EVANGELIO DEL DÍA

domingo, 14 de noviembre de 2010

«Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte»

EVANGELIO DEL DÍA: 15/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Lunes de la XXXIIIa Semana del Tiempo Ordinario
Apocalipsis 1,1-4.2,1-5.
Revelación de Jesucristo, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. El envió a su Angel para transmitírsela a su servidor Juan.
Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo.
Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca.
Yo, Juan, escribo a las siete Iglesias de Asia. Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que vendrá, y de los siete Espíritus que están delante de su trono,
Escribe al Angel de la Iglesia de Efeso: "El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma:
"Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos.
Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer.
Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo.
Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente.

Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento.
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal.

Evangelio según San Lucas 18,35-43.
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.
El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!".
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez".
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado".
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios. 
Lc 18,35-43
Leer el comentario del Evangelio por 
San José María Escrivá de Balaguer (1902-1975), presbítero, fundador.
Homilía en «Amigos de Dios»
«Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte»
     Al oír el gran ruido de la gente, el ciego preguntó: «¿Qué es lo que pasa?» Le contestaron: «Es que pasa Jesús de Nazaret». Inmediatamente su alma se llenó de una fe tan viva en Cristo que su puso a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». ¿Tú, que estás sentado al borde del camino de la vida, tan corta como es, no deseas también tú gritar? A ti que te falta luz, que tienes necesidad de nuevas gracias para decidirte ir en busca de la santidad, ¿no sientes en tu corazón una necesidad irresistible de gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»? ¡Una bella, corta y fervorosa oración para repetir a menudo!

     Os aconsejo meditar lentamente los instantes que preceden a este milagro a fin de gravar en vuestro espíritu esta idea tan clara: ¡qué diferencia entre el Corazón misericordioso de Jesús y nuestros pobres corazones! Este pensamiento os ayudará siempre, y más particularmente en la hora de la prueba, de la tentación, en la hora en que es preciso responder generosamente a las humildes exigencias de la vida cotidiana, en la hora del heroísmo. Porque «los que iban delante regañaban a este ciego para que se callara». También tú, cuando has sentido que Jesús pasaba cerca de ti, tu corazón ha latido más fuerte y te has puesto a gritar, preso de una agitación profunda. Pero entonces, tus amigos, tus costumbres, tu confort, tu ambiente te han aconsejado que te callaras, que no gritaras, diciéndote: «¿Por qué llamas a Jesús? ¡No le molestes!»

     Pero este desdichado ciego no les escucha. Grita todavía con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». El Señor, que lo había escuchado desde el comienzo, le deja que persevere en su oración. Eso sirve igualmente para ti. Jesús percibe instantáneamente la llamada de nuestra alma, pero espera. Quiere que estemos del todo convencidos de la absoluta necesidad que tenemos de él. Quiere que le supliquemos, obstinadamente, como este ciego del borde del camino. Como dice san Juan Crisóstomo: «Imitémosle. Incluso si Dios no nos concede al instante lo que le pedimos, incluso aunque la multitud intente alejarnos de nuestra oración, no dejemos de implorarle».


lunes 15 Noviembre 2010

San Alberto Magno



  San Alberto Magno 
Durante los años 1245 a 1248, un dominico bávaro que había cursado sus estudios en Padua, el Maestro Alberto de Lavingen, enseñaba en París en el Monte de Santa Genoveva, siendo el más entusiasta de sus seguidores un joven Hermano de su propia Orden, Tomás de Aquino, nacido al pie de Monte Casino.

El espíritu universal de Alberto franqueaba a la juventud estudiantil, llegada de todos los países, un mundo nuevo: el de la física de Aristóteles, ilustrada por sus intérpretes judíos y árabes. El profesor parisino pasaría después a Colonia, a donde le siguió Tomás.

Más tarde se le acumularon los cargos. Siendo Provincial de Teutonia (1254), entró en discusión, junto al franciscano Buenaventura, para la defensa del derecho de las Ordenes Mendicantes a enseñar en las Universidades.

En 1260, fue designado como obispo de Ratisbona, pero al cabo de dos años se desligó de un cargo para el que no se sentía capacitado. Volvió a sus estudios, residiendo sucesivamente en Wurzburgo, Estrasburgo y Colonia. Moriría en esta última ciudad en 1280. Se cree que contaba por entonces setenta y cuatro años.

San Alberto Magno supo «conciliar sabiduría humana y fe divina», tanto en la investigación como en la enseñanza. Por eso sigue siendo un maestro para cuantos quieran aprender «por medio del progreso de las ciencias» a «conocer mejor al Señor y amarle más»




nota 

El Misterio de la Eucaristía es demasiado grande "para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal".

Quien actúa contra esto, cediendo a sus propias inspiraciones, aunque sea sacerdote, atenta contra la unidad substancial del Rito romano, que se debe cuidar con decisión, y realiza acciones que de ningún modo corresponden con el hambre y la sed del Dios vivo, que el pueblo de nuestros tiempos experimenta, ni a un auténtico celo pastoral, ni sirve a la adecuada renovación litúrgica, sino que más bien defrauda el patrimonio y la herencia de los fieles.

Los actos arbitrarios no benefician la verdadera renovación, sino que lesionan el verdadero derecho de los fieles a la acción litúrgica, que es expresión de la vida de la Iglesia, según su tradición y disciplina.

Además, introducen en la misma celebración de la Eucaristía elementos de discordia y la deforman, cuando ella tiende, por su propia naturaleza y de forma eminente, a significar y realizar admirablemente la comunión con la vida divina y la unidad del pueblo de Dios.

Redemptoris Sacramentum, n. 11

"The people walking in front rebuked him, telling him to be silent, but he kept calling out all the more"

DAILY GOSPEL: 15/11/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Monday of the Thirty-third week in Ordinary Time


Book of Revelation 1:1-4.2:1-5.
The revelation of Jesus Christ, which God gave to him, to show his servants what must happen soon. He made it known by sending his angel to his servant John,
who gives witness to the word of God and to the testimony of Jesus Christ by reporting what he saw.
Blessed is the one who reads aloud and blessed are those who listen to this prophetic message and heed what is written in it, for the appointed time is near.
John, to the seven churches in Asia: grace to you and peace from him who is and who was and who is to come, and from the seven spirits before his throne,
"To the angel of the church in Ephesus, write this: " 'The one who holds the seven stars in his right hand and walks in the midst of the seven gold lampstands says this:
"I know your works, your labor, and your endurance, and that you cannot tolerate the wicked; you have tested those who call themselves apostles but are not, and discovered that they are impostors.
Moreover, you have endurance and have suffered for my name, and you have not grown weary.
Yet I hold this against you: you have lost the love you had at first.
Realize how far you have fallen. Repent, and do the works you did at first. Otherwise, I will come to you and remove your lampstand from its place, unless you repent.

Psalms 1:1-2.3.4.6.
Happy those who do not follow the counsel of the wicked, Nor go the way of sinners, nor sit in company with scoffers.
Rather, the law of the LORD is their joy; God's law they study day and night.
They are like a tree planted near streams of water, that yields its fruit in season; Its leaves never wither; whatever they do prospers.
But not the wicked! They are like chaff driven by the wind.
The LORD watches over the way of the just, but the way of the wicked leads to ruin.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 18:35-43.
Now as he approached Jericho a blind man was sitting by the roadside begging,
and hearing a crowd going by, he inquired what was happening.
They told him, "Jesus of Nazareth is passing by."
He shouted, "Jesus, Son of David, have pity on me!"
The people walking in front rebuked him, telling him to be silent, but he kept calling out all the more, "Son of David, have pity on me!"
Then Jesus stopped and ordered that he be brought to him; and when he came near, Jesus asked him,
What do you want me to do for you? He replied, "Lord, please let me see."
Jesus told him, "Have sight; your faith has saved you."
He immediately received his sight and followed him, giving glory to God. When they saw this, all the people gave praise to God.
Lc 18,35-43
Commentary of the day 
Saint José Maria Escriva de Balaguer (1902-1975), priest, founder
Homily in Amigos de Dios
"The people walking in front rebuked him, telling him to be silent, but he kept calling out all the more"
When he heard the noise being made by the crowd, the blind man asked what was happening. Someone replied: 'It's Jesus of Nazareth!' His soul was immediately fired with such intense faith in Christ that he started to shout: «Jesus, son of David, have pity on me!» And you who have come to a standstill by the roadside of life, short as it is, wouldn't you, too, like to shout aloud? You who are lacking in lights, who stand in need of new graces if you are to commit yourself to seeking holiness. Don't you feel a pressing need to shout: «Jesus, son of David, have pity on me»? It's a wonderful prayer, brief and full of fervor, to be repeated frequently!

I advise you to take time to meditate slowly over the moments preceding this miracle so as to engrave deeply on your mind this clear thought: what a difference there is between the merciful Heart of Jesus and our own, poor hearts! This is a thought that will always assist you, especially in times of trial or temptation, at times, too, when you must respond generously to the humble demands of daily life, at times of heroism. For «many rebuked that blind man to make him be quiet.» And you, too, when you became aware that Jesus was passing close by you, your heart beat fast and you began to shout out in the grip of a profound agitation. But then your friends, your habits, your comforts, your environment advised you to be silent, not to shout: «Why call Jesus? Don't disturb him!»

As for that unfortunate blind man, he paid no attention. To the contrary, he cried out all the more: «Son of David, have pity on me!» And the Lord, who had heard him to begin with, left him to persevere in his prayer. So it is with you. Jesus is instantly aware of our soul's cry, but he waits. He wants us to be completely convinced of our need of him. He wants us to beseech him persistently like that blind man by the roadside. As Saint John Chrysostom says: «Imitate him. Even if God doesn't grant what we ask of him for the moment, even if the crowd tries to turn us away from our prayer, don't stop begging.»


Monday, 15 November 2010

St. Albert the Great, Bishop and Doctor of the Church (c. 1200-1280)



SAINT ALBERT the GREAT
Bishop and Doctor of Church
(c. 1200-1280)
        Albert, called the Great, because of his extraordinary learning, was born at Lauingen on the Danube in Swabia, and was carefully educated from boyhood. To pursue higher studies, he left his native land and went to Padua.
        At the urging of the blessed Jordan, Master General of the Order of Preachers, and against the futile opposition of his uncle, he sought admission into the family of Dominic. After being elected to membership among the brethren, he was conspicuous for his piety and for his strict observance of the rule.
         He had the greatest love for the Blessed Virgin Mary and burned with zeal for souls. He was sent to complete his studies at Cologne. Afterward he was appointed professor at Hildesheim, Fribourg, Ratisbon and Strasbourg, successively.
        In the chair at Paris, he gained great fame. Among his beloved pupils was Thomas Aquinas and he was the first to recognize and acclaim the greatness of that intellect. At Anagni, in the presence of the Supreme Pontiff Alexander IV, he refuted that William who had impiously attacked the mendicant Orders. He was later appointed Bishop of Ratisbon.
        In giving counsel and in settling disputes, he bore himself so admirably that he earned the title of Peacemaker. He wrote many things on almost every branch of learning, especially on sacred subjects, and composed some magnificent works upon the Sacrament of the Altar.
        Most famous for virtue and miracles, he fell asleep in the Lord in the year 1280.
        As, by the authority of the Roman Pontiffs, he had been venerated for a long time in many diocese and in the Order of Preachers, Pope Pius XI, gladly acceded to the wish of the Congregation of Sacred Rites and, adding the title of Doctor, extended his feast to the universal Church. Pius XII constituted him the heavenly patron with God of all students of the natural sciences.

La venida de Cristo

EVANGELIO DEL DÍA: 14/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario


Libro de Malaquías 3,19-20.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.

Salmo 98(97),5-6.7-8.9.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey.
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.

Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,7-12.
Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes,
y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes.
Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma.
Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo.
A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.

Evangelio según San Lucas 21,5-19.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas. 
 Lc 21,5-19
Leer el comentario del Evangelio por 
San Ambrosio (hacia 340-397). Obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, X, 6-8
La venida de Cristo
     «No quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Estas palabras eran verdaderas referidas al Templo construido por Salomón..., porque todo lo que construyen nuestras manos perece por usura o por deterioro, es convertido en ruinas por la violencia o destruido por el fuego... Pero existe en cada uno de nosotros un templo que sólo se destruye si se derrumba la fe, y particularmente si, en nombre de Cristo, se busca erróneamente refugiarse en las certezas interiores. Posiblemente sea esta  interpretación la más útil para nosotros. En efecto, ¿de qué me sirve saber cuando será el día del juicio? ¿De qué me sirve, siendo consciente de tanto pecado, saber que el Señor vendrá un día, si no vuelve a mi alma, si no vuelve a mi espíritu, si Cristo no vive en mí, si Cristo no habla por mí? Es a mí que Cristo debe venir, es en mí que ha de tener lugar su venida.

     Ahora bien, la segunda venida del Señor será al fin del mundo, cuando podamos decir: «Para mí el mundo está crucificado y yo para el mundo» (Ga 6,14)... Para quien el mundo está muerto, Cristo es eterno; para él el templo es espiritual, la Ley es espiritual, la misma Pascua es espiritual... Para él, pues, es real la presencia de la sabiduría, la presencia de la virtud y de la justicia, la presencia de la redención, porque Cristo murió, por los pecados del pueblo, una sola vez pero con la finalidad de rescatar cada día los pecados del pueblo.

                    

domingo 14 Noviembre 2010

San Serapión



San Serapión


1178-1240
Este es un santo poco conocido cuya vida, según la refiere el padre Ribadeneira, debió de ser una de las más azarosas de su tiempo. Una vida con dos partes igualmente activas pero muy distintas: una bélica y otra de compasión servicial.


Se le supone inglés, quizá nacido en Londres, hijo de un noble de Escocia que era pariente de los reyes, y en unión de su padre participó en 1190 en la tercera cruzada que dirigía Ricardo I Corazón de León, distinguiéndose en las batallas contra el sultán Saladino.


Más tarde estuvo al servicio de Alfonso VIII de Castilla y volvió a guerrear en Tierra Santa. Quizá su experiencia de soldado le hizo ver que debía combatir en otros frentes, y después de regresar a España, tomó el hábito de la Merced en Barcelona y se convirtió en uno de los frailes más fieles de San Pedro Nolasco.


No se había hecho religioso para vivir tranquilo: acompaña al rey don Jaime en la conquista de Mallorca, vuelve a la Gran Bretaña, cae en manos de unos piratas que le azotan hasta creerle muerto, corre gravísimos peligros en Escocia, y, de nuevo en España, se dedica con tanto ardor a la redención de cautivos que parece milagroso que salga con bien de sus empresas. Muere mártir en Argel, después de largas torturas en una cruz aspada.


¡Qué vértigo de guerras, viajes, aventuras y misericordia el del inglés Serapión, servidor de reyes primero, de humildes frailes (como su amigo san Ramón Nonato) y de pobres cautivos después! Infatigable en la violencia por la fe hasta que se hace víctima al servicio de los que no necesitan la fuerza, sino el suficiente amor para morir por ellos.



Oremos


Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Serapión para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos  hoy el día de su victoria, con su protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.