De Corazón a corazón: Hech 5,12-16 ("Solían estar todos con un mismo espíritu"); Apo 1,9-13.17-19 ("Soy el primero y el último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo"); Jn 20,19-31 ("Señor mío y Dios mio... Bienaventurados los que no han visto y han creído"):
Contemplación, vivencia, misión: Las dos apariciones en el Cenáculo apuntan al mismo objetivo: creer sin esperar signos especiales. Los signos no serían suficientes, pues es el mismo Jesús quien se manifiesta a quien lo quiere conocer amando. Sin esta fe vivida, se inventan mil teorías para intentar demostrar la validez de nuestras preferencias tontas. Sólo Jesús puede sanar el corazón y al hombre integral. Él es el inicio y el fin, el único que da sentido a la existencia humana, por haber muerto amando y perdonando, y por haber resucitado.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Como "Madre de Misericordia", María "conparte nuestra condición humana" y "nos alcanza misericordia" (Juan Pablo II, VS 118-120).
AÑO DE LA FE: "En nuestro camino de fe es importante saber y sentir que Dios nos ama; no tener miedo al amor: la fe se profesa con la boca y el corazón, con la palabra y el amor" (Papa Francisco 3 abril 2013)