De Corazón a corazón: Heb 10,32-39 ("No perdáis la confianza… mi justo vivirá de la fe"); Mc 4,26-34 ("El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra")

Contemplación, vivencia, misión: La fe, como adhesión personal a Cristo, fundamenta la confianza plena en él y transforma la vida en "donación". Santo Tomás decía: "ordo amoris", ordenar la vida según el amor. La vida es hermosa cuando se recibe la "semilla" del Reino en lo más profundo del corazón. A veces, sembramos y no vemos el fruto. Pero si se siembra evangelio, el fruto se dará; cuándo y cómo, no sabemos. La Palabra personal de Dios Amor (que es Jesús, el Verbo encarnado) crece en los corazones y en la historia, sin lógica y no siempre de modo constatable.

*En el día a día con la Madre de Jesús: La oración a Dios se concreta, como en María (cfr. Lc 2,19.51), en un "silencio lleno de (su) presencia adorada… un silencio que permita (a Dios) hablar, cuando quiera y como quiera, y a nosotros comprender esa palabra" (Juan Pablo II, OL 16).

AÑO DE LA FE: Lo pequeño y lo escondido (como la vida de Jesús en Nazaret o en el Calvario) es augurio de dones definitivos de Dios y señal de la omnipotencia de su amor. La vida donada se hace camino de fe y de esperanza gozosa con Jesús. Esta fe viva se aprende en el encuentro y relación íntima con él.