¿Encuentro con trasfondo? Dos piezas clave en la Iglesia española se reúnen con el Papa
La visita Ad Limina de los obispos españoles al Papa Francisco sigue su curso. Ya han pasado los vascos, aragoneses, navarros, riojanos y algunos castellano-leoneses. Todos ellos han expuesto al Papa la situación de sus diócesis y han respondido todas las dudas que le hayan surgido al Pontifice. De este modo, se habrá hecho una idea del estado de la Iglesia española, de sus virtudes y defectos, de sus necesidades pero también de sus retos.
Este viernes, la visita ha continuado con el turno de dos de las provincias eclesiásticas más grandes e importantes, las de Madrid y Valencia. Y lo son por habitantes, por la cantidad de fieles y también por sus obispos.
Hasta 13 obispos han sido recibidos por Francisco. Por un lado, los madrileños con el cardenal Rouco Varela a la cabeza, acompañado de sus tres obispos auxiliares así como por los prelados de Getafe y Alcalá.
Por el otro, los valencianos y baleares encabezados por el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro. Junto a él acudieron a la llamada del Papa los obispos de Mallorca, Menorca, Ibiza, Segorbe-Castellón y Orihuela-Alicante.
Sin embargo, la presencia tanto del cardenal Rouco como de monseñor Osoro no ha pasado desapercibida pues serán dos de los principales protagonistas en las próximas fechas dentro de la iglesia española y que provocará un lavado de cara profundo tanto en las principales diócesis españolas como en la Conferencia Episcopal.
No hay que olvidar que la visita Ad Limina concluye el próximo 8 de marzo y que el día 3 Francisco recibirá a todos los obispos españoles que conforman la Conferencia Episcopal. Tan sólo una semana después se reunirá la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que tendrá como punto culmen la elección del presidente de los obispos españoles que sustituirá a Rouco. El cardenal gallego ya no podrá ser elegido tal y como establecen los estatutos. Además, estaría a la espera de que en las próximos meses fuera relevado como arzobispo de Madrid, casi tres años después de que presentara su renuncia al Papa por límite de edad.
Por todo ello, esta visita de los obispos españoles al Papa Francisco se torna importante sobre cómo enfocarán los propios prelados la renovación de la Conferencia Episcopal al igual que las conclusiones que pueda sacar el Santo Padre a la hora de proceder a los nombramientos episcopales pendientes, entre los que se encuentran Madrid y Barcelona.
Como es evidente, Rouco Varela aparece en todos los debates y sus encuentros con el Papa son siempre escrutados. Su condición de titular de la diócesis más importante de España, su cargo como presidente de la CEE y su condición de cardenal provocan que así sea. Por ello, lo que hable con el Papa y lo que él mismo diga o haga tendrá también su repercusión.
Y es que además de reunirse con el Papa, los obispos españoles se han entrevistado con los distintos dicasterios de la Curia, como por ejemplo el de los Obispos, encargado de nombrar a los prelados de todo el mundo. Por ello, esta visita puede ir aclarando o cerrando asuntos en este sentido.
Con respecto a Carlos Osoro, le pasa algo parecido que a Rouco. Aparece en todas las quinielas y salsas habidas y por haber. Es uno de los obispos más carismáticos de España. Bien preparado, afable, extrovertido, hiperactivo y decidido. Cumple todos los requisitos y además desempeña su labor en una de las diócesis más grandes de Europa, en Valencia.
De hecho, su nombre suena para todo. En primer lugar para la Conferencia Episcopal pues junto a Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, y Juan del Río, arzobispo Castrense, son los que podrían optar para dirigir la Iglesia española en la época post-Rouco, que ha hecho historia al ser el único eclesiástico que ha presidido la Conferencia Episcopal durante cuatro trienios.
Pero ademas, el propio Osoro también suena tanto para sustituir a Rouco Varela en Madrid como a Martínez Sistach en Barcelona. Es quizás el único obispo al que se le podría adjudicar cualquiera de las dos. Es respetado entre sus compañeros y tras sus pasos por Oviedo y ahora por Valencia no se le quedaría grande. De llegar a Madrid, sería un premio tranquilo y sería posiblemente el líder para los próximos años. Aunque es Barcelona el lugar en el que podría recalar. Habla valenciano debido a su estancia en Valencia y sobre todo no tendría miedo a llegar a una diócesis prácticamente destrozada debido al nacionalismo y al progresismo eclesial.