EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 18 de diciembre de 2010

«Le pondrás por nombre Jesús (es decir: 'el Señor salva')»

EVANGELIO DEL DÍA: 19/12/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


IV Domingo de Adviento


Libro de Isaías 7,10-14.
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
"Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas".
Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor".
Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.

Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.

Carta de San Pablo a los Romanos 1,1-7.
Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios,
que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras,
acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne,
y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador. por su resurrección de entre los muertos.
Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos,
entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por Jesucristo.
A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Evangelio según San Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, 
Mt 1,18-24
Leer el comentario del Evangelio por 
San Beda el Venerable (hacia 673-735), monje, doctor de la Iglesia
Homilía para la Vigilia de Navidad, 5; CCL 122, 32-36
«Le pondrás por nombre Jesús (es decir: 'el Señor salva')»
     «Mirad, dice el profeta Isaías, la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel (que significa: Dios-con-nosotros)» 7,14). El nombre de Salvador «Dios-con-nosotros», dado por el profeta significa las dos naturalezas de su única persona. En efecto, el que es de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, es el mismo que es el Emmanuel al final de los tiempos, es decir Dios-con-nosotros. Vino al seno de su madre porque se dignó aceptar la fragilidad de nuestra naturaleza en la unidad de su persona cuando «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Es decir, comenzó de manera admirable a ser lo que nosotros somos, sin dejar de ser lo que era, asumiendo nuestra naturaleza de manera que no perdiera lo que era en sí mismo...

     «María dio a luz a su hijo primogénito... y le puso por nombre Jesús» (Lc 2,7.21). Así pues, el nombre de Jesús es el del hijo nacido de la Virgen y que, según la explicación del ángel, significa que él salvará a su pueblo de sus pecados... Evidentemente que es también él quien salvará de la destrucción del alma y del cuerpo, las secuelas del pecado.

     En cuanto al nombre de Cristo es el título de una dignidad sacerdotal y real. Porque en la Ley antigua, a los sacerdotes y reyes se les llamaba cristos a causa de la crismación. Esta unción con aceite santo prefiguraba
aquel que, al venir al mundo como verdadero rey y sacerdote «ha sido ungido con aceite de júbilo entre todos sus compañeros» (sl 44,8). Por esta unción o crismación, a Cristo en persona y a los que participan de la misma unción, es decir, de la gracia espiritual, se les llama 'cristianos'. Por el hecho de ser el Salvador, Cristo puede salvarnos de nuestros pecados; por el hecho de ser sacerdote, nos puede reconciliar con Dios Padre; por el hecho de ser rey, se digna darnos el Reino eterno de su Padre.

                    

domingo 19 Diciembre 2010

San Anastasio I



Atanasio significa: Inmortal.
Es el arzobispo que fue desterrado cinco veces por defender la  religión. En la misa de su fiesta se lee el evangelio que trae esta recomendación de Jesús: "Cuando los destierren de una ciudad, váyanse a otra. Les aseguro que no se acabarán las ciudades de su país antes de que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no  es más que su maestro. Si a Mí me han perseguido, también a Uds. los perseguirán".
San Atanasio nació en Alejandría, Egipto, hacia el año  297. Siendo todavía un niño en el año 311, presenció el martirio de su obispo Pedro de  Alejandría y de otros cristiano, muertos en la persecución que hicieron los paganos. Luego supo con alegría que el año 313 el emperador Constantino declaraba la libertad   religiosa para los cristianos, y se acababa la persecución.
De joven conoció al gran penitente San Antonio Abad  y la amistad con tan famosos santo le         fue de inmenso provecho durante toda su vida.
Con grandes cualidades para la oratoria y una brillante inteligencia, se dedicó a prepararse para el sacerdocio, y siendo diácono fue escogido  como secretario de Alejandro, arzobispo de Alejandría. En esta joven edad de 23 años escribió su primero libro acerca de la Encarnación de Jesucristo.
Por aquél tiempo apareció en Alejandría un hereje llamado Arrio, que enseñaba que Jesucristo no era Dios. (Si Jesucristo no fuera Dios, nuestra religión sería vana, pues estaríamos adorando a un hombre. Y un hombre no le resuelve los problemas a nade. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre).
Atanasio de dedicó a combatir al hereje Arrio y obtuvo que  su arzobispo reuniera a los obispos de la nación y a muchos sacerdotes y en un Concilio Nacional condenaron a Arrio y le prohibieron enseñar sus errores.
Pero Arrio era un hombre terrible y se dedicó a propagar  su herejía por países, y muchos que deseaban vivir una vida más fácil y que sabían  que si Cristo no era Dios no había entonces porqué obedecerle ni seguir sus leyes, se  dedicaron a propagar su dañosa herejía. Entonces se reunieron los obispos del mundo, en el Primer Concilio, el Concilio de Nicea, el año 325, y condenaron a Arrio y decretaron que debía ser derrotado. San Atanasio asistió a ese Concilio como Secretario de su obispo Alejandro y fue su consejero en las discusiones.
Y sucedió que Eusebio de Nicomedia, un hombre muy influyente en el gobierno, convenció al emperador Constantino de que Arrio debía ser  admitido otra vez en la Iglesia Católica. Constantino escribió a San Atanasio pidiéndole que admitiera al hereje, y el santo le respondió que jamás podía él aceptar como católico a quien se atrevía a negar que Jesucristo es Dios. Y entonces el  emperador desterró a Atanasio, hacia Tréveris, ciudad de Alemania. Allá estuvo dos años desterrado, e hizo muy buena amistad con San Maximino el obispo de esa ciudad.
Al morir Constantino, su sucesor dio permiso para que  volvieran a sus ciudades los que estaban desterrados, y Atanasio volvió a Alejandría,  siendo recibido por el pueblo con grandes demostraciones de alegría. Pero los arrianos y  otros enemigos de la verdadera religión le inventaron muchas calumnias y eligieron a un  falso arzobispo e hicieron que Atanasio tuviera que irse de la nación por ocho años. Se  fue a Roma y allá el Sumo Pontífice se declaró a su favor. (Una de las calumnias que le inventaban era que él había matado a un obispo, y presentaban el brazo cortado del tal obispo. San Atanasio supo dónde tenían escondido al obispo aquel y se fue y se lo trajo y cuando ya lo iban a condenar por ese homicidio les presentó al tal muerto, bien vivo y  muy lleno de salud y con ambos brazos).
El emperador Cosntante, que era arriano, expulsó a la  fuerza otra vez a Atanasio, porque defendía que Cristo sí es Dios. Y el santo tuvo que  estarse escondido seis años entre los monjes del desierto. En estos años escribió sus mejores obras y llegó a una gran santidad.
Al morir Constante, volvió Atanasio a Alejandría, pero poco después subió al trono un apóstata, renegado, llamado Juliano y lo desterró también. (Cuando la policía de Juliano lo iba persiguiendo por el Río Nilo, el santo que iba disfrazado de campesino hizo devolver su embarcación, y al encontrarse con los perseguidores, éstos le preguntaron: "¿Ha pasado por aquí Atanasio? ¿Estará muy lejos?". Y él les respondió: "Sí, pasó hace poco rato y no está lejos". Los otros siguieron río arriba, y no lograron reconocerlo). Al morir Juliano, ya pudo volver el obispo otra vez a Alejandría.
Y llegó un nuevo emperador, Valente, el cual decretó otra vez que Atanasio debía ser desterrado. El santo se refugió en una casa de las afueras de la ciudad, cerca del sepulcro de su padre, y allí estuvo escondido por cuatro meses, durante los cuales escribió una biografía que se ha hecho famosa: La Vida de San Antonio  Abad. Pero luego el emperador, por miedo a que en Alejandría estallara alguna revolución, porque los católicos estaban cansados de tanto ver perseguir a su arzobispo, decretó que podía volver otra vez a la ciudad. Y en los últimos siete años ya nadie lo  volvió a desterrar. Había estado desterrado por 17 años, en sus 5 destierros.
San Atanasio fue el obispo más famoso de su siglo. Tuvo que vivir en una época sumamente difícil y combatir a enemigos muy peligrosos y  traicioneros que pretendían quitarle a la religión católica una verdad fundamental que es la que enseña que Jesucristo sí es Dios. En sus 45 años de sacerdocio no dejó nunca  de predicar en favor de Jesucristo. Por eso se dice que después de los apóstoles en la antigüedad quizá ninguno contribuyó más que Atanasio a hacer amar a Jesucristo.
Dice un obispo de su tiempo: "Cuando murió el obispo  Alejandro, el pueblo se reunió en el templo durante tres días y gritaba que deseaba por obispo a Atanasio porque les parecía el más santo de los candidatos a obispo". Es que ya desde joven tenía fama de ser santo. Su vida fue un calvario: cinco reyes lo desterraron, pero jamás ninguno logró conseguir que dejara de proclamar que Cristo sí es Dios y que la divinidad de Jesús es la razón de nuestra esperanza.
Atanasio fue el campeón de la libertad de la iglesia  frente a los poderes civiles que pretendían meterse en lo religioso que a ellos no les pertenece. Tenía temple de luchador, y se enfrentaba sin miedo a cuantos trataban de  negar las verdades de la religión católica. Pero a la vez cumplía lo que decía Jesús: "Sean prudentes como serpientes", y cuando veía que sus adversarios le tenían  trampas preparadas, huía muy a tiempo antes de caer en sus garras. Algunas de sus fugas  fueron espectaculares. Cuando ya los enemigos se imaginaban que caería en sus garras, él  aparecía en otros sitios muy distantes escribiendo y hablando en favor de Cristo y previniendo a los creyentes para que no se dejaran engañar de los herejes.
Hablaba un lenguaje totalmente claro y franco y no iba con rodeos cuando había que defender la verdadera fe. Al pan lo llamaba pan y al vino, vino, gustara o no gustara a los enemigos de la religión.
Cuando Dios le señala a una persona un oficio muy especial en su Iglesia le concede una personalidad apropiada para el oficio que va a tener que desempeñar. A Atanasio le concedió un temperamento heroico y a la vez le fue alimentando su gran personalidad permitiéndole que en cada destierro lograr ir al desierto o a otros sitios alejados a meditar, a rezar, a estudiar y a prepararse para sus futuros combates.
De uno de sus perseguidores, Juliano el apóstata, se dice que le preguntó por burla a un carpintero católico: "¿Qué está haciendo en el cielo su jefe el Carpintero de Nazareth?". Y que el creyente le respondió: "Está fabricando ataúdes para los que se oponen a su santa religión". Y se cuenta también que Juliano al morir atravesado en una batalla, se arrancó la flecha que lo hería y murió mirando al cielo y diciendo: "Venciste Galileo". En cambio San Atanasio al terminar su existencia pudo exclamar gozoso: mi vida fue un calvario. Me persiguieron pero no pudieron conmigo. Te acompañé en esta vida en tu Pasión Dolorosa, ahora espero acompañarte en tu gloria en la Vida Eterna.
Murió el 2 de mayo del año 373, a los 76 años.
Que el Señor nos conceda muchos Atanasios valeroso y santos que sepan defender nuestra santa religión.






Dijo Jesús: "A quien se declare a mi favor ante la gente de este mundo, yo me declararé a su favor ante mi Padre Celestial y sus ángeles".



"You shall name him Emmanuel, which means "God is with us."

DAILY GOSPEL: 19/12/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68

Fourth Sunday of Advent
Book of Isaiah 7:10-14.
The LORD spoke to Ahaz, saying:
Ask for a sign from the LORD, your God; let it be deep as the nether world, or high as the sky!
But Ahaz answered, "I will not ask! I will not tempt the LORD!"
Then he said: Listen, O house of David! Is it not enough for you to weary men, must you also weary my God?
Therefore the Lord himself will give you this sign: the virgin shall be with child, and bear a son, and shall name him Immanuel.

Psalms 24(23):1-2.3-4.5-6.
A psalm of David. The earth is the LORD'S and all it holds, the world and those who live there.
For God founded it on the seas, established it over the rivers.
Who may go up the mountain of the LORD? Who can stand in his holy place?
"The clean of hand and pure of heart, who are not devoted to idols, who have not sworn falsely.
They will receive blessings from the LORD, and justice from their saving God.
Such are the people that love the LORD, that seek the face of the God of Jacob." Selah

Letter to the Romans 1:1-7.
Paul, a slave of Christ Jesus, called to be an apostle and set apart for the gospel of God,
which he promised previously through his prophets in the holy scriptures,
the gospel about his Son, descended from David according to the flesh,
but established as Son of God in power according to the spirit of holiness through resurrection from the dead, Jesus Christ our Lord.
Through him we have received the grace of apostleship, to bring about the obedience of faith, for the sake of his name, among all the Gentiles,
among whom are you also, who are called to belong to Jesus Christ;
to all the beloved of God in Rome, called to be holy. Grace to you and peace from God our Father and the Lord Jesus Christ.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Matthew 1:18-24.
Now this is how the birth of Jesus Christ came about. When his mother Mary was betrothed to Joseph, but before they lived together, she was found with child through the holy Spirit.
Joseph her husband, since he was a righteous man, yet unwilling to expose her to shame, decided to divorce her quietly.
Such was his intention when, behold, the angel of the Lord appeared to him in a dream and said, "Joseph, son of David, do not be afraid to take Mary your wife into your home. For it is through the holy Spirit that this child has been conceived in her.
She will bear a son and you are to name him Jesus, because he will save his people from their sins."
All this took place to fulfill what the Lord had said through the prophet:
Behold, the virgin shall be with child and bear a son, and they shall name him Emmanuel, which means "God is with us."
When Joseph awoke, he did as the angel of the Lord had commanded him and took his wife into his home.
Mt 1,18-24
Commentary of the day 
Saint Bede the Venerable (c.673-735), monk, Doctor of the Church
Sermons for Christmas Eve, 5 ; CCL 122, 32-36 (©Friends of Henry Ashworth)
"You shall name him Emmanuel, which means "God is with us."
«Behold,» says the prophet Isaiah, «a virgin will conceive and bear a son, and he will be called Emmanuel, a name which means God-with-us.» (7,14) The name 'God-with-us,' given to our Savior by the prophet, signifies that two natures are united in his one person. Before time began he was God, born of the Father, but in the fullness of time he became Emmanuel, God-with-us, in the womb of his mother, because when «the Word was made flesh and lived among us» (Jn 1,14) he deigned to unite our frail human nature to his own person. Without ceasing to be what he had always been, he began in a wonderful fashion to be what we are, assuming our nature in such a way that he did not lose his own...

And so, Scripture says: «Mary gave birth to her firstborn son... and she named him Jesus.» (Lc 2,7.21). Jesus, then, is the name of the Virgin's son. According to the angel's explanation, it means one who is to save his people from their sins. In doing so he will also deliver them from any defilement of mind and body they have incurred on account of their sins.

But the title "Christ" implies a priestly or royal dignity. In the Old Testament it was given to both priests and kings on account of the anointing with chrism or holy oil which they received. They prefigured the true king and high priest who, on coming into this world, «was anointed with the oil of gladness above all his peers» (Ps 45[44], 8). From this anointing or chrismation he received the name of Christ, and those who share in the anointing which he himself bestows, that is the grace of the Spirit, are called Christians. May Jesus Christ fulfill his saving task by saving us from our sins; may he discharge his priestly office by reconciling us to God the Father, and may he exercise his royal power by admitting us to his Father's kingdom,


Sunday, 19 December 2010

Bl. Urban V, Pope (1310-1370)



BLESSED URBAN V
Pope
(1310-1370)


        Born Guillame de Grimoard in 1310, Urban studied at Montpellier and Toulouse before becoming Benedictine at Marseilles. He earned a doctorate in law and became the abbot of the monasteries of St.-Germain in Auxerre and St.-Victor in Marseilles.

        Elected pope in 1362, he was the sixth pope to reside in Avignon instead of in Rome. The year after his election, he preached a crusade, which John II of France led but which was not much supported in Europe.

        In 1367, he returned to Rome but found that civil strife made the city unlivable. Ignoring the pleas of Petrarch and the prophecy of Bridget of Sweden, he returned to Avignon in 1372, where he died three months after he arrived.