EVANGELIO DEL DÍA

martes, 13 de abril de 2010

«El viento no sabes de dónde viene ni a dónde va»

EVANGELIO DEL DÍA: 13/04/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Martes de la II Semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,32-37.
La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.
Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima.
Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían
y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades.
Y así José, llamado por los Apóstoles Bernabé -que quiere decir hijo del consuelo- un levita nacido en Chipre
que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles.

Salmo 93(92),1-2.5.
¡Reina el Señor, revestido de majestad! El Señor se ha revestido, se ha ceñido de poder. El mundo está firmemente establecido: ¡no se moverá jamás!
Tu trono está firme desde siempre, tú existes desde la eternidad.
Tus testimonios, Señor, son dignos de fe, la santidad embellece tu Casa a lo largo de los tiempos.

Evangelio según San Juan 3,7-15.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".
"¿Cómo es posible todo esto?", le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: "¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas?
Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. 
Jn 3,7-15
Leer el comentario del Evangelio por 
Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía, Pentecostés 1942
«El viento no sabes de dónde viene ni a dónde va»
     ¿Quién eres tú, dulce luz que me llena
e ilumina las tinieblas de mi corazón?
Tú me conduces como la mano de una madre
y si me soltaras,
no sabría dar un solo paso.
Tú eres el espacio
que envuelve todo mi ser y lo cobija en ti.
Abandonado de ti, me hundiría en el abismo de la nada
de donde lo has sacado para levantarlo hasta la luz.
Tú, más próximo cercano a mí
que no lo estoy yo de mí misma,
más íntimo que lo más profundo de mi alma,
y sin embargo inalcanzable e inefable,
más allá de todo nombre,
¡Espíritu Santo, Amor eterno!

     ¿No eres Tú el dulce maná
que del corazón del Hijo
fluye en el mío,
alimento de los ángeles y de los bienaventurados?
Él, que ha pasado de la muerte a la vida
también a mí me ha desvelado desde el sueño de la muerte a una vida
nueva.
Y día tras día
me sigue dando una vida nueva
la plenitud de la cual un día me inundará toda entera,
vida de tu vida, sí, Tú mismo,
¡Espíritu Santo, Vida eterna!


martes 13 Abril 2010

San Martín I



Papa. (año 656). Papa martirizado, son más de 40 los pontífices que han sufrido el martirio. Nació en Todi, Italia, y se distinguió entre los sacerdotes de Roma por su santidad y su sabiduría. Fue elegido Papa el año 649 y poco después convocó a un Concilio o reunión de todos los obispos, para condenar la herejía de los que decían que Jesucristo no había tenido voluntad humana, sino solamente voluntad divina (Monotelitas se llaman estos herejes).
Como el emperador de Constantinopla Constante II era hereje monotelita, mandó a un jefe militar con un batallón a darle muerte al pontífice. Pero el que lo iba a asesinar, quedó ciego en el momento en el que lo iba a matar, y el jefe se devolvió sin hacerle daño. Luego envió Constante a otro jefe militar el cual aprovechando que el Papa estaba enfermo, lo sacó secretamente de Roma y lo llevó prisionero a Constantinopla. El viaje duró catorce meses y fue especialmente cruel y despiadado. No le daban los alimentos necesarios y según dice él mismo en sus cartas, pasaron 47 días sin que le permitieran ni siquiera agua para la cara.
Lo tuvieron tres meses padeciendo en la cárcel destinada a los condenados a muerte, y luego lo sacaron de la cárcel por una petición que hizo el Patriarca Arzobispo de Constantinopla poco antes de morirse, pero lo enviaron al destierro. Sus sufrimientos eran tan grandes que cuando alguien lo amenazó con que le iban a dar muerte, exclamó: "Sea cual fuere la muerte que me den, seguramente no va a ser más cruel que esta vida que me están haciendo pasar".
En su última carta, dice así San Martín: "Estoy sorprendido del abandono total en que me tienen en este destierro los que fueron mis amigos. Y más me entristece la indiferencia total con la que mis compañeros de labores me han abandonado. ¿Qué no tienen dinero? ¿Pero no habría ni siquiera unas libras de alimento para enviarlo? ¿O es que el temor a los enemigos de la Iglesia les hace olvidar la obligación que cada uno tiene de dar de comer al hambriento? Pero a pesar de todo, yo sigo rezando a Dios para que conserve firmes en la fe a todos los que pertenecen a la Iglesia". Murió más de padecimientos y de falta de lo necesario que de enfermedad o vejez, en el año 656. En Constantinopla donde había sido tan humillado, fue declarado santo y empezaron a honrarlo como a un mártir de la religión. Y en la Iglesia de Roma se le ha venido honrando entre el número de los santos mártires.





Oremos

Señor Dios todopoderoso, tú que otorgaste a San Martín, Papa y mártir, la gracia de no sucumbir ante las amenazas y torturas, concédenos a nosotros la fortaleza que nos es necesaria para afrontar las luchas y adversidades de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.







Calendario de  Fiestas Marianas: Nuestra Señor de Mantua (1640)

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