EVANGELIO DEL DÍA

domingo, 21 de noviembre de 2010

«Pilatos dijo...: 'Aquí tenéis a vuestro rey' » (Jn 19,14)

EVANGELIO DEL DÍA: 21/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Jesucristo, Rey del Universo - Solemnidad


Segundo Libro de Samuel 5,1-3.
Todas las tribus de Israel se presentaron a David en Hebrón y le dijeron: "¡Nosotros somos de tu misma sangre!
Hace ya mucho tiempo, cuando aún teníamos como rey a Saúl, eras tú el que conducía a Israel. Y el Señor te ha dicho: "Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de Israel".
Todos los ancianos de Israel se presentaron ante el rey en Hebrón. El rey estableció con ellos un pacto en Hebrón, delante del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Salmo 122(121),1-2.4-5.
Canto de peregrinación. De David. ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la Casa del Señor"!
Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David.

Carta de San Pablo a los Colosenses 1,12-20.
Y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos.
Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido,
en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.

Evangelio según San Lucas 23,35-43.
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!".
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre,
le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".
Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros".
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?
Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".
Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".
El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso". 
Lc 23,35-43
Leer el comentario del Evangelio por 
San Gregorio de Nisa (hacia 335-395), monje y obispo
5º sermón sobre la Pascua; PG 46, 683
«Pilatos dijo...: 'Aquí tenéis a vuestro rey' » (Jn 19,14)
     ¡Bendito sea Dios! Celebremos al Hijo único, Creador de los cielos, que ha vuelto a subir a ellos después de haber descendido hasta lo más profundo de los infiernos y ahora cubre la tierra entera con los rayos de su luz. Celebremos la sepultura del Hijo único y su resurrección como vencedor, gozo del mundo entero y vida de todos los pueblos...

     Todo esto nos fue dado cuando el Creador, rechazando la ignominia, se levantó de entre los muertos y, en su esplendor divino transfiguró lo perecedero en imperecedero. ¿Cuál es la ignominia que rechazó? Nos lo dice Isaías: «Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres» (53, 2-3). ¿Cuándo es que estuvo sin gloria? Cuando llevó sobre sus espaldas el madero de la cruz como trofeo de su victoria sobre el diablo. Cuando pusieron sobre su cabeza una corona de espinas, a él que corona a sus fieles. Cuando fue revestido de púrpura el que reviste de inmortalidad a los que son renacidos del agua y del Espíritu Santo. Cuando clavaron en el madero al señor de la muerte y de la vida.

     Pero el que estuvo sin gloria fue transfigurado en la luz, y el que es el gozo del mundo se despertó con su cuerpo... «¡El Señor es rey, vestido de belleza!» (Sl 92,1). ¿De qué belleza se revistió? De incorruptibilidad, de inmortalidad, de convocador de los apóstoles, de corona de la Iglesia... Pablo se hace testigo de ello, escuchémosle: «Es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad» (1C 15,53). También lo dice el salmista: «Tu trono está firme desde siempre y tú eres eterno; tu reino dura por los siglos; el Señor reina eternamente» (Sl 92,2; 145,13). Y también: «El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables» (Sl 96,1). ¡A él la gloria y el poder, amén!

                    

domingo 21 Noviembre 2010

Presentación de Nuestra Señora



La Presentación de la Santísima Virgen María  



El 20 de noviembre del 543, tuvo lugar en Jerusalén la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, erigida sobre la colina de Sión, ante la explanada del templo. Las Iglesias de Oriente han ligado a esta dedicación el recuerdo de la «Entrada el Templo de la Santísima Madre de Dios», que recogen las narraciones antiguas.


Por encima del acontecimiento que puede servir como soporte a esta festividad, María aparece hoy la Purísima, «la fuente perpetuamente manante del amor», «el templo espiritual de la santa gloria de Cristo nuestro Dios» (Liturgia bizantina)


La Presentación de María, como se dice en Occidente, es el símbolo de la consagración que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente. De ahí que nos resulte oportuno el ver a María «llena de gracia», como el modelo de toda vida consagrada.


Siendo, como es, modelo de todos los cristianos a quienes el bautismo ha consagrado a Dios por su incorporación a Cristo, María es con especial motivo, el modelo de aquellos y aquellas que han querido hacer de su propia vida una respuesta más plena a la llamada del Evangelio, uniéndose al Señor con los votos de pobreza, castidad y obediencia.


Es, asimismo, modelo de los que se consagran para siempre a través del sacerdocio de Cristo y de la Iglesia.



Oremos



Himno (laudes)

Ésta era una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.


Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.


Quemaban su pecho,
Con celeste ardor,
Palabras magníficas,
Silencio de Dios:

«¡Oh Padre que habitas
en alto esplendor,
envía el rocío
del Hijo de Dios!


¡Ábrase la tierra:
brote el Salvador!
¡Lloved, rojas nubes,
al Dios de Jacob!


¡Floreced, collados!,
al Justo, al Señor,
lucero del alba,
flor de la creación!»


Y al solio del Padre
Subía su clamor,
Cual nube de incienso
Plegaria sin voz. Amén


Señor, Dios nuestro, al celebrar esta festividad de la Santísima Virgen María, te pedimos, por su intercesión, nos concedas también a nosotros participar de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Himno (vísperas)
Ésta era una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.

Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.


El Viento es contigo,
contigo el León,
contigo el Lucero,
contigo el Amor.


Tú, fuente sellada,
hija del Amor,
tú el alba más bella,
del más bello sol.


Sé tú siempre niña,
sé tú siempre don,
sé como esta niña
con aire de flor,
agua  mas que el río,
fuego más que el sol. Amén 

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