EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 1 de enero de 2011

El Salvador de mundo, acostado en un pesebre

EVANGELIO DEL DÍA: 02/01/2011
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Domingo II después de Navidad


Libro de Eclesiástico 24,1-4.12-16.
La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo,
abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder:
"Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí la tierra como una neblina.
Levanté mi carpa en las alturas, y mi trono estaba en una columna de nube.
Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia.
Crecí como un cedro en el Líbano y como un ciprés en los montes del Hermón;
crecí como una palmera en Engadí y como los rosales en Jericó; como un hermoso olivo en el valle, y como un plátano, me elevé hacia lo alto.
Yo exhalé perfume como el cinamomo, como el aspálato fragante y la mirra selecta, como el gálbano, la uña aromática y el estacte, y como el humo del incienso en la Morada.
Extendí mis ramas como un terebinto, y ellas son ramas de gloria y de gracia.

Salmo 147,12-13.14-15.19-20.
¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti;
él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente;
Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos. ¡Aleluya!

Carta de San Pablo a los Efesios 1,3-6.15-18.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos,
doy gracias sin cesar por ustedes recordándolos siempre en mis oraciones
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos,

Evangelio según San Juan 1,1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. 
Jn 1,1-18
Leer el comentario del Evangelio por 
Elredo de Rielvaux (1110-1167) monje cisterciense
Sermones de Navidad 2; PL 195, 226-227
El Salvador de mundo, acostado en un pesebre
        «Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador , que es el Mesías, el Señor.» (Lc 2,11) Corramos, pues, como los pastores cuando escucharon la buena noticia.... «Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» (Lc 2,12) Así que os digo: ¡tenéis que amar! Teméis al Señor de los ángeles, pero amad al niño; teméis el Señor en su majestad, pero amad al pequeño envuelto en pañales; teméis al rey de los cielos, pero amad al niño acostado en un pesebre!

        ¿Qué hay de especial en este niño en pañales y acostado en un pesebre? Todos los niños recién nacidos son envueltos en pañales. ¿Dónde está pues la señal? Se podrían decir muchas cosas sobre este signo...Pero, digamos en breve: Belén, «la casa del pan», es la Santa Iglesia donde es distribuido el pan del cuerpo de Cristo, el verdadero pan de vida. El pesebre de Belén es el altar en la Iglesia. Aquí se alimentan los miembros de la familia de Cristo. Los pañales significan el aspecto exterior de los sacramentos. En este pesebre, bajo la apariencia de pan y de vino, está el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo. Aquí vemos que está Cristo en persona, pero envuelto en pañales, es decir, presente de forma invisible bajo los signos sacramentales. No hay signos más grandes y más evidentes del nacimiento de Cristo que el hecho de acercarnos diariamente a su cuerpo y su sangre en el altar santo, y el hecho que vemos diariamente inmolarse por nosotros a Aquel que nació una sola vez de la Virgen.

        Así, pues, hermanos, apresurémonos para llegar al pesebre del Señor. En cuanto podamos preparémonos a este encuentro con su gracia, asociados a los ángeles, «con un corazón puro y buena conciencia y una fe sincera» (2Cor 6,6) Entonces cantaremos al Señor con toda nuestra vida y nuestro comportamiento: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor.» (Lc 2,14)


domingo 02 Enero 2011

San Macario



Macario significa: feliz, bienaventurado.
Este santo nació en Egipto por el año 300. Pasó su niñez como pastor, y     en las soledades del campo adquirió el gusto por la oración y por la meditación y el     silencio.
Una mujer atrevida le inventó la calumnia de que el niño que iba a     tener era hijo de Macario, el cual, según decía ella, la había obligado a pecar. La     gente enardecida arrastró al pobre joven por las calles. Pero él le pidió al Señor en     su oración que hiciera saber a todos la verdad, y sucedió que tal mujer empezó a sentir     terribles dolores y no podía dar a luz, hasta que al fin contó a sus vecinos quién era     el verdadero papá del niño. Entonces la gente se convenció de la inocencia de Macario y     cambió su antiguo odio por una gran admiración a su humildad y a su paciencia.
Para huir de los peligros del mundo, Macario se fue a vivir en un     desierto de Egipto, dedicándose a la oración, a la meditación y a la penitencia, y     allí estuvo 60 años y fueron muchos los que se le fueron juntando para recibir de él la     dirección espiritual y aprender los métodos para llegar a la santidad.
El obispo de Egipto ordenó de sacerdote a Macario para que pudiera     celebrarles la misa a sus numerosos discípulos. Después fue necesario ordenar de     sacerdotes a cuatro de sus alumnos para atender las cuatro iglesias que se fueron     construyendo allí cerca donde él vivía, para los centenares de cristianos que se     habían ido a seguir su ejemplo de oración, penitencia y meditación en el desierto.
Macario quería cumplir aquella exigencia de Jesús: "Si alguno     quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo", y se dedicó a mortificar     sus pasiones y sus apetitos. Estaba convencido de que nadie será puro y casto si no les     niega de vez en cuando a sus sentidos algo de lo que estos piden y desean. Deseaba dominar     sus pasiones y dirigir rectamente sus sentidos. Sentía la necesidad de vencer sus malas     inclinaciones, y notó que el mejor modo para obtener esto era la mortificación y la     penitencia. Como su carne luchaba contra su espíritu, se propuso por medio del espíritu     dominar las pasiones de la carne. A quienes le preguntaban por qué trataba tan duramente     a su cuerpo, les respondía: "Ataco al que ataca mi alma". Y si a alguno le     parecían demasiadas sus mortificaciones le decía: "Si supieras las recompensas que     se consiguen mortificando las pasiones del cuerpo, nunca te parecerían demasiadas las     mortificaciones que se hacen para conservar la virtud".
En aquellos desiertos, con 40 grados de temperatura y un viento     espantosamente caliente y seco, no tomaba agua ni ninguna otra bebida durante el día. En     un viaje al verlo torturado por la sed, un discípulo le llevó un vaso de agua, pero el     santo le dijo: "Prefiero calmar la sed, descansando un poco debajo de una     palmera", y no tomó nada. Y a uno de sus seguidores les dijo un día: "En estos     últimos 20 años jamás he dado a mis sentidos todo lo que querían. Siempre los he     privado de algo de lo que más deseaban".
Dominaba su lengua y no decía sino palabras absolutamente     necesarias. A sus discípulos les recomendaba mucho que como penitencia guardaran el mayor     silencio posible. Y les aconsejaba que en la oración no emplearan tantas palabras. Que le     dijeran a Nuestro Señor: "Dios mío, concédeme las gracias que Tú sabes que     necesito". Y que repitiera aquella oración del salmo: "Dios mío, ven en mi     auxilio, Señor date prisa en socorrerme".
Admirable era el modo como moderaba su genio y su carácter, de     manera que la gente quedaba muy edificada al verlo siempre alegre, de buen genio y que no     se impacientara por más que lo ofendieran o lo humillaran.
A un joven que le pedía consejos de cómo librarse de la preocupación del qué dirán los demás, lo mandó a un cementerio a que les dijera un montón de frases duras a los muertos. Cuando volvió le preguntó Macario: Qué ron! "Pues mira", le dijo el hombre de Dios: "Tú tienes que ser como los muertos: ni entristecerte porque te critican y te insultan, ni enorgullecerte porque te alaban y te felicitan. Porque tú eres solamente lo que eres ante Dios, y nada más ni nada menos".
A uno que le preguntaba qué debía hacer para no dejarse derrotar     por las tentaciones impuras le dijo: "Trabaje más, coma menos, y no les conceda a     sus sentidos y a sus pasiones el gusto al placer inmediato. Quien no se mortifica en lo     lícito, tampoco se mortificará en lo ilícito". El otro practicó estos consejos y     conservó la castidad.
Macario le pidió a Dios que le dijera a qué grado de santidad     había llegado ya, y Nuestro Señor le dijo que todavía no había llegado a ser como la     de dos señoras casadas que vivían en la ciudad más cercana. El santo se fue a     visitarlas y a preguntarles qué medios empleaban para santificarse, y ellas le dijeron     que los métodos que empleaban eran los siguientes: dominar la lengua, no diciendo     palabras inútiles o dañosas. Ser humildes, soportando con paciencia las humillaciones     que recibían y la pobreza y los oficios sencillos que tenían que hacer. Ser siempre     amables y muy pacientes, especialmente con sus maridos que eran muy malgeniudos, y con los     hijos rebeldes y los vecinos ásperos y poco caritativos. Y como medio muy especial le     dijeron que se esmeraban por vivir todo el día en comunicación con Dios, ofreciéndole     al Señor todo lo que hacían, sufrían y decían, todo para mayor gloria de Dios y     salvación de las almas.
Los herejes arrianos que negaban que Jesucristo es Dios, desterraron     a Macario y sus monjes a una isla donde la gente no creía en Dios. Pero allí el santo se     dedicó a predicar y a enseñar la religión, y pronto los paganos que habitaban en     aquellas tierras se convirtieron y se hicieron cristianos.
Cuando los herejes arrianos fueron vencidos, Macario pudo volver a     su monasterio del desierto. Y sintiendo que ya iba a morir, pues tenía 90 años, llamó a     los monjes para despedirse de ellos. Al ver que todos lloraban, les dijo: "Mis buenos     hermanos: lloremos, lloremos mucho, pero lloremos por nuestros pecados y por los pecados     del mundo entero. Esas sí son lágrimas que aprovechan para la salvación".
Jesús dijo: "Dichosos los que lloran, porque ellos serán     consolados (Mt. 5). Dichosos los que lloran y se afligen por sus propios pecados. Dichosos     los que lloran por las ofensas que los pecadores le hacen a Dios. Lloremos arrepentidos en     esta vida, para que no tengamos que ir a llorar a los tormentos eternos". Y murió     luego muy santamente. Llevaba 60 años rezando, ayunando, haciendo penitencia, meditando y     enseñando, en el desierto.
San Macario: santo penitente: consíguenos de Dios la gracia de     hacer penitencia por nuestros pecados en esta vida, para no tener que ir a pagarlos en los     castigos de la eternidad.




CALENDARIO DE FIESTAS MARIANAS: La mayoría de estas fiestas solo se celebran a nivel regional, y también las que se celebran a nivel eclesiástico.

Fundación de la Abadía en Dunes, Flandes en honor a la Santísima Virgen (1128).

Gold, incense and myrrh

DAILY GOSPEL: 02/01/2011
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


The Epiphany of the Lord - Solemnity


Book of Isaiah 60:1-6.
Rise up in splendor! Your light has come, the glory of the Lord shines upon you.
See, darkness covers the earth, and thick clouds cover the peoples; But upon you the LORD shines, and over you appears his glory.
Nations shall walk by your light, and kings by your shining radiance.
Raise your eyes and look about; they all gather and come to you: Your sons come from afar, and your daughters in the arms of their nurses.
Then you shall be radiant at what you see, your heart shall throb and overflow, For the riches of the sea shall be emptied out before you, the wealth of nations shall be brought to you.
Caravans of camels shall fill you, dromedaries from Midian and Ephah; All from Sheba shall come bearing gold and frankincense, and proclaiming the praises of the LORD.

Psalms 72:2.7-8.10-11.12-13.
O God, give your judgment to the king; your justice to the son of kings; That he may govern your people with justice, your oppressed with right judgment,
That abundance may flourish in his days, great bounty, till the moon be no more.
May he rule from sea to sea, from the river to the ends of the earth.
May the kings of Tarshish and the islands bring tribute, the kings of Arabia and Seba offer gifts.
May all kings bow before him, all nations serve him.
For he rescues the poor when they cry out, the oppressed who have no one to help.
He shows pity to the needy and the poor and saves the lives of the poor.

Letter to the Ephesians 3:2-3.5-6.
If, as I suppose, you have heard of the stewardship of God's grace that was given to me for your benefit,
(namely, that) the mystery was made known to me by revelation, as I have written briefly earlier.
which was not made known to human beings in other generations as it has now been revealed to his holy apostles and prophets by the Spirit,
that the Gentiles are coheirs, members of the same body, and copartners in the promise in Christ Jesus through the gospel.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Matthew 2:1-12.
When Jesus was born in Bethlehem of Judea, in the days of King Herod, behold, magi from the east arrived in Jerusalem,
saying, "Where is the newborn king of the Jews? We saw his star at its rising and have come to do him homage."
When King Herod heard this, he was greatly troubled, and all Jerusalem with him.
Assembling all the chief priests and the scribes of the people, he inquired of them where the Messiah was to be born.
They said to him, "In Bethlehem of Judea, for thus it has been written through the prophet:
'And you, Bethlehem, land of Judah, are by no means least among the rulers of Judah; since from you shall come a ruler, who is to shepherd my people Israel.'"
Then Herod called the magi secretly and ascertained from them the time of the star's appearance.
He sent them to Bethlehem and said, "Go and search diligently for the child. When you have found him, bring me word, that I too may go and do him homage."
After their audience with the king they set out. And behold, the star that they had seen at its rising preceded them, until it came and stopped over the place where the child was.
They were overjoyed at seeing the star,
and on entering the house they saw the child with Mary his mother. They prostrated themselves and did him homage. Then they opened their treasures and offered him gifts of gold, frankincense, and myrrh.
And having been warned in a dream not to return to Herod, they departed for their country by another way. 
Mt 2,1-12
Commentary of the day 
Saint Bruno of Segni (c.1045-1123), Bishop
1st sermon on the Epiphany ; PL 165, 863 (©Friends of Henry Ashworth)
Gold, incense and myrrh
Guided by the star, the wise men from the East, having arrived in Bethlehem, entered the house in which the blessed Virgin Mother was staying with her child. They opened their treasures, and offered the Lord three - gold, frankincense, and myrrh - thereby acknowledging him as Lord, true man, and true king.

Holy Church also offers these same gifts to her Savior every day without ceasing. She offers him frankincense by acknowledging and believing him the true Lord and Creator of all. She offers him myrrh when she affirms that he assumed the substance of our flesh, in which he willed to suffer and to die for our salvation. And she offers him gold by believing without doubt that he reigns eternally with the Father and the Holy Spirit...

Alternatively, the offering of these gifts may be taken in a mystical sense. Heavenly wisdom is symbolized by gold, according to the verse of Solomon, which says: «A priceless treasure lies in the mouth of the sage» (cf. Prv 21,20)... By frankincense pure prayer is to be understood, as the psalmist says: «Let my prayer rise like incense in your sight, O Lord» (Ps 141[140],2). For when our prayer is pure, it yields a purer fragrance to the Lord than the smoke of burning incense, and just as such smoke rises upward, so does our prayer ascend to the Lord. Myrrh can be taken as the mortification of our flesh. Thus, we offer the Lord gold when we shine in his sight with the light of heavenly wisdom... We offer him frankincense when we send up pure prayer before him, and myrrh when, «mortifying our flesh with its vices and passions» (Gal 5,24) by self-control, we carry the cross behind Jesus. 


Sunday, 02 January 2011

St Macarius of Alexandria, anchorite († 394)



SAINT MACARIUS OF ALEXANDRIA
Anchorite

(† 394)



        Macarius when a youth left his fruit-stall at Alexandria to join the great St. Antony. The patriarch, warned by a miracle of his disciple's sanctity, named him the heir of his virtues.

        His life was one long conflict with self. "I am tormenting my tormentor," replied he to one who met him bent double with a basket of sand in the heat of the day. "Whenever I am slothful and idle, I am pestered by desires for distant travel."

        When he was quite worn out he returned to his cell. Since sleep at times overpowered him, he kept watch for twenty days and nights; being about to faint, he entered his cell and slept, but henceforth slept only at will. A gnat stung him; he killed it. In revenge for this softness he remained naked in a marsh till his body was covered with noxious bites and he was recognized only by his voice. Once when thirsty he received a present of grapes, but passed them untouched to a hermit who was toiling in the heat. This one gave them to a third, who handed them to a fourth; thus the grapes went the round of the desert and returned to Macarius, who thanked God for his brethren's abstinence.

        Macarius saw demons assailing the hermits at prayer. They put their fingers into the mouths of some, and made them yawn. They closed the eyes of others, and walked upon them when asleep. They placed vain and sensual images before many of the brethren, and then mocked those who were captivated by them. None vanquished the devils effectually save those who by constant vigilance repelled them at once. Macarius visited one hermit daily for four months, but never could speak to him, as he was always in prayer; so he called him an " angel on earth."

        After being many years Superior, Macarius fled in disguise to St. Pachomius, to begin again as his novice; but St. Pachomius, instructed by a vision, bad, rim return to his brethren, who loved him as their father. In his old age, thinking nature tamed, he determined to spend five days alone in prayer. On the third day the cell seemed on fire, and Macarius came forth. God permitted this delusion, he said, lest he be ensnared by pride.

        At the age of seventy-three he was driven into exile and brutally outraged by the Arian heretics. He died A. D. 394.


Lives of the Saints, by Alban Butler, Benziger Bros. ed. [1894]

María, Madre de Dios, Madre del Príncipe de la Paz (Is 11,5)

EVANGELIO DEL DÍA: 01/01/2011
¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Santa María, Madre de Dios. Octava de Navidad - Solemnidad


Libro de los Números 6,22-27.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán:
Que el Señor te bendiga y te proteja.
Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.
Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

Salmo 67(66),2-3.5.6.8.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones.
Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra.
¡Que los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra.

Carta de San Pablo a los Gálatas 4,4-7.
Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley,
para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.

Evangelio según San Lucas 2,16-21.
Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción. 
Lc 2,16-21
Leer el comentario del Evangelio por 
San León Magno (?-hacia 461), papa y doctor de la Iglesia
6º sermón para Navidad, 2,3, 5
María, Madre de Dios, Madre del Príncipe de la Paz (Is 11,5)
     La fiesta de Navidad renueva en nosotros los primeros instantes de Jesús, nacido de la Virgen María. Y nosotros, al adorar el nacimiento de nuestro Salvador, celebramos nuestro propio origen. En efecto, el pueblo cristiano comienza en el momento de venir Cristo al mundo: el aniversario de la cabeza es el aniversario del cuerpo. 

     Ahora bien, entre los tesoros de la generosidad divina ¿podemos encontrar algo más de acorde con la dignidad de la fiesta de Navidad que la paz proclamada por el canto de los ángeles en el nacimiento del Señor? (Lc 2,41). Porque es la paz la que engendra hijos de Dios, la que favorece el amor, la que hace nacer la amistad, la que es el descanso de los bienaventurados, la morada de la eternidad. Su obra propia, su particular beneficio es unir a Dios los que ella separa del mundo... Puesto que, los que «no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano» sino que «nacen de Dios» (Jn 1,13) deben ofrecer al Padre la voluntad unánime de hijos constructores de paz. Todos los que, por adopción han llegado a ser miembros de Cristo, deben acudir presurosamente y encontrarse junto al primogénito de la nueva creación, el que ha venido «no a hacer su propia voluntad, sino la voluntad del que lo ha enviado (Jn 6,38). Los que la gracia del Padre adopta como herederos no están divididos o en contraste entre ellos sino que tienen los mismos sentimientos y el mismo amor. Los que son recreados según la Imagen única (cf Hb 1,3; Gn 1,27) deben tener un alma que les asemeje. El nacimiento del Señor Jesús, es el nacimiento de la paz. Tal como lo dice san Pablo: «Él es nuestra paz» (Ef 2,14). 


sábado 01 Enero 2011

Santa María, Madre de Dios



Es el mejor de los comienzos posibles para el santoral. Abrir el año con la solemnidad de la Maternidad divina de María es el mejor principio como es también el mejor colofón. Ella está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es la cumbre de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud. No extraña el calificativo superlativo de "santísima" del pueblo entero cristiano y es que no hay en la lengua mayor potencia de expresión. Madre de Dios y también nuestra... y siempre atendida su oración.

Los evangelios hablan de ella una quincena de veces, depende del cómputo que se haga dentro de un mismo pasaje, señalando una vez o más.

El resumen de su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, allá en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José.

Visita a su parienta Isabel, la madre del futuro Precursor, cuando está embarazada de modo imprevisto y milagroso de seis meses; con ella convive, ayudando, e intercambiando diálogos místicos agradecidos la temporada que va hasta el nacimiento de Juan.

Por el edicto del César, se traslada a Belén la cuna de los mayores, para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios que ha tomado carne y alma humana.

Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo.
También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos.

Vuelta la normalidad con la muerte de Herodes, se produce el regreso; la familia se instala en Nazaret donde ya no hay nada extraordinario, excepción hecha de la peregrinación a Jerusalén en la que se pierde Jesús, cuando tenía doce años, hasta que José y María le encontraron entre los doctores, al cabo de tres días de angustiosa búsqueda.
Ya, en la etapa de la "vida pública" de Jesús, María aparece siguiendo los movimientos de su hijo con frecuencia: en Caná, saca el primer milagro; alguna vez no se le puede aproximar por la muchedumbre o gentío.

En el Calvario, al llegar la hora impresionante de la redención por medio del cruentísimo sufrimiento, está presente junto a la cruz donde padece, se entrega y muere el universal salvador que es su hijo y su Dios.

Finalmente, está con sus nuevos hijos _que estuvieron presentes en la Ascensión_ en el "piso de arriba" donde se hizo presente el Espíritu Santo enviado, el Paráclito prometido, en la fiesta de Pentecostés.

Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que murió o no murió, en Éfeso o en Jerusalén, y pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.

Dio a su hijo lo que cualquier madre da: el cuerpo, que en su caso era por concepción milagrosa y virginal. El alma humana, espiritual e inmortal, la crea y da Dios en cada concepción para que el hombre engendrado sea distinto y más que el animal. La divinidad, lógico, no nace por su eternidad.

Al tiempo que es Dios, es hombre. Alta teología clasifica lo irrepetible de su ser, afirmando dos naturalezas en única personalidad. El Dios infinito, invisible, inmenso, omnipotente en su naturaleza es ahora pequeño, visible, tan limitado que necesita atención. Lo invisible de Dios se hace visible en Jesús, lo eterno de Dios entra con Jesús en la temporalidad, lo inaccesible de Dios es ya próximo en la humanidad, la infinitud de Dios se hace limitación en la pequeñez, la sabiduría sin límite de Dios es torpeza en el gemido humano del bebé Jesús y la omnipotencia es ahora necesidad.

María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. La Madre de Dios contempla en sus brazos la belleza, la bondad, la verdad con gozoso asombro y en la certeza del impenetrable misterio.




Himno



Lucero del alba,
Aurora estremecida,
Luz de mi alma,
Santa María.

Hija del Padre,
Doncella en gracia concebida,
Virgen y madre,
Santa María.

Flor del Espíritu,
Ave, blancura, caricia,
Madre del Hijo,
Santa María.

Llena de ternura,
Bendita entre las benditas,
Madre de todos los hombres,
Santa María.  Amén 


Señor Dios, que por la maternidad virginal de María, has dado a los hombres los tesoros de la salvación, haz que sintamos la intercesión de la Virgen Madre, de quién hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Que vive y reina contigo.



Postrada a vuestros pies, gran reina del cielo, yo os venero con el más p


rofundo respeto y confieso que sois Hija de Dios Padre, Madre del Verbo Divino, Esposa del Espíritu Santo. Sois la tesorera y la distribuidora de las divinas misericord

ias. Por eso os llamamos Madre de la divina Piedad. Yo me encuentro en la aflicción

y la angustia. Dignaos mostrarme que me amáis de verdad. Os pido igualmente que roguéis con fervor a la Santísima Trinidad para que nos conceda la gracia de vencer siempre al demonio, al mundo y las malas pasiones; gracia eficaz que santifica a los justos, convierte a l

os pecadores, destruye las herejías, ilumina a los infieles y conduce los judíos a la verdadera fe. Obtenednos que el mundo entero forme un solo pueblo y una sola Iglesia.


Nota:
1 de enero (Santa María Madre de Dios): "Jornada por la Paz": Jornada mundial (pontificia).

FIN DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

En Occidente el 1 de enero es un día para felicitarse: es el inicio
del año civil. Los fieles están envueltos en el clima festivo del comienzo
del año y se intercambian, con todos, los deseos de "feliz año".

Sin embargo, deben saber dar a esta costumbre un sentido cristiano
y hacer de ella casi una expresión de piedad. Los fieles saben que "el
año nuevo" está bajo el señorío de Cristo y por eso, al intercambiarse
las felicitaciones y deseos, lo ponen, inplícita o explícitamente, bajo el
dominio de Cristo, a quien pertenecen los días y los siglos eternos
(cf. Ap 1,8; 22,13).
(Directorio, n. 116)

En algunos lugares, sobre todo en comunidades monásticas y
en asociaciones laicales marcadamente eucarísticas, la noche del
31 de diciembre tiene lugar una vigilia de oración que se suele concluir
con la celebración de la Eucaristía.

Se debe alentar esta vigilia,
y su celebración tiene que estar en armonía con los contenidos
litúrgicos de la octava de la Navidad, vivida no sólo como una reacción
justificada ante la despreocupación y disipación con la que la
sociedad vive el paso de un año a otro, sino como ofrenda vigilante
al Señor de las primicias del nuevo año.
(Directorio, n. 114)

Mary, Mother of God, Mother of the Prince of Peace (Is 11,5)

DAILY GOSPEL: 01/01/2011
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


The Blessed Virgin Mary, the Mother of God - Solemnity


Book of Numbers 6:22-27.
The LORD said to Moses:
"Speak to Aaron and his sons and tell them: This is how you shall bless the Israelites. Say to them:
The LORD bless you and keep you!
The LORD let his face shine upon you, and be gracious to you!
The LORD look upon you kindly and give you peace!
So shall they invoke my name upon the Israelites, and I will bless them."

Psalms 67(66):2-3.5.6.8.
May God be gracious to us and bless us; may God's face shine upon us. Selah
So shall your rule be known upon the earth, your saving power among all the nations.
May the nations be glad and shout for joy; for you govern the peoples justly, you guide the nations upon the earth. Selah
May the peoples praise you, God; may all the peoples praise you!
May God bless us still; that the ends of the earth may revere our God.

Letter to the Galatians 4:4-7.
But when the fullness of time had come, God sent his Son, born of a woman, born under the law,
to ransom those under the law, so that we might receive adoption.
As proof that you are children, God sent the spirit of his Son into our hearts, crying out, "Abba, Father!"
So you are no longer a slave but a child, and if a child then also an heir, through God.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 2:16-21.
So they went in haste and found Mary and Joseph, and the infant lying in the manger.
When they saw this, they made known the message that had been told them about this child.
All who heard it were amazed by what had been told them by the shepherds.
And Mary kept all these things, reflecting on them in her heart.
Then the shepherds returned, glorifying and praising God for all they had heard and seen, just as it had been told to them.
When eight days were completed for his circumcision, he was named Jesus, the name given him by the angel before he was conceived in the womb.
 Lc 2,16-21
Commentary of the day 
Saint Leo the Great (?-c.461), Pope and Doctor of the Church
6th sermon of Christmas, 2, 3, 5 (trans. breviary ; cf SC 22 bis, p. 139f.)
Mary, Mother of God, Mother of the Prince of Peace (Is 11,5)
The Christmas feast renews for us the holy infancy of Jesus, born of the Virgin Mary. And as we adore the birthday of the Savior we find that we are celebrating our own beginnings. For the birth of Christ is the origin of the people of Christ, and the birthday of the head us the birthday of the body.

But, in the treasury of the Lord's generosity what can we more suitable to honour the present feast than the peace first proclaimed by the angels' chorus at the Lord's nativity? (Lk 2,14) Peace it is that gives birth to the sons of God. Peace is nurse of love, the mother of unity, the repose of the blessed, and our eternal home. The real work and special blessing of peace is to join to God those whom it sets apart from this world. Let those, then, «who are born not of blood nor of the will of the flesh nor of the will of man but of God,» (Jn 1,13) offer to the Father the oneness of heart of peace-loving souls. Let all the members of adoption come together in the: first-born of the new creation, who «came to do not his own will but the will of him who sent him» (Jn 6,38). The grace of the Father has not adopted as his heirs those who art divided among themselves and at odds with each other, but those who are one in mind and heart. Remodeled according to the one image (cf. Heb 1,3; Gn 1,27), they should have a spirit in conformity with it. The birthday of the Lord is the birthday of peace. As the apostle Paul says, «He, Christ, is our peace» (Eph 2,14).



Saturday, 01 January 2011

Solemnity of Mary, Mother of God



MARY, MOTHER OF GOD
O marvelous exchange!
Man's Creator has become man,
born of a virgin.
We have been made sharers in the divinity of Christ
who humbled himself to share in our humanity.

Mary has given birth to a King
whose name is everlasting ;
hers the joy of motherhood,
hers the virgin's glory.
Never was the like seen before,
never shall it be seen again, alleluia.

By your miraculous birth of the Virgin
you have fulfilled the Scriptures :
like a gentle rain falling upon the earth
you have come down to save your people.

O God, we praised you.


Christian Prayer : The Liturgy of the Hours; Daughters of St. Paul * St. Paul Editions * 1976



God our Father,
may we always profit by the prayers
of the Virgin Mother Mary,
for you bring us life and salvation
through Jesus Christ her Son
who lives and reigns with you and the Holy Spirit,
one God for ever and ever.
Amen.