De Corazón a corazón: 2Tim 1,1-3.6-12 ("Te recomiendo que avives la gracia de Dios que está en ti"); Sal 123,1; Mc 12,18-27 ("Cuando resuciten serán como ángeles en el cielo")
Contemplación, vivencia, misión: No se puede entender la persona de Jesús y su mensaje, si no es en sintonía con su "Corazón", con sus sentimientos más íntimos. Él ha venido para hacernos partícipes de la vida divina, preparando y anticipando, ya desde ahora, lo que será luego visión y posesión plena. El "sí" que Dios espera de nosotros (en cada estado de vida) está insertado en el "sí" de Jesús al Padre. Las gracias recibidas hay que reavivarlas continuamente. Quien, como sacerdote, ha recibido la imposición de manos (ahora por el sacramento del Orden) presta a Jesús su voz, sus gestos, todo su corazón, para ser "signo", "memoria" y "servidor" de su amor.
En el día a día con la Madre de Jesús: María ve en cada bautizado "un Jesús por hacer". Y quiere ver en cada sacerdote un "instrumento vivo de Cristo Sacerdote" (PO 12).
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