EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 23 de octubre de 2010

«¡Oh Dios, ten compasión de este pecador!»


EVANGELIO DEL DÍA: 24/10/2010

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

XXX Domingo del Tiempo Ordinario

Libro de Eclesiástico 35,12-14.16-18. 
Porque el Señor es juez y no hace distinción de personas:
no se muestra parcial contra el pobre y escucha la súplica del oprimido;
no desoye la plegaria del huérfano, ni a la viuda, cuando expone su queja.
El que rinde el culto que agrada al Señor, es aceptado, y su plegaria llega hasta las nubes.
La súplica del humilde atraviesa las nubes y mientras no llega a su destino, él no se consuela:
no desiste hasta que el Altísimo interviene, para juzgar a los justos y hacerles justicia.

Salmo 34(33),2-3.17-18.19.23. 
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren.
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.

Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4,6-8.16-18. 
Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima:
he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe.
Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación.
Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta!
Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.

Evangelio según San Lucas 18,9-14.
Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".


Lc 18,9-14
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre la conversión, nº 2

«¡Oh Dios, ten compasión de este pecador!»

Un fariseo y un publicano subieron al templo a orar. El fariseo comenzó enumerando todas sus cualidades, proclamando: «¡Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos y adúlteros; ni como ese publicano!» ¡Miserable, te atreves a juzgar la tierra entera! ¿Por qué te atreves a desanimar a tu prójimo? ¿No te basta la tierra entera que tienes necesidad de condenar a ese pubicano? Has acusado a todos los hombres sin excepción: «No soy como los demás hombres... ni como ese publicano; ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo». ¡Cuánta suficiencia en estas palabras! ¡Maldito!...

El publicano había comprendido muy bien estas palabras. Hubiera podido corregirlo de esta manera: ¿Quién eres tú que te atreves a proferir semejantes difamaciones contra mí? ¿Qué sabes tú de mi vida? Jamás has vivido en mi entorno, tú no eres uno de mis íntimos. ¿Por qué manifiestas tanto orgullo? Por otra parte, ¿quién puede dar testimonio de la realidad de tus buenas acciones? ¿Por qué te empeñas en hacer tu propio elogio, qué es lo que te incita a ensalzarte de esta manera?» Pero no, no hizo nada de eso –sino todo lo contrario- se prosternó diciendo: «¡Oh Dios ten compasión de este pecador!» Y por haber dado pruebas de humildad, quedó justificado.

El fariseo se marchó del Templo sin recibir ninguna absolución, mas el publicano se marchó con el corazón renovado por haber reencontrado la justicia... Sin embargo, no es que allí hubiera mucha humildad, en la medida en que este término se usa cuando se humilla uno que es noble; ahora bien, en el caso del publicano, no se trataba de humildad, sino de simple verdad, porque lo que decía era verdad.




domingo 24 Octubre 2010

San Antonio María Claret




San Antonio María Claret


Pocas vidas sacerdotales han sido tan probadas como la de San Antonio María Claret. Nació en Sallent en 1807 y trabajó en un principio como tejedor, entrando más tarde en el seminario. Ordenado de sacerdote en 1835, no tardó en hallar su camino como predicador popular (1843).


Recorrería Cataluña durante cinco años, pasando más tarde a Canarias a causa de los odios suscitados contra él por su palabra sin contemplaciones. En 1849, reunió en torno a sí a algunos sacerdotes, fundando el Instituto misionero de los Hijos del Corazón Inmaculado de María. En 1850, el P. Claret era nombrado arzobispo de Santiago de Cuba. Había de consagrar seis años, al apostolado de la gran isla, que recorrió sin descanso, predicando, confirmando y fustigando los vicios y abusos económicos.


Nuevamente los odios, en especial por parte de los propietarios de esclavos, le asaltaron. Por quince veces se atentó contra su vida. En 1857, le correspondió una tarea inesperada: era elegido como confesor por la reina de España Isabel II, mujer de costumbres relajadas. Tomó él con toda seriedad su función de consejero espiritual de la corona, cosa que le valió nuevamente las peores calumnias.


Diez años más tarde la revolución expulsaba a los Borbones y Antonio Claret debió partir al destierro (1868). Pasó a residir en Francia, al principio en Pau, después en París y finalmente en la abadía de Fuentefría (Ande), donde murió en 1870 sin que el odio de sus enemigos dejara de acosarle.


Es el último confesor de reyes que hay en el santoral, el último confesor regio en una época en la que parece que no hay ya monarcas santos; y confesor además de una reina, la española Isabel II, que no se distinguió por su ejemplaridad. Toda una hazaña la de este catalán de aspecto campesino y aIgo tosco en cuya vida se ha cebado la calumnia.


Lo cual era inevitable. En pleno siglo XIX y en la turbulenta España isabelina, vivir en el centro de la corte aun sin querer hacer política era influir en la política nacional, al Padre Claret no se lo perdonaron, y la historia y la literatura siguen repletas de ataques de una tremenda malignidad, suponiéndole una especie de eminencia gris de la voluble y desbrujulada Isabel.


Su vida es mucho más rica que el período madrileño; empieza siendo un joven entregado al trabajo con un ardor singular, luego hay como una conversión, con dos intentos de entrar en órdenes tan dispares - cartujos y jesuitas que ya bastan para indicar que andaba lejos de su camino, hasta quedarse en cura de pueblo, que es donde da toda su medida de apóstol.


El arzobispado de Cuba es una ampliación gigantesca de su actividad en Viladrau, y por fin Madrid, la etapa que termina con el destierro y con su intervención, ya al borde de la muerte, en el concilio Vaticano I. Infatigable de actividad pastoral, fundador, catequista de la pluma, asiduo al confesionario, taumaturgo, vidente, es un impresionante santo muy próximo a nosotros en el tiempo.





Oremos


Dios nuestro, que infundiste en San Antonio María Claret una gran fortaleza y una admirable caridad para llevar à cabo la evangelización de los pueblos, concédenos, por su intercesión, que busquemos siempre tu reino en todo lo que hagamos y que nos dediquemos, con empeño, à ganar à nuestros hermanos para Cristo. Que vive y reina contigo.

"O God, be merciful to me a sinner"

DAILY GOSPEL: 24/10/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Thirtieth Sunday in Ordinary Time


Book of Sirach 35:12-14.16-18.
For he is a God of justice, who knows no favorites.
Though not unduly partial toward the weak, yet he hears the cry of the oppressed.
He is not deaf to the wail of the orphan, nor to the widow when she pours out her complaint;
He who serves God willingly is heard; his petition reaches the heavens.
The prayer of the lowly pierces the clouds; it does not rest till it reaches its goal,
Nor will it withdraw till the Most High responds, judges justly and affirms the right.

Psalms 34(33):2-3.17-18.19.23.
I will bless the LORD at all times; praise shall be always in my mouth.
My soul will glory in the LORD that the poor may hear and be glad.
The LORD'S face is against evildoers to wipe out their memory from the earth.
When the just cry out, the LORD hears and rescues them from all distress.
The LORD is close to the brokenhearted, saves those whose spirit is crushed.
The LORD redeems loyal servants; no one is condemned whose refuge is God.

Second Letter to Timothy 4:6-8.16-18.
For I am already being poured out like a libation, and the time of my departure is at hand.
I have competed well; I have finished the race; I have kept the faith.
From now on the crown of righteousness awaits me, which the Lord, the just judge, will award to me on that day, and not only to me, but to all who have longed for his appearance.
At my first defense no one appeared on my behalf, but everyone deserted me. May it not be held against them!
But the Lord stood by me and gave me strength, so that through me the proclamation might be completed and all the Gentiles might hear it. And I was rescued from the lion's mouth.
The Lord will rescue me from every evil threat and will bring me safe to his heavenly kingdom. To him be glory forever and ever. Amen.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 18:9-14.
Jesus addressed this parable to those who were convinced of their own righteousness and despised everyone else.
Two people went up to the temple area to pray; one was a Pharisee and the other was a tax collector.
The Pharisee took up his position and spoke this prayer to himself, 'O God, I thank you that I am not like the rest of humanity--greedy, dishonest, adulterous--or even like this tax collector.
I fast twice a week, and I pay tithes on my whole income.'
But the tax collector stood off at a distance and would not even raise his eyes to heaven but beat his breast and prayed, 'O God, be merciful to me a sinner.'
I tell you, the latter went home justified, not the former; for everyone who exalts himself will be humbled, and the one who humbles himself will be exalted." 
 Lc 18,9-14
Commentary of the day 
Saint John Chrysostom (c.345-407), priest at Antioch then Bishop of Constantinople, Doctor of the Church
Homilies on conversion, no.2 (cf. DDB 1978, p. 46)
"O God, be merciful to me a sinner"
       A Pharisee and a tax collector went up to the Temple to pray. The Pharisee began by enumerating all his virtues, declaring: «O God, I thank you that I am not like the rest of humanity – greedy, dishonest adulterous – or even like this tax collector!» Wretched man! Daring to cast judgement on the whole world! Why afflict your neighbour? Do you need to condemn this tax collector as well? Isn't the earth enough for you? You accuse everyone without exception: «I am not like the rest of humanity... or even like this tax collector; I fast twice a week, I pay tithes on my whole income.» What smugness lies in these words! What a miserable creature!...

       As for the tax collector, he had understood these words only too well and might have responded in kind: «Who are you, then, daring to make such unkind comments in my regard? How do you come to know anything about my life? You've never kept society with me, you're not one of my close friends, so why show such arrogance? Besides, who is able to bear witness to the genuineness of your good deeds? What makes you sing your own praises like this or who is encouraging you to glorify yourself in this way?» Yet he did none of these things – quite the opposite – he cast himself on the ground, saying: «God be merciful to me, a sinner!» And because he gave proof of his humility, he went away justified.

       The Pharisee left the Temple deprived of any kind of absolution, whereas the tax collector went away, his heart renewed by re-found righteousness... All the same, there was no question in this case of humility in the sense the term is used when someone of high rank lowers himself. In the case of the tax collector it was not a question of humility but of simple truth since what he said was true.


Sunday, 24 October 2010

St. Anthony Mary Claret, Archbishop (1807-1870)



SAINT ANTONY MARY CLARET
Claretian Archbishop and Founder
(1807-1870)
        St. Antony Claret was born in 1807 and ordained priest in 1835. He became a popular preacher. His uncompromising preaching raised hostility against him.
        In 1849 he founded a missionary institute of priests. He was appointed bishop of Santiago in Cuba in 1850 and spent six years of arduous pastoral work there. He antagonized the slave owners, and attempts were made on his life.
        In 1857 he was appointed confessor to Queen Isabella of Spain.
        In 1868, revolution caused him to go into exile in France, where he died in 1870.