EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 9 de octubre de 2010

Jesús nos libera del mal

La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Romanos 8:2.

Cristo no sólo nos libera de la culpabilidad de los pecados, sino también del poder del pecado. Esta liberación nos es dada por pura gracia y debemos apropiárnosla por la fe. Incluso como cristianos, ¿no hemos experimentado en un momento u otro este poder del mal que nos domina? Siempre volvemos a caer en las mismas faltas de las cuales nos avergonzamos.

       En el transcurso de los siglos, muchos cristianos sinceros pensaron que debían encerrase en un monasterio para escapar de la tentación; pero, aun así, no lo lograron. Entonces, ¿cuáles son mis recursos?:

   - No tratar de mejorarme a mí mismo, sino aceptar de una vez para siempre lo que la Biblia explica y que confirma mi experiencia, a saber, que mi naturaleza es intrínsecamente mala. Un fruto malo es suficiente para comprobar que el árbol que lo produjo es malo (Romanos 7:18).

   - Entender que no puedo, por mis propias fuerzas, dominar todos mis impulsos para impedirles hacer lo malo (Romanos 7:19).

   - Por la fe, aceptar que únicamente la muerte de Cristo me ha liberado del “pecado que mora en mí” (Romanos 7:20).

   - Vivir con la ayuda del Espíritu Santo para hacer lo que agrada a Dios.

   - Dar gracias a Dios por Jesucristo Señor nuestro (Romanos 7:25), quien por su poder me liberó del castigo eterno.

1 comentario:

aestrinidad dijo...

El hecho de caer repetidamente en el mismo pecado es también una oportunidad que se nos presenta para salir del mismo.