EVANGELIO DEL DÍA

miércoles, 8 de diciembre de 2010

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos hace fuerza»

EVANGELIO DEL DÍA: 09/12/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Jueves de la II Semana de Adviento


Libro de Isaías 41,13-20.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda".
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel.
Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo.
Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua.
Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos,
para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

Salmo 145,1.9.10-11.12-13.
Himno de David. Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente
el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino :
tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.

Evangelio según San Mateo 11,11-15.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo.
Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.
Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver.
¡El que tenga oídos, que oiga! 
Mt 11,11-15
Leer el comentario del Evangelio por 
Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad cisterciense
2º sermón sobre san Juan Bautista
«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos hace fuerza»

     «Estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba..., Jacob le dijo: 'No te suelto hasta que no me hayas bendecido'» (Gn 32,25.27). Para vosotros, hermanos, que habéis emprendido la tarea de arrebatar el cielo y os habéis comprometido en la lucha contra el ángel encargado de guardar el acceso al árbol de la vida (Gn 3,4), os es absolutamente necesario luchar con constancia y tenacidad..., no solamente hasta llegar a la parálisis de vuestra cadera..., sino hasta la muerte de vuestro ser carnal. De todas formas con vuestra ascesis no podréis llegar hasta allí a no ser que el poder divino os toque y os haga esta gracia...

     ¿No te parece que es luchar contra el ángel, o mejor aún, contra Dios mismo cuando, cada día, se atraviesa a tus deseos más fogosos?... Le gritas y no te escucha. Quieres acercarte a él y te rechaza. Decides alguna cosa, y hace que llegue la contraria. Y así, casi en todos los planes, lucha contigo con mano dura. ¡Oh bondad escondida, disfrazada de dureza, con qué ternura, Señor, luchas para aquellos con quienes luchas! Te gusta «esconderlos en tu corazón», «sé muy bien que amas a los que te aman», y que no tiene límite «la bondad tan grande que tú reservas a los que a ti se acogen» (Jb 10,13; Pr 8,17; Sl 30,20).

     Entonces hermano, ¡no desesperes, actúa valientemente tú que has emprendido la tarea de luchar con Dios! En realidad, él quiere que le resistas, desea que le venzas. Incluso cuando está irritado y extiende su brazo para castigar, busca, como él mismo lo dice, un hombre semejante a Moisés que sepa hacerle resistencia... Jeremías probó de resistirle pero no pudo detener su cólera implacable, su sentencia inflexible; por eso le dijo con amargo llanto: «Me has seducido, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido» (20,7).



jueves 09 Diciembre 2010

Santa Leocadia



Santa  Leocadiahttp://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/b0/Cripta_de_santa_Leocadia.JPG/350px-Cripta_de_santa_Leocadia.JPG

Es la gran mártir de Toledo durante la persecución de Diocleciano. Y la patrona de esta capital de la España visigótica.

La liturgia toledana, tanto la visigótica como la mozárabe, la exaltan en un latín cincelado:              "Tú eres nuestra ínclita conciudadana, nuestra Patrona nativa."
Toledo quiso dedicarle tres templos que recordasen su nacimiento, su prisión y su sepultura.

Este último, basílica de la Corte desde el año 619, fue la sede de cuatro Concilios toledanos; el cuarto, quinto y sexto, y también el decimoséptimo. Ante su tumba oraban el emperador Recesvinto y el arzobispo San Ildefonso. Allí serían enterrados San Eugenio III y San Ildefonso.

La liturgia de Toledo se recreaba cada año en su fiesta antigua del 9 de diciembre: "Fue atormentada, confesó, la atormentaron, y Dios le dio la corona". Gloriémonos todos fielmente, celebrando este natalicio triunfal; demos gracias a Dios, que es quien ha vencido en esta virgen generosa.

Por su gracia, el ánimo varonil de una mujer despreció todos los tormentos. Bien podía reírse de las amenazas del perseguidor la que, en el palacio de su alma, gozaba de la presencia del Salvador.

Defendida en su corazón con el auxilio del invicto Rey, vencía generosamente las torturas del tirano. Señor, que nos veamos libres de la cárcel eterna, por el patrocinio de quien, por confesar vuestro nombre, sufrió la cárcel y la muerte: vuestra virgen y mártir Leocadia.




Oremoshttp://es.catholic.net/catholic_db/imagenes_db/santoral/santa_leocadia.jpg
Señor, ya que por don tuyo la fuerza se realiza en la debilidad, concede a cuantos estamos celebrando la victoria de la santa mártir Leocadia que obtengamos la fortaleza de vencer nuestras dificultades como ella venció los tormentos del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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