the power of John must first fill the soul of whoever is destined to believe in Christ Jesus, “to prepare for the Lord a people well-disposed” (Lk 1:17) and to “make ready the way of the Lord, [to] clear him a straight path” (Lk 3:5) in the roughness of their heart. Not only at that time were “the windings … made straight and the rough ways smooth”; rather, the spirit and the power of John still go before the Lord and Savior’s coming today. Oh greatness of the Lord’s mystery and of his plan for the world!


Thursday, 24 June 2010

The Nativity of St. John the Baptist - Solemnity



The Nativity of St. John the Baptist
Solemnity
        The birth of St. John was foretold by an angel of the Lord to his father, Zachary, who was offering incense in the Temple. It was the office of St. John to prepare the way for Christ, and before he was born into the world he began to live for the Incarnate God. Even in the womb he knew the presence of Jesus and of Mary, and he leaped with joy at the glad coming of the son of man. In his youth he remained hidden, because he for whom he waited was hidden also.
        But before Christ's public life began, a divine impulse led St. John into the desert; there, with locusts for his food and haircloth on his skin, in silence and in prayer, he chastened his own soul. Then, as crowds broke in upon his solitude, he warned them to flee from the wrath to come, and gave them the baptism of penance, while they confessed their sins. At last there stood in the crowd One whom St. John did not know, till a voice within told him that it was his Lord. With the baptism of St. John, Christ began his penance for the sins of his people, and St. John saw the Holy Spirit descend in bodily form upon Him. Then the Saint's work was done. He had but to point his own disciples to the Lamb, he had but to decrease as Christ increased. He saw all men leave him and go after Christ. "I told you," he said, "that I am not the Christ. The friend of the Bridegroom rejoiceth because of the Bridegroom's voice. This my joy therefore is fulfilled."
        St. John had been cast into the fortress of Machærus by a worthless tyrant whose crimes be had rebuked, and he was to remain there till he was beheaded, at the will of a girl who danced before this wretched king. In this time of despair, if St. John could have known despair, some of his old disciples visited him. St. John did not speak to them of himself, but he sent them to Christ, that they might see the proofs of his mission.
        Then the Eternal Truth pronounced the panegyric of the Saint who had lived and breathed for Him alone: "Verily I say unto you, Among them that are born of women there hath not risen a greater than John the Baptist"

«Estaba yo en las entrañas maternas y el Señor me llamó»

EVANGELIO DEL DÍA: 24/06/2010


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



La Natividad de San Juan Bautista


Libro de Isaías 49,1-6.
¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba.
El me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré".
Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios.
Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
El dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra".

Salmo 139(138),1-3.13-14.15.
Del maestro de coro. De David. Salmo. Señor, tú me sondeas y me conoces
tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares.
Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! Tú conocías hasta el fondo de mi alma
y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra.

Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,22-26.
Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.
De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús.
Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.
Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.
Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios.

Evangelio según San Lucas 1,57-66.80.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel. 
Lc 1,57-66#Lc 1,80-80
Leer el comentario del Evangelio por 
Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Homilías sobre San Lucas, nº 4, 4-6
«Estaba yo en las entrañas maternas y el Señor me llamó»
     El nacimiento de Juan Bautista está lleno de milagros. Un arcángel anunció la venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; igualmente un arcángel anunció el nacimiento de Juan (Lc, 1,13) y dijo: «Se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno.» El pueblo judío no supo ver que nuestro Señor hiciera «milagros y prodigios» y curara sus enfermedades, pero Juan exulta de gozo cuando todavía está en el seno materno. No lo pudieron impedir y, al llegar la madre de Jesús, el niño intentó salir ya del seno de Isabel: «En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, dijo Isabel, la criatura saltó de alegría en mi vientre» (Lc 1,44). Todavía en el seno de su madre Juan recibió ya el Espíritu Santo...

     La Escritura dice seguidamente que «convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios» (Lc 1,16). Juan convirtió a «muchos»; el Señor, no a muchos, sino a todos. Esta es su obra: llevar todos los hombres a Dios Padre...

     Yo pienso que el misterio de Juan se realiza todavía hoy en el mundo. Cualquiera que está destinado a creer en Jesucristo, es preciso que antes el espíritu y el poder de Juan vengan a su alma a «preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1,17) y, «allanar los caminos, enderezar los senderos» (Lc 3,5) de las asperezas del corazón. No es solamente en aquel tiempo que «los caminos fueron allanados y enderezados los senderos» sino que todavía hoy el espíritu y la fuerza de Juan preceden la venida del Señor y Salvador. ¡Oh grandeza del misterio del Señor y de su designio sobre el mundo!




jueves 24 Junio 2010

San Juan Bautista




San Juan Bautista 
Su patria chica es Ain Karim.   La madre, Isabel, había escuchado no hace mucho la encantadora oración que salió espontáneamente de la boca de su prima María y que traía resonancias, como un eco lejano, del antiguo Israel.  Zacarías, el padre de la criatura, permanece mudo, aunque por señas quiere hacerse entender.

Las concisas palabras del Evangelio, encubren la realidad que está más llena de colorido en la pequeña aldea de Zacarías e Isabel; con lógica humana y social comunes se tienen los acontecimientos de una familia como propios de todas; en la pequeña población las penas y las alegrías son de todos, los miedos y los triunfos se comparten por igual, tanto como los temores.  Primero, los vecinos que no se apartaron ni un minuto del portal; luego llegan otros y otros más. Por un rato, el tin-tin del herrero ha dejado de sonar. En la fuente, Betsabé rompió un cántaro, cuando resbaló emocionada por lo que contaban las comadres. Parece que hasta los perros ladran con más fuerza y los asnos rebuznan con más gracia.

Todo es alegría en la pequeña aldea.  Llegó el día octavo para la circuncisión y se le debe poner el nombre por el que se le nombrará para toda la vida. Un imparcial observador descubre desde fuera que ha habido discusiones entre los parientes que han llegado desde otros pueblos para la ceremonia; tuvieron un forcejeo por la cuestión del nombre -el clan manda mucho- y parece que prevalece la elección del nombre de Zacarías que es el que lleva el padre.  Pero el anciano Zacarías está inquieto y se diría que parece protestar.

Cuando llega el momento decisivo, lo escribe con el punzón en una tablilla y decide que se llame Juan. No se sabe muy bien lo que ha pasado, pero lo cierto es que todo cambió. Ahora Zacarías habla, ha recuperado la facultad de expresarse del modo más natural y anda por ahí bendiciendo al Dios de Israel, a boca llena, porque se ha dignado visitar y redimir a su pueblo.  Ya no se habla más del niño hasta que llega la próxima manifestación del Reino en la que interviene. Unos dicen que tuvo que ser escondido en el desierto para librarlo de una matanza que Herodes provocó entre los bebés para salvar su reino; otros dijeron que en Qunram se hizo asceta con los esenios.  El oscuro espacio intermedio no dice nada seguro hasta que «en el desierto vino la palabra de Dios sobre Juan». Se sabe que, a partir de ahora, comienza a predicar en el Jordán, ejemplarizando y gritando: ¡conversión! Bautiza a quienes le hacen caso y quieren cambiar.

Todos dicen que su energía y fuerza es más que la de un profeta; hasta el mismísimo Herodes a quien no le importa demasiado Dios se ha dejado impresionar.   Y eso que él no es la Luz, sino sólo su testigo.




Oremos 
Himno

« ¿ Qué será este niño? «, decía la gente al ver a su padre mudo de estupor.   « ¿ Sí será un profeta?, ¿ si será un vidente? « ¡ De madre estéril nace el Precursor!   Antes de nacer, sintió su llegada, Al fuego del niño lo cantó Isabel,   Y llamó a la Virgen: « Bienaventurada», Porque ella era el arca donde estaba él.   El ya tan antiguo y nuevo Testamento En él se soldaron como en piedra imán;   Muchos se alegraron de su nacimiento: Fue ese mensajero que se llamó Juan.   Lo envió el Altísimo para abrir las vías Del que trae al mundo toda redención:   Como el gran profeta, como el mismo Elías, A la faz del Hijo de su corazón.   Él no era la luz: vino a ser testigo De la que ya habita claridad sin fin;   Él no era el Señor: vino a ser su amigo, Su siervo, su apóstol y su paladín.   Cántale los siglos, como Zacarías: « Y tú serás, niño, quien marche ante él;   eres el heraldo que anuncia al Mesías, eres la esperanza del nuevo Israel. «   El mundo se llena de gran regocijo, Juan es el preludio de la salvación;   Alabanza al Padre que nos dio tal Hijo, La gloria al Espíritu que fraguó la acción.  Amén



Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.