EVANGELIO DEL DÍA

miércoles, 18 de agosto de 2010

«Dichosos los invitados alas bodas del Cordero»

EVANGELIO DEL DÍA: 19/08/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Jueves de la XX Semana del Tiempo Ordinario


Libro de Ezequiel 36,23-28.
Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor -oráculo del Señor- cuando manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes.
Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo.
Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos.
Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.

Salmo 51(50),12-13.14-15.18-19.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti.
Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado.

Evangelio según San Mateo 22,1-14.
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:
"El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;
y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos". 
Mt 22,1-14
Leer el comentario del Evangelio por 
San Gregorio Magno (hacia 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, nº 38
«Dichosos los invitados alas bodas del Cordero»
     ¿Habéis comprendido quién es ese rey, padre de un hijo que es también rey? Es aquel de quien dice el salmista: «Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes» (71,1)... «Celebraba la boda de su hijo». El Padre celebra, pues la boda del rey, su Hijo cuando le ha unido a la Iglesia en el misterio de la Encarnación. Y el seno de la virgen María ha sido la cámara nupcial de este Esposo. Por eso dice también un salmo: «Allí le ha puesto su tienda al sol, él sale como el esposo de su alcoba» (Sl 18, 5-6).

     Envió a sus siervos para invitar a sus amigos a estas bodas. Les envió una primera y una segunda vez, es decir, primero mandando a los profetas, después a los apóstoles para que anunciaran la encarnación del Señor... A través de los profetas anunció como futura la encarnación de su hijo único, y a través de los apóstoles la predico como ya cumplida...

     «Pero los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios». Ir a sus tierras significa entregarse sin medida a las tareas de aquí abajo. Ir a sus negocios es buscar ávidamente un provecho personal en los negocios de este mundo. Uno y otro son negligentes a la hora de pensar en el misterio de la encarnación del Verbo y vivir conforme a él... Todavía es más grave es lo que hacen algunos que, no contentos con menospreciar el favor del que los llama, le persiguen... De todas maneras el Señor no dejará lugares vacíos en el banquete de bodas de su Hijo. Manda ir a buscar a otros convidados, porque la palabra de Dios, aunque todavía es desconocida por muchos, un día encontrará quién donde descansar...

     Pero vosotros, hermanos, que por la gracia de Dios habéis entrado ya en la sala del banquete, es decir, en la santa Iglesia, examinaos atentamente por miedo a que, cuando el rey entre, no encuentre ninguna cosa reprensible en la vestidura de vuestra alma.



jueves 19 Agosto 2010

San Juan Eudes



Fundador. Año 1680.  Nació en un pueblecito de Francia, llamado Ri (en Normandía) en el año 1601. Sus padres no tenían hijos e hicieron una peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y Dios les concedió este hijo, y después de él otros cinco.  
Estudio en un famoso seminario de París, llamado El Oratorio, dirigido por un gran personaje de su tiempo, el cardenal Berulle, que lo estimaba muchísimo.   Al descubrir en Juan Eudes una impresionante capacidad para predicar misiones populares, el Cardenal Berulle lo dedicó apenas ordenado sacerdote, a predicar por los pueblos y ciudades. Predicó 111 misiones, con notabilísimo éxito.
Un escritor muy popular de su tiempo, Monseñor Camus, afirmaba: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y puedo asegurar que ninguno de ellos conmueve tanto a las multitudes, como este buen padre Juan Eudes".   San Juan Eudes se dio cuenta de que para poder enfervorizar al pueblo y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación.
Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio. En Francia, su patria, fundó cinco seminarios que contribuyeron enormemente al resurgimiento religioso de la nación.   Con los mejores sacerdotes que lo acompañaban en su apostolado fundó la Congregación de Jesús y María, o padres Eudistas, comunidad religiosa que ha hecho inmenso bien en el mundo y se dedica a dirigir seminarios y a la predicación.  
Este santo propagó por todo su país dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La devoción al Corazón de Jesús y la devoción al Corazón de María. Y escribió un hermoso libro titulado: "El Admirable Corazón de la Madre de Dios", para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón.  
Otro de sus Libros se titula: "La devoción al Corazón de Jesús". Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: "El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones".   Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: "El buen Confesor", y "El predicador apostólico".   Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús: "Mi Padre celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada". 
San Juan Eudes: no dejes de rogar cada día por esas tres clases de personas que tanto ayudaste durante tu vida de apostolado: los seminaristas, los sacerdotes, y las mujeres en peligro. Tu oración les puede hacer inmenso bien.

No hay comentarios: