EVANGELIO DEL DÍA

jueves, 2 de diciembre de 2010

La ceguedad de los hombres

EVANGELIO DEL DÍA: 03/12/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Viernes de la I Semana de Adviento


Libro de Isaías 29,17-24.
¿No falta poco, muy poco tiempo, para que Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque?
Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y oscuridad.
Los humildes de alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel.
Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán extirpados los que acechan para hacer el mal,
los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo.
Por eso, así habla el Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: En adelante, Jacob no se avergonzará ni se pondrá pálido su rostro.
Porque, al ver lo que hago en medio de él, proclamarán que mi Nombre es santo, proclamarán santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel.
Los espíritus extraviados llegarán a entender y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza.

Salmo 27,1.4.13-14.
De David. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.

Evangelio según San Mateo 9,27-31.
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David".
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor".
Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído".
Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa".
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. 
Mt 9,27-31
Leer el comentario del Evangelio por 
Simeón el Nuevo Teólogo (949-1022), monje griego, santo de las Iglesias ortodoxas
Himno 53
La ceguedad de los hombres
     [Cristo habla:]
     Cuando cree a Adán, le di el don de poderme ver
y por ese don establecerse en la dignidad de los ángeles...
Con sus ojos corporales veía todo lo que yo había creado
pero también con los ojos de la inteligencia,
veía mi rostro, me veía a mí, que soy su Creador.
Contemplaba mi gloria
y conversaba conmigo en todo momento.
Pero, cuando transgrediendo mi mandamiento,
saboreó el árbol, se volvió ciego
y cayó en la oscuridad de la muerte...

     Pero me apiadé de él y vine de lo alto.
Yo, el absolutamente invisible,
compartí con él la opacidad de la carne.
Recibiendo de la carne un principio, llegué a ser hombre
y fui visto por todos. 
¿Por qué, pues, acepté hacer todo esto?
Porque la verdadera razón
de haber creado yo a Adán es esta: que me pudiera ver.
Cuando se volvió ciego,
y, detrás de él todos sus descendientes al mismo tiempo,
yo no podía soportar estar en la gloria divina y abandonar...
a los que había creado con mis manos;
pero me hice en todo semejante a los hombres,
corpóreo con los corpóreos,
y me uní voluntariamente a ellos.
Ves tú cuál es mi deseo de ser visto por los hombres...
¿Cómo, pues, puedes decir que me escondo de ti,
que no me dejo ver
En verdad, yo brillo, pero tú, no me miras. 


viernes 03 Diciembre 2010

San Francisco Javier



San Francisco Javier
El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los misioneros porque fue sin duda uno de los misioneros más grandes que han existido, siendo llamado con justa razón el "gigante de la historia de las misiones"

San Francisco Empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46. En once años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba: "si no consigo barco, iré nadando". Fue un verdadero héroe misional.

El santo nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Fue enviado a estudiar a la Universidad de París, y estando allí conoció a San Ignacio de Loyola con quien estableció una sólida y bonita amistad. San Ignacio le repetía constantemente la famosa frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?" y fue justamente esta amistad y las frecuentes pláticas e intensas oraciones lo que transformó por completo a San Francisco Javier, quien fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas.

Su gran anhelo era poder misionar y convertir a la gran nación china. Pero en ese lugar estaba prohibida la entrada a los blancos de Europa. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 kilómetros de Hong - Kong, pero allí lo dejaron abandonado, se enfermó y consumido por la fiebre, murió el 3 de diciembre de 1552, pronunciando el nombre de Jesús, la edad de 46 años.

Años más tarde, sus compañeros de la congregación quisieron llevar sus restos a Goa, y encontraron su cuerpo incorrupto, conservándose así hasta nuestros días. San Francisco Javier fue declarado santo por el Sumo Pontífice en 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Felipe y San Isidro.




Oremos 



Señor, Dios nuestro, que quisiste que numerosos pueblos llegaran a conocerte por medio de la predicación de San Francisco Javier, concede à todos los bautizados un gran celo por la propagación de la fe, para que así tu Iglesia pueda alegrarse de ver aumentados sus hijos en todo el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Human blindness

DAILY GOSPEL: 03/12/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68

Friday of the First week of Advent
Book of Isaiah 29:17-24.
But a very little while, and Lebanon shall be changed into an orchard, and the orchard be regarded as a forest!
On that day the deaf shall hear the words of a book; And out of gloom and darkness, the eyes of the blind shall see.
The lowly will ever find joy in the LORD, and the poor rejoice in the Holy One of Israel.
For the tyrant will be no more and the arrogant will have gone; All who are alert to do evil will be cut off,
those whose mere word condemns a man, Who ensnare his defender at the gate, and leave the just man with an empty claim.
Therefore thus says the LORD, the God of the house of Jacob, who redeemed Abraham: Now Jacob shall have nothing to be ashamed of, nor shall his face grow pale.
When his children see the work of my hands in his midst, They shall keep my name holy; they shall reverence the Holy One of Jacob, and be in awe of the God of Israel.
Those who err in spirit shall acquire understanding, and those who find fault shall receive instruction.

Psalms 27:1.4.13-14.
Of David The LORD is my light and my salvation; whom do I fear? The LORD is my life's refuge; of whom am I afraid?
One thing I ask of the LORD; this I seek: To dwell in the LORD'S house all the days of my life, To gaze on the LORD'S beauty, to visit his temple.
But I believe I shall enjoy the LORD'S goodness in the land of the living.
Wait for the LORD, take courage; be stouthearted, wait for the LORD!

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Matthew 9:27-31.
And as Jesus passed on from there, two blind men followed (him), crying out, "Son of David, have pity on us!"
When he entered the house, the blind men approached him and Jesus said to them, "Do you believe that I can do this?" "Yes, Lord," they said to him.
Then he touched their eyes and said, "Let it be done for you according to your faith."
And their eyes were opened. Jesus warned them sternly, "See that no one knows about this."
But they went out and spread word of him through all that land.

Mt 9,27-31
Commentary of the day 
Saint Symeon the New Theologian (c.949-1022), Greek monk
Hymn 53 (cf. SC 196, p. 221f. rev.)
Human blindness
[Christ speaks:]
When I created Adam, I allowed him to see me
and thus be established in the dignity of the angels...
With his bodily eyes he beheld my whole creation
but with those of the mind
he looked on the face of me, his Creator.
He contemplated my glory
and spoke with me constantly.
But when, in defiance of my command,
he tasted of the tree,
then he became blind
and fell into the darkness of death...

But I took pity on him and came down from on high.
I who am completely invisible
Shared the visibility of his flesh,
And having received from the flesh a beginning, having become man,
I was seen by all.
So why did I readily take on all this?
Because this was the real reason
For which I had created Adam: to see me.
When he had been blinded
And, following him, all his descendants as well,
I could not bear that I myself should remain
In divine glory and abandon those...
I had created with my own hands.
But I became in everything like all men,
Bodily with those who are body,
And freely joined myself to them.
Now you see what my wish to be seen by men is like...
So how can you say I am hiding from you,
Not letting myself be seen?
In truth I shine out, but you, you fail to look at me.


Friday, 03 December 2010

St. Francis Xavier, Priest (1506-1552) - Memorial



SAINT FRANCIS XAVIER
Priest
(1506-1552)
        Young Spanish gentleman, in the dangerous days of the Reformation, was making a name for himself as a Professor of Philosophy in the University of Paris, and had seemingly no higher aim, when St. Ignatius of Loyola won him to heavenly thoughts.
        After a brief apostolate amongst his countrymen in Rome he was sent by St. Ignatius to the Indies, where for twelve years he was to wear himself out, bearing the Gospel to Hindostan, to Malacca, and to Japan. Thwarted by the jealousy, covetousness, and carelessness of those who should have helped and encouraged him, neither their opposition nor the difficulties of every sort which he encountered could make him slacken his labors for souls.
        The vast kingdom of China appealed to his charity, and he was resolved to risk his life to force an entry, when God took him to Himself, and on the 2d of December, 1552, he died, like Moses, in sight of the land of promise.


Lives of the Saints, by Alban Butler, Benziger Bros. ed. [1894]