EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 4 de septiembre de 2010

Ofrecer a Dios nuestro verdadero tesoro

EVANGELIO DEL DÍA: 05/09/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


XXIII Domingo del Tiempo Ordinario


Libro de la Sabiduría 9,13-18.
¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor?
Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias,
porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones.
Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo?
¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por la Sabiduría, fueron salvados".

Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? Ten compasión de tus servidores.
Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.

Carta de San Pablo a Filemón 1,9-10.12-17.
Prefiero suplicarte en nombre del amor, Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús,
te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Te lo envío como si fuera yo mismo.
Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio.
Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario.
Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre,
no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor.
Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mi mismo.

Evangelio según San Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. 
Lc 14,25-33
Leer el comentario del Evangelio por 
Juan Casiano  (hacia 360-435), fundador de un monasterio en Marsella
Conferencias, I, 6-7
Ofrecer a Dios nuestro verdadero tesoro
     Muchos que, por seguir a Cristo habían menospreciado fortunas considerables, cantidades enormes de oro y plata y magníficos dominios, después se dejaron turbar por una lima, por un punzón, por una aguja, por una pluma de escribir... Después de haber distribuido todas sus riquezas por amor a Cristo, conservan su antigua pasión y la ponen en cosas vanas y se encolerizan fácilmente por defenderlas. No teniendo la caridad de la que habla san Pablo su vida está marcada por la esterilidad. El bienaventurado apóstol previó esta desdicha: «Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve», dice (1C 13,3). Es una prueba evidente que por el mero hecho de haber renunciado a todas las riquezas y despreciado honores, la perfección no se alcanza de golpe si no se une a ello la caridad que el apóstol nos describe bajo diversos aspectos.

     La perfección se encuentra solamente en la pureza de corazón. Porque rechazar la envidia, el creerse más que los demás, la cólera y la frivolidad, no buscar el propio interés, no complacerse en la injusticia, no llevar cuenta del mal, y todo lo demás (1C 13,4-5): ¿acaso es otra cosa que ofrecer continuamente a Dios un corazón perfecto y puro y guardarlo indemne de cualquier movimiento de pasión? La única finalidad de nuestras acciones y deseos será, pues, la pureza de corazón. 





domingo 05 Septiembre 2010


Beata Madre Teresa de Calcuta






Beata Madre Teresa de Calcuta



Madre Teresa Calculta (1910 –1997)

« La pobreza es algo maravilloso porque nos da libertad significa que son menos los obtáculos que nos separan de Dios»

Nación en 1910 en la antigua Albania. « soy de ciudadanía India, soy monja católica. Por profesión pertenezco al mundo entero. Por corazón pertenezco por completo al corazón de Jesús».-


Con 18 años entró en la Orden de las Hermanas de Ntra. Sra. de Loreto en Irlanda, se preparó en Dublín y en Darjeeling (India), antes de tomar los hábitos en 1937.


En 1946 recibió la llamada de Dios. Mientras estaba como directora de un instituto en Calcuta, se conmovió por la presencia en la calle de un hombre enfermo y moribundo. Éste hecho la llenó de fuerza, forjó su caracter y marcó sus objetivos: salir a  la calle y ofrecer a la gente la vida de Jesucristo. En 1948 pidió permiso para abandonar su puesto en el convento y empezar su ejemplar ministerio contra la enfermedad.


Empezó a pequeña escala, ayudando a víctimas de la lepra, y hoy es la cabeza de la «Misioneras de la Caridad» (creada de la nada en 1950, y extendida a través de todo el mundo).



El gobierno Indio cedió 34 acres de terreno para construir la primera misión, Shanti Nagar (ciudad de la Paz) .


En 1965 el Papa Pablo VI puso la misión bajo el control del papado, y autorizó à la Madre Teresa la expansión fuera de los límites de la India. Fundó leproserías, centros para ciegos, discapacitados, ancianos, escuelas, orfanatos para los pobres.... a lo largo del mundo, incluyendo uno en Roma en 1968 .


La Compañía de los Hermanos de la Caridad ( formados solo por hombres) se formó a mediados de los 60. En 1971 el Papa Pablo VI le otorgó el premio de la Paz Juan XXIII, en el siguiente año el gobierno de la India la nominó para el premio Jawaharlal Nehru para el entendimiento internacional. Pero hasta 1979 no recibió el mayor de los premios: el premio Nóbel de la Paz.


La Madre Teresa aceptó estos premios con humildad, usando el dinero de los mismos para la fundación de más centros. En 1990 cerca de tres mil monjas pertenecen  las misioneras de la caridad, situada en 25 países. Hoy están presentes en mas de 100 países.






Oremos



Himno

Finísimo fue el lino con que ella
Fue tejiendo, a lo largo de su vida,
Esa historia de amor que la hace bella
A los ojos de Dios y bendecida.


Supo trenzar con tino los amores
Del cielo y de la tierra, y santamente
Hizo altar del telar de sus labores,
Oración desgranada lentamente.


Flor virgen, florecida en amor santo,
Llenó el hogar de paz y joven vida,
Su dulce fortaleza fue su encanto,
La fuerza de su amor, la fe vivida.


Una escuela de fe su regazo,
Todos fueron dichosos a su vera,
Su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
Su vida será eterna primavera. Amén



Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a la Madre Teresa de Calcuta, para que sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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