De Corazón a corazón: Ez 47,1-9.12 ("Donde penetra esta agua lo sanea todo… Esta agua viene del santuario"); Jn 5,1-16 ("¿Quieres curarte?... No tengo nadie… Levántate")

Contemplación, vivencia, misión: Nuestro bautismo es un proceso continuo de recibir y beber el "agua viva" prometida por Jesús, como participación en su misma vida divina. Estamos llamados a compartirla con los demás. La cercanía de Jesús a cada ser humano es peculiar e inédita; todos y cada uno formamos parte de su misma historia. Nos lleva en su corazón y nos quiere sanar, pero quiere nuestra colaboración. Lo primero es reconocer nuestra realidad quebradiza y luego, siguiendo su invitación, intentar dar un paso, aunque sea sólo uno, aquí y ahora. Es fácil si nos damos cuenta que la iniciativa es del mismo Cristo.

*En el día a día con la Madre de Jesús: Para el milagro de Caná fue necesario que "alguien" (la Madre de Jesús) captara la necesidad, la presentara al Señor e invitara a los demás a colaborar escuchando su palabra.

AÑO DE LA FE: "María es dichosa porque tiene fe, porque ha creído, y en esta fe ha acogido en el propio seno al Verbo de Dios para entregarlo al mundo" (Benedicto XVI, VDo 124). La oración en nuestro Cenáculo por la elección del nuevo Papa, es de serenidad, como petición humilde y de confianza filial...