De Corazón a corazón: Ez 1,2-5.24-28; 2,1 (Visión de Ezequiel: "Cuatro seres… rumor de alas"); Sal 148,1; Mt 17,22-27 ("El hijo del hombre va a ser entregado… resucitará")

Contemplación, vivencia, misión: Jesús se insertó en nuestra historia para correr nuestra misma suerte. A él le tocaron marginaciones y humillaciones, además del gozo sencillo de la vida ordinaria. Pero siempre lo vivió todo con la esperanza de resucitar, también en nombre nuestro. La vida tiene sus sorpresas, que, a veces, son verdaderos sustos; pero, gracias a Jesús resucitado que nos acompaña, siempre se puede entrever un "rumor de alas", es decir, los santos (también nuestros seres queridos) que nos precedieron y los ángeles que nos acompañan.

* En el día a día con la Madre de Jesús: La luz y la serenidad proceden de una mirada a Cristo crucificado y resucitado: "Con tan buen amigo presente, todo se puede sufrir". "Estar de pie" (Jn 19,25), compartiendo su cruz y resurrección, se convierte en fecundidad materna.