De corazón a corazón: Ef 2,12-22 ("Cristo es nuestra paz… por Él… al Padre en un mismo Espíritu"); Lc 12,35-38 ("Tened las lámparas encendidas")

Contemplación, vivencia, misión: Cristo unifica el corazón haciéndolo reflejo de Dios Amor. Así nos hace entrar en la intimidad divina y comprendemos mejor la dignidad de todos nuestros hermanos: "por Él, al Padre, en un mismo Espíritu". Por medio de nuestro corazón unificado, quiere construir la paz en nuestro entorno y en toda la familia humana. Con esta luz se puede caminar todo los días para percibir la sorpresa de Dios que nos ama en Cristo su Hijo y que nos comunica su misma vida.

*En el día a día con la Madre de Jesús: El evangelio meditado en el corazón, como y con María, "ilumina el misterio del hombre" (Juan Pablo II).
AÑO DE LA FE: "El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado… Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación" (GS 22).