De Corazón a corazón: Jos 24,1-2.15-18 ("Nosotros serviremos al Señor porque él es nuestro Dios"); Efes 5,21-32 ("Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella"); Jn 6,60-69 ("¿A quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna")
Contemplación, vivencia, misión: La solución de toda crisis histórica depende de la propia relación personal con Cristo: ¿A "quién" iremos?. Sólo Jesús es la luz, el camino, la verdad y la vida. Hay que dejarse sorprender por Dios, quien en todo Getsemaní nos dice como en el Tabor: "Éste es mi Hijo amado" (él en nosotros). La vida es hermosa, aún cuando el granito de trigo parece que muere en el surco. No hay mayor alegría que la de saberse acompañado por Cristo. Las crisis se esfuman, como la niebla, haciendo que el dolor sea fecundo. Jesús ama a su Iglesia como esposa llamada a compartir su misma suerte.
*En el día a día con María la Madre de Jesús: El matrimonio cristiano está llamado a ser expresión del amor de Cristo a su Iglesia. Quienes son llamados al seguimiento evangélico radical de Cristo, son "memoria" viviente de este mismo amor. La Virgen es modelo de la pertenencia esponsal a Cristo.