De Corazón a corazón: Jer 18,18-20 ("Tramemos algo contra Jeremías, hirámosle"); Mt 20,17-28 ("El hijo del hombre será entregado… le condenarán a muerte… al tercer día resucitará… ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber?")

Contemplación, vivencia, misión: Jesús carga sobre sí todas la injusticias y los crímenes de la historia humana. Su objetivo es sanar a todos sin discriminación; da su vida amando y perdonando. Desde la Encarnación hasta la cruz, su vida es un "sí" de donación total, fundamento del pacto definitivo ("Alianza") de amor. Nos ha injertado en su muerte y también en su resurrección. El secreto de nuestra felicidad está en el "compartir" con él, para beber su mismo cáliz, es decir, correr su misma suerte.

*En el día a día con la Madre de Jesús: La madre de Santiago y Juan se prestó al juego de la ambición de los primeros puestos. La Madre de Jesús y nuestra entiende mejor y nos ayuda a hacer de la vida un "sí" en unión con su Hijo. La felicidad está en el dar y darse.
AÑO DE LA FE: "Es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana" (Benedicto XVI, Mensaje Cuaresma 2013). El Papa nos ha recodado frecuentemente  que en la Iglesia sólo hay un camino de "ascenso": el camino de la Cruz…