De Corazón a corazón: Ex 16,1-15 (Llueve "maná" en el desierto: ¿"Qué es esto?"); Mt 13,1-9 ("Salió el sembrador a sembrar")

Contemplación, vivencia, misión: La cercanía de Jesús da la sensación de ser "lejanía", también y especialmente cuando se oculta y manifiesta en los signos "pobres" de su amada Iglesia. La semilla de su palabra es semilla "buena", pero es más allá de nuestros baremos. Y esa semilla espera encontrar un "corazón bueno", más allá de la moda, de la utilidad y de la eficacia inmediata. Su amor "excesivo" puede dar la impresión de ausencia, pero es que siempre nos ama dándose él, más allá de sus dones. Con Cristo caminamos por el desierto de una historia humana, donde él mismo se nos hace pan de vida, nuevo maná, pan partido. Nuestra única queja legítima sería la de reconocer que le amamos poco.

*En el día a día con la Madre de Jesús: El "corazón bueno" de María recibió la "buena semilla" (la Palabra), es decir, al mismo Jesús (el Verbo). Al recibir la Palabra, el Espíritu Santo la hizo Madre de la Palabra. Recibir y dar Jesús a los demás, es la esencia de la vocación cristiana: saberse amado, amarle y hacerle amar.

AÑO DE LA FE: "La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida" (Lumen Fidei, n.4)