San Juan 6,60-69

Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?". 

Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen".

En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".

Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?".

Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios".

COMENTARIO

por P. Anonio Diufaín Mora
Sacerdote

En la lectura de Josué, el pueblo renueva su Alianza con Dios. La resolución de servirle no admite dudas. Lo mucho que ha hecho Dios por su pueblo era el motivo de la fidelidad en la respuesta.

«¿También ustedes quieren marcharse?» La fe es una opción libre, una decisión personal de seguir a Cristo y de entregarse a Él. Nada tiene que ver con la inercia, los sentimientos, las tradiciones o la rutina. Por eso, ante las críticas de «muchos discípulos», Jesús no se retracta ni rebaja su exigencia de fe, sino que se reafirma en lo dicho y hasta parece extremar su postura; y explica: Él se dará en alimento y bebida, aunque en la forma de existencia propia de su dimensión divina-humana de resucitado. De este modo, empuja a realizar una elección: «O conmigo o contra mí» (Mt 12,30).  Leer más de este artículo