De Corazón a corazón: Prov 30,5-9 ("Las palabras de Dios son acrisoladas"); Lc 9,1-6 ("Recorrían los pueblos anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes")

Contemplación, vivencia, misión: Cuando Dios habla (especialmente por la Escritura, pero también por la creación y la historia) deja entrever que no sólo comunica palabras o ideas, sino que es Él mismo, "alguien", que habla de corazón a corazón, mendigo o sediento de nuestro amor. La "verdad" y el "bien" se identifican con él. El mensaje evangélico que nos ha dejado Jesús sigue vivo por medio de sus discípulos y apóstoles. El mundo creado (y la historia) ya puede caminar, porque ha tenido origen en el corazón de Dios, cuyos latidos han dejado huella imborrable y eficaz.

*En el día a día con la Madre de Jesús: Sólo Cristo unifica, pacifica y sana el corazón, la familia y la sociedad. Pero ha querido necesitar de mensajeros que hablen con el testimonio de una vida transformada en su mismo amor. Así fue y sigue siendo su Madre y nuestra, "Reina de la paz".