“Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor” (Sl 121,1)… “Iremos a la casa del Señor”: corramos pues, corramos puesto que llegaremos a la casa del Señor. Corramos sin cansarnos; allí no hay cansancio. Corramos hacia la casa del Señor y exultemos de gozo con los que nos han llamado a ir allá, aquellos que han sido los primeros en contemplar nuestra patria. Y de lejos gritan a los que les siguen: “¡Iremos a la casa del Señor; caminad, corred!” Los apóstoles han visto ya esta casa y nos llaman: “¡Corred, caminad, seguidnos! ¡Iremos a la casa del Señor!” ¿Y, qué es lo que responde cada uno de nosotros? “Me alegro por lo que me han dicho: Iremos a la casa del Señor”. Me he alegrado en los profetas, me ha alegrado en los apóstoles, porque todos nos han dicho: “Vamos a la casa del Señor”.
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“Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor” (Sl 121,1)… “Iremos a la casa del Señor”: corramos pues, corramos puesto que llegaremos a la casa del Señor. Corramos sin cansarnos; allí no hay cansancio. Corramos hacia la casa del Señor y exultemos de gozo con los que nos han llamado a ir allá, aquellos que han sido los primeros en contemplar nuestra patria. Y de lejos gritan a los que les siguen: “¡Iremos a la casa del Señor; caminad, corred!” Los apóstoles han visto ya esta casa y nos llaman: “¡Corred, caminad, seguidnos! ¡Iremos a la casa del Señor!” ¿Y, qué es lo que responde cada uno de nosotros? “Me alegro por lo que me han dicho: Iremos a la casa del Señor”. Me he alegrado en los profetas, me ha alegrado en los apóstoles, porque todos nos han dicho: “Vamos a la casa del Señor”.
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