EVANGELIO DEL DÍA

martes, 31 de agosto de 2010

He went to a deserted place"

DAILY GOSPEL: 01/09/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Wednesday of the Twenty-second week in Ordinary Time


First Letter to the Corinthians 3:1-9.
Brothers, I could not talk to you as spiritual people, but as fleshly people, as infants in Christ.
I fed you milk, not solid food, because you were unable to take it. Indeed, you are still not able, even now,
for you are still of the flesh. While there is jealousy and rivalry among you, are you not of the flesh, and behaving in an ordinary human way?
Whenever someone says, "I belong to Paul," and another, "I belong to Apollos," are you not merely human?
What is Apollos, after all, and what is Paul? Ministers through whom you became believers, just as the Lord assigned each one.
I planted, Apollos watered, but God caused the growth.
Therefore, neither the one who plants nor the one who waters is anything, but only God, who causes the growth.
The one who plants and the one who waters are equal, and each will receive wages in proportion to his labor.
For we are God's co-workers; you are God's field, God's building.

Psalms 33(32):12-13.14-15.20-21.
Happy the nation whose God is the LORD, the people chosen as his very own.
From heaven the LORD looks down and observes the whole human race,
Surveying from the royal throne all who dwell on earth.
The one who fashioned the hearts of them all knows all their works.
Our soul waits for the LORD, who is our help and shield.
For in God our hearts rejoice; in your holy name we trust.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 4:38-44.
After he left the synagogue, he entered the house of Simon. Simon's mother-in-law was afflicted with a severe fever, and they interceded with him about her.
He stood over her, rebuked the fever, and it left her. She got up immediately and waited on them.
At sunset, all who had people sick with various diseases brought them to him. He laid his hands on each of them and cured them.
And demons also came out from many, shouting, "You are the Son of God." But he rebuked them and did not allow them to speak because they knew that he was the Messiah.
At daybreak, Jesus left and went to a deserted place. The crowds went looking for him, and when they came to him, they tried to prevent him from leaving them.
But he said to them, "To the other towns also I must proclaim the good news of the kingdom of God, because for this purpose I have been sent."
And he was preaching in the synagogues of Judea.
Lc 4,38-44
Commentary of the day 
Joseph Cardinal Ratzinger [Pope Benedict XVI]
Retreat preached at the Vatican, 1983
He went to a deserted place"
         The desert is a place of silence and solitude where we stand apart from the events of everyday. There we escape from noise and superficiality. The desert is the place of the absolute, of freedom, where our deepest needs confront us. It is not by chance that the desert is where monotheism is born. In this sense it is the home of grace where, emptied of all our concerns, we meet our Creator.

Great things have their beginning in the desert, in silence and poverty. We ourselves could not know how to take part in the mission of the Gospel without entering into this desert experience with its nakedness and hunger. The blessed hunger of which our Lord speaks in the Sermon on the Mount (Mt 5,6) could not come to birth out of the sufficiency of the well fed.

Let us not forget, either, that Jesus' desert did not come to its term with the forty days following his baptism. His last and final desert would be that expressed in Psalm 22[21]: «My God, my God, why have you abandoned me?» It was from this desert that the waters of the life of the world would well up.


Wednesday, 01 September 2010

St. Giles of Castaneda, Abbot (640-720)



SAINT GILES
Abbot
(640-720)
        St. Giles, whose name has been held in great veneration for several ages in France and England, is said to have been an Athenian by birth, and of noble extraction. His extraordinary piety and learning drew the admiration of the world upon him in such a manner that it was impossible for him to enjoy in his own country that obscurity and retirement which was the chief object of his desires on earth.
        He therefore sailed to France, and chose a hermitage first in the open deserts near the mouth of the Rhone, afterward near the river Gard, and lastly in a forest in the diocese of Nismes. He passed many years in this close solitude, living on wild herbs or roots and water, and conversing only with God. We read in his life that he was for some time nourished with the milk of a hind in the forest, which, being pursued by hunters, fled for refuge to the Saint, who was thus discovered.
        The reputation of the sanctity of this holy hermit was much increased by many miracles which he wrought, and which rendered his name famous throughout all France. St. Giles was highly esteemed by the French king, but could not be prevailed upon to forsake his solitude. He, however, admitted several disciples, and settled excellent discipline in the monastery of which he was the founder, and which, in succeeding ages, became a flourishing abbey of the Benedictine Order.

«Salió a un lugar solitario»

EVANGELIO DEL DÍA: 01/09/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario


Carta I de San Pablo a los Corintios 3,1-9.
Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo.
Los alimenté con leche y no con alimento sólido, porque aún no podían tolerarlo, como tampoco ahora,
ya que siguen siendo carnales. Los celos y discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso, que todavía son carnales y se comportan de una manera puramente humana?
Cuando uno dice: "Yo soy de Pablo", y el otro: "Yo de Apolo", ¿acaso no están procediendo como lo haría cualquier hombre?
Después de todo, ¿quién es Apolo, quién es Pablo? Simples servidores, por medio de los cuales ustedes han creído, y cada uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor.
Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios.
Ni el que planta ni el que riega valen algo, sino Dios, que hace crecer.
No hay ninguna diferencia entre el que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario de acuerdo con el trabajo que haya realizado.
Porque nosotros somos cooperadores de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.

Salmo 33(32),12-13.14-15.20-21.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres;
él mira desde su trono a todos los habitantes de la tierra;
modela el corazón de cada uno y conoce a fondo todas sus acciones.
Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él: nosotros confiamos en su santo Nombre.

Evangelio según San Lucas 4,38-44.
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea. 
Lc 4,38-44
Leer el comentario del Evangelio por 
Cardenal Joseph Ratzinger [Papa Benedicto XVI]
Retiro predicado en el Vaticano, 1983
«Salió a un lugar solitario»
     El desierto es el lugar del silencio y de la soledad. Allí se toma distancia de los acontecimientos cotidianos. Se huye del ruido y de la superficialidad. El desierto es el lugar del absoluto, el lugar de la libertad en el que el hombre se enfrenta con sus últimas preguntas. No es por casualidad que el desierto es el lugar donde nace el monoteísmo. En este sentido, es el terreno propicio a la gracia. Allí el hombre, alejado de sus preocupaciones, encuentra a su Creador. 

     Las grandes cosas empiezan en el desierto, en el silencio, en la pobreza. Nosotros mismos no podríamos participar en la misión del Evangelio sin entrar en esa experiencia de desierto, de su indigencia, de su hambre. La bienaventurada hambre de la que habla el Señor en el Sermón de la Montaña (Mt 5,6) no podría nacer de la saciedad de los que están llenos.

     Y no olvidemos que el desierto de Jesús no acaba con los cuarenta días que siguieron a su bautismo. Su último desierto será el que viene expresado en el salmo 21: «Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?». Es de este desierto que brotan las aguas de la vida del mundo.



miércoles 01 Septiembre 2010

San Arturo



San Arturo                                                                                             http://www.familiario.com/santoral/imagenes/San_Arturo.jpg
Irlandés. Mártir de la Fe, sacrificado por los musulmanes en 1282. Este dato y los pocos más que conocemos y se dan por ciertos sobre él, proceden de las crónicas de la Orden de los Trinitarios. No es mencionado en el Martirologio Romano, ni en la monumental obra de los Bolandistas, ni en las otras colecciones hagiográficas. Su fiesta se celebra el día 1 de septiembre, aniversario, según parece, de su martirio.
En Irlanda nació este Santo, cuyo nombre llevan tantos cristianos de nuestro país y de las naciones de Occidente. Irlanda, tierra de mártires y santos, ha dado mucha gloria a Dios, a través de los siglos, por la integridad y el vigor de su fe. Recibió por primera vez el Mensaje de Salvación, la Buena Nueva de Cristo, en el siglo y, por la predicación de San Patricio, que es considerado su principal Apóstol y venerado como Patrono de la nación. Ésta fue evangelizada a base de la fundación de algunos monasterios, que fueron verdaderos centros de irradiación apostólica y de cultura cristiana. Y a medida que los naturales del país, en ritmo acelerado, se iban convirtiendo al catolicismo, Irlanda misma se convirtió en foco de luz para todo el norte-centro de Europa.
En tiempo de San Arturo la vitalidad católica de Irlanda había logrado gran auge. En su historial contaba con varios Santos y algunos teólogos famosos. Era conocido doquier, por otra parte, el dinamismo de los creyentes irlandeses, que les llevaba constantemente a empresas grandes. Nadie extrañaba, pues, que hubieran cuajado allí las órdenes Militares y la directamente emparentada con ellas, la Trinitaria. A ella perteneció nuestro Santo.
A causa de las luchas entre cristianos y sarracenos y debido a los procedimientos de piratería de éstos, yacían en la esclavitud, en todas las ciudades musulmanas, centenares y hasta miles de cristianos, sufriendo toda suerte de penalidades. Sintióse Arturo con alma generosa para trabajar y aun para ofrecer su propia vida en aras de la liberación de los infelices cautivos. Y por esto ingresó en la ínclita y tan fervorosa milicia redentora.
Pronto demostró sus actividades. Siguiendo con perfecta fidelidad las normas directrices de San Juan de Mata, fundador de la Orden, partió Arturo para el Oriente, a rescatar a los fieles que estaban prisioneros... Poco conocemos de sus andanzas por tierras semitas. Pero la celebridad de su heroísmo es indicio seguro del sendero de claridad que dejarían sus huellas, todas ellas en ruta de inmolación por Cristo. Sin cesar, resonaría en su corazón la promesa del divino Maestro: «El que pierde su vida, la recobrará».
Es casi seguro —como de las Crónicas trinitarias se colige, guardadas en el convento de Cerf-Froid— que visitó los Lugares Santos, donde se acabaría de enardecer de amor a Jesús y a su Pasión. Este amor era el que le impulsaba a laborar y luchar por la libertad de los pobres reclusos de las mazmorras mahometanas, y por la abolición total de la esclavitud. Se sabe que estuvo en Babilonia, si bien se ignora si vivió mucho tiempo en ella.
Su condición de fraile cristiano, su activismo proselitista, su celo ardiente y sus osadías, se hicieron odiosos a los discípulos del Corán. Y, según noticias de su Orden, fue apresado y allí mismo, en Babilonia, quemado vivo, por odio a la fe y a la doctrina de nuestra Religión.
A raíz de haber obtenido Fray Arturo la palma del martirio, difundióse su veneración rápidamente por amplias regiones. Y ha sido y es grande la devoción que en muchas partes se le tiene, desde el siglo XIII.