De Corazón a corazón: Ez 18,1-10.13.30-32 ("Todas las vidas son mías… haceos un corazón nuevo"); Mt 19,13-15 ("Dejad que los niños se acerquen a mí")

Contemplación, vivencia, misión: Recuerdo una visita a Sierra Leona (Makeni, Lunsar, Mange, agosto 2010), donde los niños de las pequeñas aldeas, situadas al borde del camino, saludaban con euforia. Al llegar al sitio determinado, nos rodeaba una nube de niños queriendo saludar. Ellos mismos nos acompañaron para cantar a la Virgen de la capilla (en Macoth, Virgen de Guadalupe), armonizando su canto con el "tambor" y sus manecitas. A los niños sólo se les puede amar con un corazón nuevo. Hay que romper las cadenas que no dejan aflorar y madurar la inocencia de los niños. Esto sólo es posible haciéndose niño como ellos: admirar, esperar, no buscar otra cosa que el rostro y el corazón de Jesús.

* En el día a día con la Madre de Jesús: La inocencia de los niños no se ha perdido. Esperan con el corazón abierto que alguien les transmita la invitación de Jesús o que, como María, les indique: "Haced lo que él os diga".