De Corazón a corazón: Hech 12,1-11 ("Pedro en la cárcel… la Iglesia oraba insistentemente por él"); Sal 34,2; 2Tm 4,6-8.17-18 (Pablo: "Estoy a punto de ser derramado en libación"); Mt 16,13-19 ("Tú eres el Cristo… Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia")

Contemplación, vivencia, misión: La consecuencia de seguir a Cristo es participar en su misma suerte de ser testigo del Amor con la propia vida donada. Acompañando a Cristo, se recibe el mismo premio de compartir la misma cruz, de camino hacia la glorificación. Hay una armonía de "comunión" entre todos los que de verdad creen en Jesús: Por el hecho de estar unidos a quien "preside la caridad universal", se experimenta gozosamente el formar parte de una misma familia de hermanos en Cristo, hijos del mismo Padre, con una misma fe y un mismo Espíritu de Amor.

* En el día a día con la Madre de Jesús: Santa Catalina de Siena llamaba al Papa: "El dulce Cristo de la tierra". Al apoyarnos vivencialmente en esta "piedra" (Pedro), tenemos la garantía de estar unidos a la "piedra angular" que es Cristo. Esta unidad de "comunión" se fraguó en oración "con María la Madre de Jesús" (Hech 1,14)

AÑO DE LA FE: "La Iglesia es el templo del Espíritu Santo… cada uno de nosotros, por el don del bautismo, es piedra viva… el cristiano debe vivir esta belleza de formar parte del Pueblo de Dios que es la Iglesia" (Papa Francisco, Audiencia 26 junio 2013)