EVANGELIO DEL DÍA

miércoles, 29 de septiembre de 2010

"Like lambs among wolves"

DAILY GOSPEL: 30/09/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Thursday of the Twenty-sixth week in Ordinary Time


Book of Job 19:21-27.
Pity me, pity me, O you my friends, for the hand of God has struck me!
Why do you hound me as though you were divine, and insatiably prey upon me?
Oh, would that my words were written down! Would that they were inscribed in a record:
That with an iron chisel and with lead they were cut in the rock forever!
But as for me, I know that my Vindicator lives, and that he will at last stand forth upon the dust;
And from my flesh I shall see God; my inmost being is consumed with longing.
Whom I myself shall see: my own eyes, not another's, shall behold him,

Psalms 27(26):7-8.9.13-14.
I Hear my voice, LORD, when I call; have mercy on me and answer me.
"Come," says my heart, "seek God's face"; your face, LORD, do I seek!
Do not hide your face from me; do not repel your servant in anger. You are my help; do not cast me off; do not forsake me, God my savior!
But I believe I shall enjoy the LORD'S goodness in the land of the living.
Wait for the LORD, take courage; be stouthearted, wait for the LORD!

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 10:1-12.
Jesus appointed seventy-two other disciples whom he sent ahead of him in pairs to every town and place he intended to visit.
He said to them, "The harvest is abundant but the laborers are few; so ask the master of the harvest to send out laborers for his harvest.
Go on your way; behold, I am sending you like lambs among wolves.
Carry no money bag, no sack, no sandals; and greet no one along the way.
Into whatever house you enter, first say, 'Peace to this household.'
If a peaceful person lives there, your peace will rest on him; but if not, it will return to you.
Stay in the same house and eat and drink what is offered to you, for the laborer deserves his payment. Do not move about from one house to another.
Whatever town you enter and they welcome you, eat what is set before you,
cure the sick in it and say to them, 'The kingdom of God is at hand for you.'
Whatever town you enter and they do not receive you, go out into the streets and say,
'The dust of your town that clings to our feet, even that we shake off against you.' Yet know this: the kingdom of God is at hand.
I tell you, it will be more tolerable for Sodom on that day than for that town. 
Lc 10,1-12
Commentary of the day 
Saint Ambrose (c.340-397), Bishop of Milan and Doctor of the Church
Commentary on St Luke's Gospel, 7, 45.59 (cf. SC 52, p. 23f. rev.)
"Like lambs among wolves"
As he sent out disciples into his harvest, (which had,in truth,been sown by the Father's Word but which required to be worked over, cultivated and carefully tended if the birds were not to ravage the seed), Jesus said to them: «Behold, I send you out like lambs among wolves»... The Good Shepherd could not but fear wolves in his flock: these disciples were sent to spread grace abroad, not to become a prey. But the Good Shepherd's care prevented the wolves from doing anything against these lambs he sends out. He sends them that Isaiah's prophecy might be fulfilled: «The wolf and the lamb shall graze alike» (Is 65,25)... And besides, were not the disciples who were sent out ordered not even to carry a staff?...

       What our humble Lord laid down, his disciples also accomplished by practising humility. Because he sends them out to broadcast the faith, not by force but by their teaching; not by exerting force of will but by exalting the doctrine of humility. And he thought good to link patience to humility since, according to Peter's testimony: «When he was insulted, he returned no insult; when he suffered, he did not threaten» (1Pt 2,23).

       This amounts to saying: «Be imitators of me: let go of your thirst for revenge; respond to the blows of pride, not by returning evil for evil but with the patience that forgives. No one should perform on their own account what they reprehend in others; gentleness confronts the arrogant with far greater strength».


Thursday, 30 September 2010

St. Jerome, Priest & Doctor of the Church (c. 340- c. 420) - Memorial



SAINT JEROME
Priest & Doctor of the Church)
(c. 340-c.420)
        St. Jerome, born in Dalmatia, in 329, was sent to school at Rome. His boyhood was not free from fault. His thirst for knowledge was excessive, and his love of books a passion. He had studied under the best masters, visited foreign cities, and devoted himself to the pursuit of science.
        But Christ had need of his strong will and active intellect for the service of His Church. St. Jerome felt and obeyed the call, made a vow of celibacy, fled from Rome to the wild Syrian desert, and there for four years learnt in solitude, penance, and prayer a new lesson of divine wisdom. This was his novitiate.
        The Pope soon summoned him to Rome, and there put upon the now famous Hebrew scholar the task of revising the Latin Bible, which was to be his noblest work. Retiring thence to his beloved Bethlehem, the eloquent hermit poured forth from his solitary cell for thirty years a stream of luminous writings upon the Christian world.

«Como corderos en medio de lobos»

EVANGELIO DEL DÍA: 30/09/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Jueves de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario


Libro de Job 19,21-27.
¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios!
¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne?
¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce;
si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre!
Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo
Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios.
Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!

Salmo 27(26),7-8.9.13-14.
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme!
Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". Yo busco tu rostro, Señor,
no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.

Evangelio según San Lucas 10,1-12.
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'.
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'.
Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:
'¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'.
Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. 
Lc 10,1-12
Leer el comentario del Evangelio por 
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, 7, 45.49
«Como corderos en medio de lobos»
     Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, que había sido bien sembrada por el Verbo del Padre, pero que necesitaba ser trabajada, cultivada, cuidada con solicitud para que los pájaros no saquearan la simiente, les dijo: «Mirad que os mando como corderos en medio de lobos»... El Buen Pastor no podía temer a los lobos para su rebaño; sus discípulos no fueron enviados para ser una presa, sino para difundir la gracia. La solicitud del Buen Pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; les envía para que se cumpla la profecía de Isaías: «Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos» (Is 65,25)... Por otra parte ¿no han sido enviados los discípulos con la orden de no llevar ni tan siquiera un bastón en la mano?...

     Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulo los cumplen por la práctica de la humildad. Porque les envía a sembrar la fe no por obligación sino por la enseñanza; no haciendo servir la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro en favor de Cristo: «Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, no devolvía los golpes» (1P 2,23).

     Todo eso quiere decir: «Sed mis imitadores: abandonad el gusto por la venganza, a los golpes arrogantes responded devolviendo el mal a través de una paciencia que perdona. Que nadie imite por su propia cuenta lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes».



jueves 30 Septiembre 2010

San Jerónimo



San Jerónimo 
(340 – 420)  La mejor apología que podemos hacer de San Jerónimo son las palabras que el Papa Benedicto XV le dedica en la Encíclica «Spíritus Paráclitus»: «el máximo doctor que dio el cielo, para interpretar la Divina Escritura».   Nace alrededor del los años 330 en Estridón, una ciudad de Dalmacia.

Educado en Roma con los mejores maestros de la época, pronto destaca por su gran inteligencia. Siendo catecúmeno, se deja arrastrar en alguna ocasión por las malas influencias del ambiente, mas movido por la gracia, al terminar sus estudios, recibe el Bautismo.   Renuncia a los caminos de gloria humana que le brindaba su dominio de los clásicos latinos y se entrega al estudio de la Palabra divina y a una vida de intenso ascetismo.

Después de una etapa viajera se traslada al desierto de Calcis. «Oh soledad dichosa, exclama, si tu padre para detenerte se tiende en el umbral de tu puerta, pasa por encima de él» (Carta a Heliodoro).   Allí el santo anacoreta, entregado de lleno a la oración y el ayuno, se ve envuelto en un mar de tentaciones. Pero sale triunfante de ellas y con la virtudes más acrisolada,  «...porque fiel es Dios que no permite que seamos tentados sobre nuestras fuerzas» (1 Cor. 10, 13).

Poco más de treinta años contaría San Jerónimo cuando se ordena sacerdote.   Hacia el año 382, invitado por el Papa San Dámaso, se traslada a Roma donde llegó a ser nombrado secretario del Sumo Pontífice. Aureolado por el brillo de su santidad y ciencia, se le consulta siempre como defensor de la fe. Por orden del Papa emprende su obra cumbre: la traducción de los Sagrados Libros, que con el nombre de VULGATA, adoptó oficialmente la Iglesia. Hasta que se extinga su vida jamás dejará el estudio de la Sagradas Escrituras.

La Orden Jerónima Merced a su influencia saludable, algunas damas de la nobleza dejarán el mundo para llevar vida escondida en Cristo. Muerto el Pontífice, se levantan tal serie de calumnias contra San Jerónimo que, pese a ser probada su inocencia, decide abandonar Roma. «Doy gracias a Dios, decía, porque me ha juzgado digno de que el mundo me odie».

Tras recorrer los Santos lugares, se establece en la gruta de Belén, donde se le unen muchos discípulos y son fundados varios monasterios femeninos por su dirigida Santa Paula, y uno masculino dirigido por el mismo doctor.

Junto a sus trabajos bíblicos, fue inagotable sus labor en defensa del dogma ante la multitud de herejías reinantes..Tras muchos sufrimientos murió el 30 de septiembre del año 420. «Amad la ciencia de la Escritura y no amareis los vicios de la carne», repetía San Jerónimo, «...Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo».




Oremos  


Oh Dios, que concediste a San Jerónimo saber gustar de la sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en tu Palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.