De Corazón a corazón:  Is 66,10-14 ("Como uno a quien su madre le consuela, así yo os consolaré"); 1Jn 4,7-16 ("El amor es de Dios… Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él"); Mt 11, 25-30 ("Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños")

Contemplación, vivencia, misión: La misión apostólica (eclesial) es la misma de Jesús y es una actualización de su presencia activa. La vida del apóstol, como la de Jesús, es un "sí" al Padre en el amor del Espíritu Santo, como sencillez de vida donada, a modo de actitud filial o de "infancia" espiritual. El evangelio se "reencuentra" como Palabra de Dios recién salida de su corazón. La Iglesia se alegra cuando sus hijos viven en esta perspectiva de camino espiritual y misionero, como Santa Teresa de Lisieux: " Mi vocación es el amor… En el corazón de mi madre la Iglesia, yo seré el amor".

En el día a día con la Madre de Jesús: "¡Madre del Salvador! … Tu dulce Niño, Madre, quiere que seas tú el ejemplo vivo del alma que le busca a oscuras, en la noche de la fe... vivir contigo quiero, Madre amada... de tu inmenso corazón descubro los abismos de amor. Tu maternal mirada desvanece mis miedos"… (Poesía 44). Ver lunes semana 26 en Año Litúrgico Tiempo Ordinario.

SAN JUAN DE ÁVILA, NUEVO DOCTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL  (IIº) (Próximo 7 octubre 2012) En su ordenación sacerdotal (1526) distribuyó su cuantiosa herencia entre los pobres y se alistó como misionero con el primer obispo de Tlaxcala (México). Obligado a quedarse en Sevilla y en el sur de la península, se dedicó a la predicación, catequesis, fundación de Colegios y centros culturales (Universidad de Baeza), atención a los pobres, dirección espiritual de toda clase de personas, suscitando las vocaciones a todos los estados de vida.