Lucas 19,1-10

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

COMENTARIO

por Mons. Rafael Escudero López-Brea
obispo prelado de Moyobamba

El Evangelio de hoy nos muestra el ejemplo de un hombre que se reconoce injusto y pecador; pero que tiene el coraje de acercarse a Jesús para convertirse y corregir sus errores.

"En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Vivía allí un hombre muy rico llamado Zaqueo."

Jesús en su camino a Jerusalén se encuentra con un caso que es verdaderamente difícil, porque se trata del "jefe de los publicanos", de los recaudadores de impuestos para los romanos. Un hombre odiado entre todos, pues colaboraba con el ejército de ocupación, con los paganos idólatras, el que oprimía al pueblo con sus cargas económicas injustas, el que hacía ostentación de su riqueza y de su lujo. Lo consideraban un pecador perdido. Pero Zaqueo no era feliz. A pesar de ser rico y tener influencias y poder vivía la gran pobreza del pecador. Por eso "trataba de distinguir quién era Jesús…, porque no estaba satisfecho con su vida. Y tiene que superar varios obstáculos: "la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura". A toda costa quiere establecer contacto con Jesús, porque intuye que en este joven maestro encontrará luz para su vida. "Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí". Que lección tan magnífica nos da Zaqueo de superar las dificultades para encontrarnos con el Señor, de la importancia de nuestra cooperación libre y generosa con nuestra propia salvación, confiando en la gracia de Dios, removiendo obstáculos.

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