EVANGELIO DEL DÍA

martes, 26 de octubre de 2010

«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»

EVANGELIO DEL DÍA: 27/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario


Carta de San Pablo a los Efesios 6,1-9.
Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo,
ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre,
para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra.
Padres, no irriten a sus hijos; al contrario, edúquenlos, corrigiéndolos y aconsejándolos, según el espíritu del Señor.
Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo;
no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.
Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres,
teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho, sea un esclavo o un hombre libre.
Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas.

Salmo 145(144),10-14.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino :
tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados.

Evangelio según San Lucas 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:
"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.
Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.
Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Lc 13,22-30
Leer el comentario del Evangelio por 
Misal romano
Plegaria eucarística para la reconciliación, nº 2
«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»
     Padre de bondad, tu Hijo ha dejado a tu Iglesia
esta prenda de su amor.
al celebrar, pues, el memorial
de su muerte y resurrección,
te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste:
el sacrifcio de la reconciliación perfecta.
     Acéptanos también a nosotros, Padre santo,
juntamente con la ofrenda de tu Hijo;
y en la participación de este banquete
concédenos tu Espíritu,
para que desaparezca todo obstáculo
en el camino de la concordia
y la Iglesia resplandezca en medio de los hombres
como signo de unidad e instrumento de tu paz.
     Que este Espíritu, vínculo de amor, nos guarde en comunión
con el Papa Benedicto XVI,
con nuestro obispo N.,
el colegio episcopal, y todo tu pueblo santo.
     Recibe en tu reino a nuestros hermanos
que se durmieron en el Señor
y a todos los difuntos cuya fe sólo tú conociste.
     Así como nos has reunido aquí
en torno a la mesa de tu Hijo,
unidos con María, la Virgen Madre de Dios,
y con todos los santos,
reúne también a los hombres
de cualquier clase y condición, de toda raza y lengua,
en el banquete de la unidad eterna,
en un mundo nuevo
donde brille la plenitud de tu paz,
por Cristo, Señor nuestro. 



miércoles 27 Octubre 2010

Santos Vicente, Sabina y Cristeta



Santos Vicente, Sabina y Cristeta
Vicente, Sabina y Cristeta son hermanos. Han nacido y viven en Talavera (Toledo). Los tres disfrutan de su juventud —Cristeta, casi niña- y, como en tantos hogares después del fallecimiento de los padres, hace cabeza Vicente que es el mayor.

Manda en el Imperio la tetrarquía hecha por Diocleciano con el fin de poner término a la decadencia que se viene arrastrando a lo largo del siglo III por las innumerables causas internas y por las rebeliones y amenazas cada vez más apremiantes en las fronteras. Diocleciano, augusto, reside en Nicomedia y ocupa la cumbre de la jerarquía; su césar Galerio reside en Sirmio y se ocupa de Oriente; Maximiano es el otro augusto que se establece en Milán, con su césar Constancio, en Tréveris, gobiernan Occidente.

El presidente en España es Daciano hombre cruel, bárbaro y perverso, que odia sin límites el nombre cristiano y que va dejando un riego de mártires en Barcelona y en Zaragoza. Llega a Toledo y sus colaboradores buscan en Talavera seguidores de Cristo.

Allí es conocido como tal Vicente, que se desvive por la ayuda al prójimo y es ejemplo de alegría, nobleza y rectitud.

Llevado a la presencia del Presidente, se repite el esquema clásico, en parte verídico y en parte parenético de las actas de los mártires. Halagos por parte del poderoso juez pagano con promesas fáciles, y, por parte del cristiano, profesiones de fe en el Dios que es Trinidad, en Jesucristo-Señor y en la vida eterna prometida. Amenazas de la autoridad que se muestra dispuesta a hacer cumplir de modo implacable las leyes y exposición tan larga como firme de las disposiciones a perder todo antes de la renuncia a la fe nutriente de su vida que hace el cristiano. De ahí se pasa al martirio descrito con tonos en parte dramáticos y en parte triunfales, con el añadido de algún hecho sobrenatural con el que se manifiesta la complacencia divina ante la fidelidad libre del fiel.

Bueno, pues el caso es que a Vicente lo condenan a muerte por su pertinacia en perseverar en la fe cristiana. Lo meten en la cárcel y, en espera de que se cumpla la sentencia, es visitado por sus dos hermanas que, entre llantos y confirmándole en su decisión de ser fiel a Jesucristo, le sugieren la posibilidad de una fuga con el fin de que, sin padres que les tutelen, siga él siendo su apoyo y valedor. La escapada se realiza, pero los soldados romanos los encuentran en la cercana Ávila donde son los tres martirizados, en el año 304.

El amor a Dios no supone una dejación, olvido o deserción de los nobles compromisos humanos. Vicente, aceptando los planes divinos hasta el martirio, hizo cuanto legítimamente estuvo de su parte para sacar adelante su compromiso familiar.

"Then people will come from the east and the west and from the north and the south and will recline at table in the kingdom of God"

DAILY GOSPEL: 27/10/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Wednesday of the Thirtieth week in Ordinary Time


Letter to the Ephesians 6:1-9.
Children, obey your parents (in the Lord), for this is right.
"Honor your father and mother." This is the first commandment with a promise,
"that it may go well with you and that you may have a long life on earth."
Fathers, do not provoke your children to anger, but bring them up with the training and instruction of the Lord.
Slaves, be obedient to your human masters with fear and trembling, in sincerity of heart, as to Christ,
not only when being watched, as currying favor, but as slaves of Christ, doing the will of God from the heart,
willingly serving the Lord and not human beings,
knowing that each will be requited from the Lord for whatever good he does, whether he is slave or free.
Masters, act in the same way toward them, and stop bullying, knowing that both they and you have a Master in heaven and that with him there is no partiality.

Psalms 145(144):10-14.
All your works give you thanks, O LORD and your faithful bless you.
They speak of the glory of your reign and tell of your great works,
Making known to all your power, the glorious splendor of your rule.
Your reign is a reign for all ages, your dominion for all generations. The LORD is trustworthy in every word, and faithful in every work.
The LORD supports all who are falling and raises up all who are bowed down.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 13:22-30.
He passed through towns and villages, teaching as he went and making his way to Jerusalem.
Someone asked him, "Lord, will only a few people be saved?" He answered them,
Strive to enter through the narrow gate, for many, I tell you, will attempt to enter but will not be strong enough.
After the master of the house has arisen and locked the door, then will you stand outside knocking and saying, 'Lord, open the door for us.' He will say to you in reply, 'I do not know where you are from.'
And you will say, 'We ate and drank in your company and you taught in our streets.'
Then he will say to you, 'I do not know where (you) are from. Depart from me, all you evildoers!'
And there will be wailing and grinding of teeth when you see Abraham, Isaac, and Jacob and all the prophets in the kingdom of God and you yourselves cast out.
And people will come from the east and the west and from the north and the south and will recline at table in the kingdom of God.
For behold, some are last who will be first, and some are first who will be last." 
Lc 13,22-30
Commentary of the day 
The Roman Missal
Eucharistic Prayer for unity no. 2
"Then people will come from the east and the west and from the north and the south and will recline at table in the kingdom of God"
Father, your Son bequeathed to your Church
this memorial of his love;
as we call to mind his death and resurrection
we offer you the gift that you yourself have made,
the sacrifice that restores us to your grace.
Receive us also, together with your well-beloved Son;
give us in this meal your Holy Spirit:
may he disperse the cause of all that divides us
and confirm us in an even greater love,
in union with Pope Benedict XVI,
our Bishop N., the whole college of bishops
and all your people.
May your Church become in this world
a visible sign of unity and servant of your peace.
And as you gather us together here
at the table of your Son,
in union with the Virgin Mary, the holy Mother of God,
and with all the saints of heaven,
grant that one day the people of all countries and languages,
of every race and culture,
may be gathered at the banquet in your heavenly kingdom.
Then we will rejoice
in a unity at last accomplished,
a peace now finally complete
through Jesus Christ, our Lord.


Wednesday, 27 October 2010

St. Frumentius, Bishop (4th century)



SAINT FRUMENTIUS
Bishop
(4th century)
        St. Frumentius was yet a child when his uncle, Meropins of Tyre, took him and his brother Edesius on a voyage to Ethiopia. In the course of their voyage the vessel touched at a certain port, and the barbarians of that country put the crew and all the passengers to the sword, except the two children. They were carried to the king, at Axuma, who, charmed with the wit and sprightliness of the two boys, took special care of their education; and, not long after made Edesius his cup-bearer, and Frumentius, who was the elder, his treasurer and secretary of state; on his death-bed he thanked them for their services, and in recompense gave them their liberty.
        After his death the queen begged them to remain a court, and assist her in the government of the state until the young king carne of age. Edesius went back to Tyre, but St. Athanasius ordained Frumentius Bishop of the Ethiopians, and vested with this sacred character he gained great numbers to the Faith, and continued to feed and defend his flock until it pleased the Supreme Pastor to recompense his fidelity and labors

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24)

EVANGELIO DEL DÍA: 26/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Martes de la XXX Semana del Tiempo Ordinario


Carta de San Pablo a los Efesios 5,21-33.
Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.
Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor,
porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo.
Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido.
Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella,
para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra,
porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada.
Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo.
Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia,
por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne.
Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia.
En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como así mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

Salmo 128(127),1-2.3.4-5.
Canto de peregrinación. ¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén

Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa". 
 Lc 13,18-21
Leer el comentario del Evangelio por 
San Máximo de Turín (?-hacia 420), obispo 
CC Sermón 25; Pl 57, 509s
«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24)
     «Un hombre cogió un grano de mostaza y lo echó en su jardín; creció y se hizo un gran árbol, y los pájaros del cielo se cobijaban en sus ramas.» Busquemos a quien se aplica todo esto... Yo creo que la comparación se aplica exactamente a Cristo nuestro Señor el cual, naciendo como un grano en la humildad de la condición humana, al final sube al cielo como un árbol. Cristo, destrozado en su Pasión, es el grano; y llega a ser un árbol en la resurrección. Sí, es también un grano cuando, hambriento, sufre la falta de alimento; es un árbol cuando, con cinco panes, sacia a cinco mil personas (Mt 14,13s). Allí soporta la desnudez de su condición humana, aquí reparte hasta la saciedad por la fuerza de su divinidad.

     Diré que el Señor es grano cuando es golpeado, despreciado, injuriado; es árbol cuando devuelve la vista a los ciegos, resucita a los muertos y perdona los pecados. Él mismo reconoce que es grano: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere...» (Jn 12,24)


SAN EVARISTO
Papa y mártir
(+ 108)

Hay que decir inmediatamente que tenemos pocas noticias seguras respecto de San Evaristo, uno de los primeros sucesores de San Pedro: San Ireneo y San Eusebio, en efecto, lo señalan como el inmediato sucesor de San Clemente, y por tanto él fue Papa hacia el año 100, o más exactamente «obispo de Roma»: conviene precisar esto, porque entonces el título de «Papa» o sea padre, se le daba a cualquier autoridad religiosa: sólo a partir del siglo VI se reservó ese nombre para el romano Pontífice. No es segura la fecha exacta del comienzo del pontificado de San Evaristo, porque Julio el Africano lo presenta como Papa del 97 al 105, y el Liber pontificalis precisa que él fue Papa durante nueve años y diez meses y que ejerció el sumo pontificado bajo los emperadores Domiciano (muerto en el 96), Nerva (96-98), Trajano (muerto en el 117), y más exactamente «desde el consulado de Valente y Vetus (96) hasta el de Galo y Bradua (108)».

El mismo Liber informa que él era un griego originario de Antioquía, y que su padre, llamado Judas, era un judío de Belén. Y también informa que San Evaristo fue mártir, y este testimonio se encuentra también en el Martirologio Romano en el que se encuentra lo siguiente: «En Roma (se festeja) a San Evaristo, Papa y Mártir, el cual, bajo el emperador Adriano coloreó de púrpura con su sangre la Iglesia de Dios».

La tradición habla de las dos disposiciones tomadas por San Evaristo en el ejercicio de su pontificado. Esto es, la distribución de los sacerdotes de Roma en los veinticinco títulos o iglesias parroquiales de la ciudad, que ya habrían sido instituidos por San Cleto, y además la disposición de que los diáconos estuvieran al lado del obispo cuando este predicaba y proclamaba el prefacio de la Misa, para testimoniar en caso de necesidad la ortodoxia y al mismo tiempo para dar más solemnidad a la celebración.

A San Evaristo se le atribuye también una cierta reglamentación de las solemnes ceremonias de la consagración de las iglesias, y que se inspiran en la dedicación del templo de Salomón, pero es una noticia que no tiene fundamento histórico.

«Unless a grain of wheat falls to the ground and dies, it remains just a grain of wheat; but if it dies, it bears much fruit» (Jn 12,24)

DAILY GOSPEL: 26/10/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Tuesday of the Thirtieth week in Ordinary Time


Letter to the Ephesians 5:21-33.
Be subordinate to one another out of reverence for Christ.
Wives should be subordinate to their husbands as to the Lord.
For the husband is head of his wife just as Christ is head of the church, he himself the savior of the body.
As the church is subordinate to Christ, so wives should be subordinate to their husbands in everything.
Husbands, love your wives, even as Christ loved the church and handed himself over for her
to sanctify her, cleansing her by the bath of water with the word,
that he might present to himself the church in splendor, without spot or wrinkle or any such thing, that she might be holy and without blemish.
So (also) husbands should love their wives as their own bodies. He who loves his wife loves himself.
For no one hates his own flesh but rather nourishes and cherishes it, even as Christ does the church,
because we are members of his body.
"For this reason a man shall leave (his) father and (his) mother and be joined to his wife, and the two shall become one flesh."
This is a great mystery, but I speak in reference to Christ and the church.
In any case, each one of you should love his wife as himself, and the wife should respect her husband.

Psalms 128(127):1-2.3.4-5.
A song of ascents. Happy are all who fear the LORD, who walk in the ways of God.
What your hands provide you will enjoy; you will be happy and prosper:
Like a fruitful vine your wife within your home, Like olive plants your children around your table.
Just so will they be blessed who fear the LORD.
May the LORD bless you from Zion, all the days of your life That you may share Jerusalem's joy

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 13:18-21.
Then he said, "What is the kingdom of God like? To what can I compare it?
It is like a mustard seed that a person took and planted in the garden. When it was fully grown, it became a large bush and 'the birds of the sky dwelt in its branches.'"
Again he said, "To what shall I compare the kingdom of God?
It is like yeast that a woman took and mixed (in) with three measures of wheat flour until the whole batch of dough was leavened." 
Lc 13,18-21
Commentary of the day 
Saint Maximus of Turin (?-c.420), Bishop
CC Sermon 25 ; PL 57, 509f.
«Unless a grain of wheat falls to the ground and dies, it remains just a grain of wheat; but if it dies, it bears much fruit» (Jn 12,24)
«A man took a mustard seed and planted it in his garden; when it grew it became a tree and the birds of the sky dwelt in its branches.» Let us see to whom this refers ... I think this comparison most closely matches Christ our Lord who, in his humble birth like a little seed into our human condition, at the end rose heavenwards like a tree. Christ immersed in his Passion was a seed; he became a tree in his resurrection. Yes, he was 'seed' when, in hunger, he suffered from lack of food; he was 'tree' when he satisfied five thousand people with five loaves of bread (Mt 14,13f.). In the former case he endured the poverty of his condition as man, in the latter he bestowed fullness by the strength of his divinity.

       As I see it, our Lord was a seed when he was struck, despised, calumniated; he was a tree when he restored sight to the blind, raised the dead and forgave sins. And he himself acknowledged he was a seed: «Unless the grain of wheat falls to the ground and dies...» (Jn 12,24).


Tuesday, 26 October 2010

St. Evaristus, Pope and Martyr († 112)



SAINT EVARISTUS
Pope and Martyr
(† 112)
        St. Evaristus succeeded St. Anacletus in the see of Rome, in the reign of Trajan, governed the Church nine years, and died in 112. The institution of cardinal priests is by some ascribed to him, because he first divided Rome into several titles or parishes, assigning a priest to each; he also appointed seven deacons to attend the bishop.
        He conferred holy orders thrice in the month of December, when that ceremony was most usually performed, for holy orders were always conferred in seasons appointed for fasting and prayer.
        St. Evaristus was buried near St. Peter's tomb on the Vatican.