De Corazón a corazón: Am 8,4-6.9-12 ("Escuchad los que pisoteáis al indigente"); Sal 119,2; Mt 9,9-13 ("No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores")

Contemplación, vivencia, misión: La predilección de Jesús por los pobres y los enfermos no es exclusivista; todos tenemos un puesto reservado en su Corazón. El ser humano sólo queda destruido cuando margina o rechaza al hermano necesitado. Jesús asume la historia de cada uno y la hace suya. Para él no hay "estropajos", sino pedazos de sus entrañas. Jesús llamó al publicano Mateo y al perseguidor Saulo, para transformarlos en sus íntimos amigos, por encima de las críticas del momento. Para Jesús, la tolerancia cero es sólo respecto al pecado, no al pecador.

* En el día a día con la Madre de Jesús: Lo más característico del cristianismo es el perdón y la misericordia: todo ser humano es recuperable, porque ha sido "redimido" con la "sangre" de Cristo, quien dio "su vida" por todos. Jesús describe al padre del hijo pródigo, conmoviéndose con "ternura de madre" (Lc 15,20); es la "misericordia" que puso en el Corazón de María.