De Corazón a corazón: 1Jn 3,7-10 ("El que ha nacido de Dios no peca, porque la semilla de Dios permanece en él"); Jn 1,35-42 ("¿Dónde vives?... Venid y lo veréis… Permanecieron con él")

Contemplación, vivencia, misión: El verdadero encuentro con Cristo ya no se puede olvidar jamás. Se le encuentra cuando no se tienen prisas en el corazón y cuando se vive la realidad como servicio de donación. Propiamente es el mismo Cristo que se hace encontradizo, escondido en la realidad cotidiana. Ya no se puede prescindir de él ni se puede dudar de su amor. Tempestades las habrá siempre, también sin lógica ni sentido aparente. Pero sentiremos la mano de Cristo presente que nos aprieta la nuestra, si escuchamos su palabra y le acompañamos en la Eucaristía.

En el día a día, con la Madre de Jesús (y AÑO DE LA FE): Estamos invitados a imitar la fe de "los pastores, que fueron aprisa y vieron al Hijo de Dios, y lo trajeron metido espiritualmente en sus entrañas" (S. Juan de Ávila, Sermón 55). La mirada de María les contagió de amor a Cristo.
Para el AÑO DE LA FE ver también en Espiritualidad (Vocabulario) o en "Categorías" (lado izquierdo del blog)