De Corazón a corazón:  Is 6,1-8 ("Santo, Santo, Santo… Esto ha tocado tus labios… Aquí estoy, envíame"); Mt 10,24-33 ("No temáis… Ni un solo pájaro se cae en tierra sin que lo quiera vuestro Padre")

Contemplación, vivencia, misión: El Señor nos ama siempre más allá de sus dones, porque se nos quiere dar él mismo. Nuestro barro, gracias a su mirada de amor misericordioso, ya puede tener el reflejo de esta mirada divina. La misión de cada ser humano consiste en ser "gloria" o expresión de este amor para con todos. Todos somos "enviados" ("ángeles") del Amor. Las flores se marchitan y todas las cosas pasan. Pero el amor que Dios nos tiene y que se refleja en todos sus dones, nunca pasa.

* En el día a día con la Madre de Jesús: La Providencia amorosa de Dios sólo se capta quitando del corazón de todas las escorias y añadiduras inútiles. "Aquí estoy, envíame" (Isaías); "hágase en mí según tu palabra" (María).