EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 12 de junio de 2010

«Tu fe te ha salvado. Vete en paz»

EVANGELIO DEL DÍA: 13/06/2010


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



XI Domingo del Tiempo Ordinario


Segundo Libro de Samuel 12,7-10.13.
Entonces Natán dijo a David: "¡Ese hombre eres tú! Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl;
te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más.
¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas.
Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita.
David dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!". Natán le respondió: "El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás.

Salmo 32(31),1-2.5.7.11.
De David. Poema. ¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: "Confesaré mis faltas al Señor". ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.
¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

Carta de San Pablo a los Gálatas 2,16.19-21.
Pero como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en él, para ser justificados por la fe Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley.
Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo,
y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.

Evangelio según San Lucas 7,36-50.8,1-3.
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa.
Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!".
Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro!", respondió él.
"Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?".
Simón contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.
Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies.
Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor".
Después dijo a la mujer: "Tus pecados te son perdonados".
Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?".
Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce
y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios;
Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes. 
Lc 7,36-50#Lc 8,1-3
Leer el comentario del Evangelio por 
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
La Penitencia, II, 8
«Tu fe te ha salvado. Vete en paz»
     «No son los que están sanos los que tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos» (Mt 9,12). Enseña al médico tu herida de manera que puedas ser curado. Aunque tú no se la enseñes, él la conoce, pero exige de ti que le hagas oír tu voz. Limpia tus llagas con tus lágrimas. Es así como esta mujer de la que habla el evangelio se quitó de encima su pecado y el mal olor de su extravío; es así como se ha purificado de su falta, lavando con sus lágrimas los pies de Jesús.

     ¡Resérvame para mí también, oh Jesús, el poder lavar tus pies, esos que has ensuciado mientras caminabas conmigo!... Pero ¿dónde encontraré el agua viva con la que podré lavar tus pies? Si no tengo agua, tengo mis lágrimas. ¡Haz que, lavándote los pies con ellas, yo mismo me purifique! ¿Cómo lo haré para que puedas decir de mi: «Sus numerosos pecados le han sido perdonados, porque ha amado mucho»? Confieso que mi deuda es considerable y que se me ha «perdonado mucho», a mi que he sido arrancado del ruido de las querellas de la plaza pública y de las responsabilidades del gobierno para ser llamado al sacerdocio. Temo, por consiguiente, ser considerado como un ingrato si amo menos, siendo así que se me ha perdonado mucho.

     No puedo comparar a esta mujer con cualquiera otra, ya que es, con justa razón, que ha sido preferida al fariseo Simón que recibía al Señor a comer. Sin embargo, ella enseña, a todos los que quieren merecer el perdón, que es besando los pies del Cristo y lavándolos con sus lágrimas, enjugándolos con sus cabellos, y ungiéndolos con perfume, que lo obtienen... Si no podemos igualarla, el Señor Jesús sabe venir en ayuda de los débiles. Allí donde nadie sabe preparar una comida, llevar un perfume, traer consigo una fuente de agua viva (Jn 4,10), viene él mismo.

                    



domingo 13 Junio 2010

San Antonio de Padua

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Antonio de Padua 
Presbítero y doctor de la Iglesia († 1231)  Nació en Lisboa a finales del siglo XII. Primero formó parte de los canónigos regulares de san Agustín, y, poco después de su ordenación sacerdotal, ingresó en la Orden de los frailes Menores, con la intención de dedicarse a propagar la fe cristiana en África.

Sin embargo, fue en Francia y en Italia donde ejerció con gran provecho sus dotes de predicador, convirtiendo a muchos herejes.

Fue el primero que enseñó teología en su Orden.   Escribió varios sermones llenos de doctrina y de unción.  Murió en Padua el año 1231.




Oremos 
Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en San Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

« Mary kept all these things, reflecting on them in her heart» (Lk 2,19)

DAILY GOSPEL: 12/06/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68



Saturday of the Tenth week in Ordinary Time


Book of Isaiah 61:9-11.
Their descendants shall be renowned among the nations, and their offspring among the peoples; All who see them shall acknowledge them as a race the LORD has blessed.
I rejoice heartily in the LORD, in my God is the joy of my soul; For he has clothed me with a robe of salvation, and wrapped me in a mantle of justice, Like a bridegroom adorned with a diadem, like a bride bedecked with her jewels.
As the earth brings forth its plants, and a garden makes its growth spring up, So will the Lord GOD make justice and praise spring up before all the nations.

1st book of Samuel 2:1.4-5.6-7.8.
And as she worshiped the LORD, she said: "My heart exults in the LORD, my horn is exalted in my God. I have swallowed up my enemies; I rejoice in my victory.
The bows of the mighty are broken, while the tottering gird on strength.
he well-fed hire themselves out for bread, while the hungry batten on spoil. The barren wife bears seven sons, while the mother of many languishes.
"The LORD puts to death and gives life; he casts down to the nether world; he raises up again.
The LORD makes poor and makes rich, he humbles, he also exalts.
He raises the needy from the dust; from the ash heap he lifts up the poor, To seat them with nobles and make a glorious throne their heritage. He gives to the vower his vow, and blesses the sleep of the just. "For the pillars of the earth are the LORD'S, and he has set the world upon them.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 2:41-51.
Each year his parents went to Jerusalem for the feast of Passover,
and when he was twelve years old, they went up according to festival custom.
After they had completed its days, as they were returning, the boy Jesus remained behind in Jerusalem, but his parents did not know it.
Thinking that he was in the caravan, they journeyed for a day and looked for him among their relatives and acquaintances,
but not finding him, they returned to Jerusalem to look for him.
After three days they found him in the temple, sitting in the midst of the teachers, listening to them and asking them questions,
and all who heard him were astounded at his understanding and his answers.
When his parents saw him, they were astonished, and his mother said to him, "Son, why have you done this to us? Your father and I have been looking for you with great anxiety."
And he said to them, "Why were you looking for me? Did you not know that I must be in my Father's house?"
But they did not understand what he said to them.
He went down with them and came to Nazareth, and was obedient to them; and his mother kept all these things in her heart. 
Lc 2,41-51
Commentary of the day 
Blessed Elizabeth of the Trinity (1880-1906), Carmelite
Last retreat, 15th day (©Institute of Carmelite Studies)
« Mary kept all these things, reflecting on them in her heart» (Lk 2,19)
       "The Virgin kept all these things in her heart." Her whole history can be summed up in these few words! It was within her heart that she lived, and at such a depth that no human eye can follow her. When I read in the Gospel "that Mary set out in haste to the hill country of Judea" (Lk 1,39) to perform her loving service for her cousin Elizabeth, I imagine her passing by so beautiful, so calm and so majestic, so absorbed in recollection of the Word of God within her. Like Him, her prayer was always this: «...Here I am" Who? ''The handmaid of the Lord," (Lk 1,38) the lowliest of His creatures: she, His Mother! Her humility was so real for she was always forgetful, unaware, freed from self. And she could sing: "The Mighty One has done great things for me, from now on all peoples will call me blessed" (Lk 1,49.48).

This Queen of virgins is also Queen of martyrs; but again it was in her heart that the sword pierced, for with her everything took place withinl ... Oh! How beautiful she is to contemplate during her long martyrdom, so serene, enveloped in a kind of majesty that radiates both strength and gentleness! She learned from the Word Himself how those must suffer whom the Father has chosen as victims, those whom He has decided to associate with Himself in the great work of redemption, those whom He "has foreknown and predestined to be conformed to His Christ," (Rom 8,29) crucified by love. She is there at the foot of the Cross, standing, full of strength and courage.

                    

Saturday, 12 June 2010

St John of St. Fagondez, priest (+ 1479)



SAINT JOHN OF ST. FAGONDEZ
Priest

(+1479) 
         St. John was born at St. Fagondez, in Spain. At an early age he held several benefices in the diocese of Burgos, till the reproaches of his conscience forced him to resign them all except one chapel, where he said Mass daily, preached, and catechised.
         After this he studied theology at Salamanca, and then labored for some time as a most devoted missionary priest. Ultimately he became a hermit of the Augustinian Order, in the same city.
        There his life was marked by a singular devotion to the Holy Mass. Each night after Matins he remained in prayer till the hour of celebration, when he offered the Adorable Sacrifice with the most tender piety, often enjoying the sight of Jesus in glory, and holding sweet colloquies with Him.
         The power of his personal holiness was seen in his preaching, which produced a complete reformation in Salamanca. He had a special gift of reconciling differences, and was enabled to put an end to the quarrels and feuds among noblemen, at that period very common and fatal. The boldness shown by St. John in reproving vice endangered his life. A powerful noble, having been corrected by the Saint for oppressing his vassals, sent two assassins to slay him. The holiness of the Saint's aspect, however, caused by that peace which continually reigned in his soul, struck such awe into their minds that they could not execute their purpose, but humbly besought his forgiveness. And the nobleman himself, falling sick, was brought to repentance, and recovered his health by the prayers of the Saint whom he had endeavored to murder.
        He was also most zealous in denouncing those hideous vices which are a fruitful source of strife, and it was in defence of holy purity that he met his death. A lady of noble birth but evil life, whose companion in sin St. John had converted, contrived to administer a fatal poison to the Saint. After several months of terrible suffering, borne with unvarying patience, St. John went to his reward on June 11, 1479.