De Corazón a corazón: Deut 26,4-10 ("El Señor nos sacó de Egipto"); Rom 10,8-13 ("Todo el que crea en él, no será confundido"); Lc 4,1-13 ("Jesús… era conducido por el Espíritu al desierto")
Contemplación, vivencia, misión: La acción del Espíritu de Amor se refleja en todos los momentos de la vida de Jesús. Así fue su ida al desierto, para centrarse plenamente en los proyectos del Padre, con esa mirada eterna de Verbo ahora encarnado por obra del Espíritu Santo.. Y nos asume a nosotros para entrar en el "silencio" de Dios donde se forman quienes tienen que ser pan partido para los demás. Si entra la Palabra en corazón, libera de todos los aditamentos extraños y de todas las manipulaciones e interpretaciones egocéntricas.
*En el día a día con la Madre de Jesús: En esa sintonía de fidelidad incondicional al Espíritu Santo estaba enrolada su Madre y nuestra, y nosotros con ella.
AÑO DE LA FE: La vida humana está diseñada para participar en la glorificación de Cristo, pasando por la cruz. "Creer en la caridad suscita caridad, «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1Jn 4,16)" (Benedicto XVI, Mensaje Cuaresma 2013). También en estos momentos, en que acompañamos al Papa, el Espíritu Santo es "el alma de la Iglesia", que invita a una experiencia de oración y silencio (desierto)…