EVANGELIO DEL DÍA

domingo, 25 de julio de 2010

La parábola de la levadura

EVANGELIO DEL DÍA: 26/07/2010

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Lunes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario


Libro de Jeremías 13,1-11.
Así me habló el Señor: "Ve a comprarte una faja de lino; te la ajustarás a la cintura, pero no la meterás en el agua".
Yo compré la faja, conforme a la palabra del Señor, y me la ajusté a la cintura.
La palabra del Señor me llegó por segunda vez, en estos términos:
"Toma la faja que habías comprado y que llevas puesta a la cintura. Ve en seguida a Perat y escóndela allí en la hendidura de una roca".
Yo fui a esconderla en Perat, como el Señor me lo había ordenado.
Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: "Ve enseguida a Perat y recoge la faja que yo te mandé esconder allí".
Yo fui a Perat, cavé y recogí la faja del lugar donde la había escondido: la faja estaba estropeada, no servía para nada.
Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos:
Así habla el Señor: De esa misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén.
Este pueblo malvado, que se niega a escuchar mis palabras, que sigue los impulsos de su corazón obstinado, que va detrás de otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, será como esta faja que ya no sirve para nada.
Porque así como la faja se adhiere a la cintura del hombre, así yo me había adherido a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá -oráculo del Señor- para que ellos fueran mi pueblo, ni renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no han escuchado!

Deuteronomio 32,18-19.20.21.
Así despreciaste a la Roca que te engendró, olvidaste al Dios que te hizo nacer.
Al ver esto, el Señor se indignó y desechó a sus hijos y a sus hijas.
Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro, para ver en qué terminan. Porque son una generación perversa, hijos faltos de lealtad.
Provocaron mis celos con algo que no es Dios, me irritaron con sus ídolos vanos; yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata.

Evangelio según San Mateo 13,31-35.
También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. 
Mt 13,31-35
Leer el comentario del Evangelio por 
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre san Mateo, nº 46, 2-3
La parábola de la levadura
     El Señor presenta seguidamente la imagen de la levadura: ... de la misma manera que la levadura comunica su fuerza a la masa de la harina, así vosotros transformaréis al mundo entero... No pongáis esta objeción: ¿Qué podremos hacer nosotros, que no somos sino doce, puestos en medio de una multitud tan grande? Precisamente, lo que hará que resplandezca vuestro poder es que haréis frente a la multitud sin recular... Es tan sólo Cristo quien da su fuerza a la levadura: ha mezclado entre la multitud a los que creían en él a fin que nos comuniquemos unos a otros nuestros conocimientos. Que nadie, pues, le reproche el pequeño número de esos discípulos porque el poder del mensaje es grande; y cuando la masa ya ha fermentado, ella misma a su vez, se convierte en levadura para el resto...

    Y si doce hombres han puesto en pie la tierra entera ¡cuán malos somos que, a pesar de ser un número considerable, no llegamos a convertir ni a los que nos rodean, siendo así que con los que somos debería ser suficiente para ser la levadura de miles de mundos! – Pero vosotros decís que ¡esos doce eran los Apóstoles! - ¿Entonces, qué? ¿Es que no estaban ellos en las mismas condiciones que vosotros? ¿No vivían en las ciudades? ¿No compartían nuestra manera de ser? ¿No trabajaban en sus profesiones? ¿O es que pensáis que eran ángeles bajados del cielo? Decís que ellos hicieron milagros. Pero no es por eso que les admiramos. ¿Hasta cuándo seguiremos hablando de milagros para esconder nuestra pereza?... Entonces ¿de dónde viene la grandeza de los apóstoles? – De su menosprecio por las riquezas, de su dejar de lado la gloria... Es la manera de vivir la que da el verdadero resplandor y hace llegar a nosotros la gracia del Espíritu.  



lunes 26 Julio 2010

San Joaquín




San Joaquín y Santa Ana
Padres de la Virgen María Una antigua tradición, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María.   
 El culto aparece para Santa Ana ya en el siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a los abuelos de Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos demostraron siempre a la Madre de Dios.  
San Juan Damasceno: «Joaquín y Ana, ¡feliz pareja! la creación entera os es deudora; por vosotros ofreció ella al Creador el don más excelente entre todos los dones: una madre venerable, la única digna de Aquel que la creó».




Oremos  

« ... Inclinad el oído, venid a mí : escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpétua, la promesa que aseguré a David... «  Isaías 55, 3    

Señor, Dios de nuetros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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