De Corazón a corazón: Is 29,17-24 ("Verán los ojos de los ciegos… Los pobres volverán a alegrarse en el Señor"); Mt 9,27-31 ("Le siguieron dos ciegos gritando: «Ten piedad de nosotros»")

Contemplación, vivencia, misión: No hay problema humano que no pueda ser iluminado por Jesús. El verdadero problema consiste en decidirse a abrir humildemente el corazón a su luz. No existe una alegría mayor que la de abrir todos los días nuestra puerta al Señor que viene. Su luz es para todos sin excepción. Jesús lleva a cumplimiento las esperanzas mesiánicas. Para él, cada persona es irrepetible, como una fibra de su Corazón ("una oveja" = es como toda la humanidad, cargada sobre los hombros que llevarán la cruz).

*En el día a día, hacia la Navidad con la Madre de Jesús: Cuando María, llevando en su seno a Jesús, proclamó "Dios ha hecho obras grandes en mí", estábamos todos incluidos en ella por ser nuestra Madre.
AÑO DE LA FE: Jesús acompaña siempre a sus amigos y apóstoles: "Cristo Jesús está presente ahora en la historia, en su cuerpo que es la Iglesia; por eso, nuestro acto de fe es al mismo tiempo un acto personal y eclesial" (Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 25).