De Corazón a corazón: Hech 19,1-8 ("¿Recibisteis el Espíritu Santo?... No hemos oído decir siquiera que exista"); Jn 16,29-33 ("No estoy solo, el Padre está conmigo… ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo")

Contemplación, vivencia, misión: El regalo de Jesús Resucitado es el don del Espíritu Santo, que se recibe con la actitud filial de humildad y confianza. El Espíritu Santo es "el gran desconocido" y marginado por quienes son "autosuficientes": "Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre… porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños »" (Lc 10,21). "El Espíritu Santo es ayo de niños" (S. Juan de Ávila, Sermón 32).

*En el día a día con la Madre de Jesús: Estos días podemos convivir filialmente con María en el Cenáculo: "Estuviste en la comunidad de los creyentes que en los días después de la Ascensión oraban unánimes en espera del don del Espíritu Santo (cfr. Hech 1,14), que recibieron el día de Pentecostés" (Benedicto XVI, Spe Salvi 50)

AÑO DE LA FE: "La Virgen María hace esto mismo en nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser superficiales, como hombres y como cristianos, sino a vivir con responsabilidad, a ir siempre más allá" (Papa Francisco, 4 mayo 2013, Sta Mª Mayor). Para la Virgen de Fátima, ver: Año Litúrgico (María, textos comunes)