EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 29 de noviembre de 2014

La Iglesia, bajo el foco: «Los fieles no toleran que no se actúe inmediatamente para atajar el mal» - ReL

La Iglesia, bajo el foco: «Los fieles no toleran que no se actúe inmediatamente para atajar el mal» - ReL

La Iglesia, bajo el foco: «Los fieles no toleran que no se actúe inmediatamente para atajar el mal»

La archidiócesis de Granada se ha visto en las últimas fechas en el ojo del huracán a raíz del caso de los supuestos abusos sexuales por los que han sido detenidos tres sacerdotes y un laico. Gestos como el del arzobispo Javier Martínez postrándose ante el altar de la catedral para pedir perdón, o la rapidez de su primer comunicado en cuanto saltó el caso a los medios, muestran que algo está cambiando en la Iglesia en la gestión de este tipo de crisis que la sitúan bajo los focos.

Yago de la Cierva es uno de los grandes expertos españoles en ese ámbito. Fue director ejecutivo de la JMJ de Madrid 2011 y es profesor de Comunicación Preventiva y Gestión de Crisis en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma. Acaba de publicar La Iglesia, casa de cristal. Propuestas y experiencias de comunicación durante crisis y controversias mediáticas (BAC, Biblioteca de Autores Cristianos). La obra está llamada a convertirse en texto de referencia en facultades de Periodismo o en gabinetes de comunicación o de prensa (eclesiásticos o no, pues la teoría y los ejemplos que extrae no se circunscriben al ámbito de la Iglesia). Sobre todo es lectura instructiva para todos los que ostentan una representación del tipo que sea. Máxime si se trata de una institución, como la Iglesia, que está obligada a una transparencia absoluta. A ser templo y refugio, sí, pero con el techo y las paredes permitiendo a todos ver el interior sin cortapisas.

-¿Cómo ha gestionado la Iglesia la crisis de Granada?
-No conozco "por dentro" este triste episodio (que no está cerrado aún, y que sin duda todavía traerá cola) y por tanto hay que suspender el juicio en cuanto a los hechos. Pero simplemente de las informaciones ya contrastadas que todos conocen se pueden extraer muchas lecciones. En primer lugar, que todas las instituciones religiosas, por bien que estén gobernadas (y más aún si no lo están) pueden sufrir un problema de estas características.


Yago de la Cierva advierte de la importancia de
tener un plan de acción que prevenga las crisis
mediáticas.


-¿Quiere decir que no es tanto cuestión de "estructuras" como de "personas"?

-La Iglesia está formada por personas de carne y hueso, que pueden equivocarse y de hecho se equivocan mucho y gravemente; y es imposible evitarlas por completo. Los hombres somos una fuente inagotable de sorpresas. Pero los fieles católicos y los ciudadanos en general no toleran que no se actúe inmediatamente para atajar el mal. Y es imposible actuar con la celeridad que estos casos requiere si no se está preparado: si no hay un protocolo de acción en casos semejantes, que incluye medidas de investigación, de gestión y de comunicación, que se pueda aplicar rápidamente.

-¿Lo hay?
-Todas las diócesis deberían preguntarse si tienen estos protocolos (algo que la Santa Sede pidió a las Conferencias episcopales que estuviera listo para 2012), y saben qué harían si les ocurre algo semejante. Hay que escarmentar en cabeza ajena.


Una obra de valor académico, pero sobre todo
de valor práctico en todos los ámbitos de la Iglesia
donde es esencial la comunicación.


-¿Hay conciencia de esto último?

-Cada diócesis y cada institución eclesial son autónomas en su gobierno y en su comunicación, pero no en la percepción de la gente (incluidos los católicos), y lo que afecta a una diócesis, afecta a todas. No estamos asistiendo a un problema que sufre una diócesis, y ni siquiera de la Conferencia episcopal, sino de toda la Iglesia en España. Todos lo leemos, todos nos quedamos abochornados, todos vemos cómo en la otra punta de la península un cura cualquiera es llamado "pedófilo" por la calle y no pasa nada…

-¿Qué puede hacerse a nivel nacional?

-La comunicación de la Iglesia en España debería ser coordinada, y superar la mentalidad juridicista que lleva a considerar cada diócesis una isla. En este sentido, la misma operación de organización y consistencia económica que se ha realizado en las diócesis españolas se debería aplicar también a las oficinas de comunicación de las diócesis.


En la comunicación del Papa Francisco los gestos
son fundamentales. Y su empeño en la ejemplaridad
del clero y los obispos, también.


-¿Cuánto aporta la intervención directa del Papa en un caso como éste?
-Este lamentable episodio ha puesto de relieve el modo como gobierna el Papa Francisco y sus prioridades. Vemos que su atención a los temas que considera importantes –y la ejemplaridad del clero y del episcopado lo es– es personal, tenaz y hasta radical; y que más que palabras, enseña con sus gestos. En ese sentido, sus llamadas telefónicas y su premura para que se resuelva el asunto son toda una llamada de atención a la importancia que tienen que dar los pastores a la atención de las víctimas de la actuación criminal de clérigos.

-Eso venía cambiando hace tiempo...
-San Juan Pablo II ya había dicho con contundencia: "No hay sitio en el ministerio para quienes abusan de otros"; y Benedicto XVI ha hecho una limpieza notable, exigiendo la renuncia a casi cien obispos. Ahora es como si Francisco pensara: voy a ejemplarizar cuál debería ser la actitud del pastor al conocer hechos de esta naturaleza. Y todo el mundo sabe que, en la Iglesia y en cualquier organización, no hay nada más importante que aquello que el jefe va a revisar en persona.

-¿Cómo conjugar esa firme determinación con la necesaria prudencia?

-Es muy importante asumir la iniciativa. Este caso pone de manifiesto que no se puede esperar a conocer todos los elementos de la historia para actuar con decisión y claridad, porque… ese momento no llegará nunca. Las organizaciones no son las primeras en saber qué ha pasado en su interior, les adelantan siempre los medios de comunicación. Además, nunca se puede descartar que aparezcan casos nuevos, o datos nuevos en historias viejas…

-¿Entonces...?
-Hay que aceptar que uno no puede controlar la situación, sino que es un actor más en la escena; y actuar de acuerdo con lo que se espera de él: que asuma la defensa de las víctimas, conocidas y por conocer; que muestre una actitud conforme a la gravedad de los hechos, que colabore con la policía, etc. No estoy diciendo que en el caso de Granada, esto no se haya hecho, porque no lo sé; pero si se toma la iniciativa, se forma parte de la solución, no del problema. Y pienso que la percepción de la gente es ésa.

-Sin embargo, en ocasiones se actúa correctamente y la opinión pública no se entera...

-Muy probablemente, se han tomado decisiones de gran prudencia en cuanto se refiere a las personas; pero si no se comunica, se rema contracorriente, porque en una crisis la presunción es de culpabilidad, no de inocencia.

-¿Qué hay que hacer para comunicar bien?
-Es importante mantener informados a los medios de comunicación, y más en un tema de interés general. Pero en las crisis se manifiesta más importante aún contar con canales de comunicación propios activos y eficaces con todos los públicos prioritarios, de manera que reciban información directamente de la institución, sin los filtros que supone pasar por los medios.

-¿Cómo puede estructurarse en la práctica un canal semejante?
-En el caso de una diócesis, es imprescindible saber cómo se mantiene informados a todos los sacerdotes y parroquias; a todas las instituciones católicas presentes en el territorio; a los profesores de religión de los colegios públicos; a los demás obispos; a los medios de comunicación católicos; etc., etc. Ahora la tecnología lo ha hecho más fácil… pero requiere mucho tiempo y a personas preparadas.

-¿Vale la pena invertir en ello?
-Estos canales permiten llegar a la gente directamente, explicarles qué ha pasado, qué se va a hacer para poner remedio, cómo nos vamos a ocupar de las víctimas, qué reformas internas habrá que introducir, y qué puede hacer quien se sienta afectado y desee ayudar. Y por supuesto, escuchar, escuchar, escuchar. Por ejemplo, las sugerencias de José Luis Restán sobre cómo enfocar este problema con sensatez y sentido sobrenatural son de gran ayuda para los cristianos de a pie (e incluso para los demás), y podrían tomarse de ejemplo de una comunicación institucional eficaz.

-Poco antes del caso Granada, la Iglesia fue objeto de controversia con la crisis del Sínodo...

-Yo no creo que el sínodo de la familia en Roma haya supuesto una crisis para la Iglesia. Quizá lo que ha habido es, por un lado, algunos mensajes muy esperanzadores, de que la Iglesia debe salir y acercarse a los problemas reales de las personas, sin rechazar a nadie; y quizá algo de descontrol en la comunicación, porque cuando lo que se quiere decir y lo que se entiende no coinciden, es que no se ha hecho bien…


La propuesta del cardenal Walter Kasper de permitir
la comunión a divorciados en convivencia posterior
marcó la primera parte del sínodo sobre la familia.


-¿Qué pudo fallar?

-Esto no pasa solo en la Iglesia, es un problema general: no es nada fácil comunicar en medio de una especie de "negociación", porque cuando se expresan voces distintas que tienen carácter provisional, lo más normal es el ruido. La armonía es siempre fruto de la coordinación. De todos modos, es palpable el esfuerzo del Papa por enfrentarse con los problemas y buscar soluciones, e involucrar a personas de los cinco continentes. Eso en sí mismo es un mensaje positivo, que la gente aprecia.

-Pederastia, comunión a divorciados, disensiones entre obispos... ¿qué principios generales deben guiar la conducción de estas crisis?

-La verdad, los supuestos que Vd. menciona tienen poco que ver entre sí. Quizá lo único que tienen en común es que en la solución de todos ellos está la comunicación, entendida como un servicio al gobierno de las instituciones, tanto para las instituciones civiles como para las eclesiásticas. Siempre es bueno preguntarse qué se ha entendido de lo que hemos dicho, y plantearse cómo hacerlo mejor la siguiente vez.

-Antes repitió usted tres veces la palabra "escuchar"...

-Nunca se subrayará bastante la importancia de escuchar en el proceso de comunicación (y en el liderazgo). Podríamos entonces pararnos a pensar si lo estamos haciendo lo bien que deberíamos, y cómo podemos mejorar. Es una parte importante del servicio que se presta a la gente.

-¿Por qué en La Iglesia, casa de cristal usted insiste tanto en la prevención, en estar preparados?
-La prevención es la clave de la gestión de crisis: la única crisis bien gestionada es la que se ha evitado.

-¡No es tan fácil...!
-Un dato estadístico interesante es que la mayoría de las crisis anuncia su llegada. Es un factor muy positivo, porque implica que si se está atento a las señales que dan con antelación, y no se deja que los problemas se agranden sino que se resuelven cuando son aún pequeños, se logrará evitar casi todas las crisis, y las que sean inevitables, nos pillarán sobre aviso.

-¿Se tiene esto en cuenta en la Iglesia?

-En la Iglesia de hoy veo cada vez más instituciones que se preparan, que forman a sus portavoces, que elaboran planes de crisis, y que tienen programas de simulacros y de ensayos. Pero ojo, la prevención no es solo "comunicación", porque una crisis no es un problema de comunicación, sino de gobierno.

-¿A qué se refiere?

-Es preciso también llevar bien las cuentas económicas y la gestión patrimonial, respetar los procedimientos canónicos para los nombramientos eclesiásticos, seguir criterios de contratación transparentes, dirigir a las personas desde el respeto y la confianza… En ese sentido, soy muy optimista.

-¿Hemos aprendido de las situaciones?
-El modo en que se lideran las organizaciones ha cambiado mucho en los últimos años, porque está cambiando nuestra sociedad. Las personas piensan, quieren y se relacionan hoy de modo distinto a hace veinte años, y esto implica cambios notables en las instituciones. También la Iglesia se adapta: una diócesis o una parroquia hoy no se gobiernan como en 1980. Si se quiere, se podría aplicar a esto el viejo refrán de "Ecclesia semper reformanda": para poder servir al Evangelio, tenemos que adaptarnos a los tiempos.

-¿Qué es lo que hay que adaptar?

-El Evangelio no se adapta, es siempre actual y eficaz: pero nosotros sí que tenemos que ser buenos canales.

-¿Cómo entender la gestión de crisis en el ámbito de la Nueva Evangelización?
-La nueva evangelización consiste en presentar de manera atractiva a Jesucristo al hombre y la mujer de hoy, y mostrarles (más que enseñarles) que Dios quiere que seamos felices, y que solo lo lograremos siguiendo sus pasos. Su camino es la ejemplaridad cristiana: predica más fuerte un cristiano coherente en medio de los problemas acuciantes (rechazar una comisión ilegal, reconocer públicamente que una idea innovadora no fue nuestra sino de un subordinado, dedicar unas horas a la semana al voluntariado, visitar a menudo a los padres enfermos o en un geriátrico, etc.) que un predicador o un profesor de moral.

-Pero eso no es comunicación...
-La comunicación se mueve en otro plano, que podríamos llamar "pre-evangelización": mostrar que las organizaciones católicas (diócesis, colegios, hospitales, ONGs, universidades) respetan las leyes y las normas éticas, entre las cuales está la de informar con verdad de lo que hacen bien y mal. Y no lo digo yo, está así en el Compendio de doctrina social de la Iglesia

-¿Por qué utiliza el término "pre-evangelización"?
-Digo que es pre-evangelización porque son un motivo importante de credibilidad; y cuando no es así (cuando por ejemplo en una institución católica no se paga el salario justo, o no se piden los permisos necesarios para una obra), entonces la gente llegará a pensar que nuestra fe es de boquilla. Es el modo "institucional" de ser ejemplares.

-Volvamos, para concluir, a la gestión de crisis. ¿La formación en este ámbito debe ser generalizada o sólo propia de quienes, por así decirlo, deben "dar la cara"?

-Nadie discute hoy que para liderar una institución hay que saber algo de derecho, de finanzas, de dirección de personas, de gestión de proyectos, etc., además de conocer bien el espíritu que mueve a esa institución. A la Iglesia le pasa lo mismo. De hecho, desde hace unos pocos años la Santa Sede tiene un programa de formación de nuevos obispos: además de saber teología, derecho canónico y pastoral, hacen falta otras cosas… Y esa tendencia va a más. En el mismo saco está la comunicación. Ya existen programas de comunicación en muchos seminarios, y algunos obispos también los solicitan.

-Es que, cuando hay fallos en esto, los daños son muchos...
-Creo que cada vez es más general la percepción de que la comunicación en la Iglesia es un elemento fundamental, y que eso implica dedicar personas, tiempo y recursos para alcanzar la profesionalidad.






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naiz: Iritzia | Opinión - Denuncie los abusos, pero no ante la Iglesia

naiz: Iritzia | Opinión - Denuncie los abusos, pero no ante la Iglesia

naiz: Iritzia | Opinión - Denuncie los abusos, pero no ante la Iglesia

Con motivo de los casos de pederastia denunciados en Granada, en los que están acusados como presuntos abusadores varios sacerdotes y un profesor de religión, algunas autoridades eclesiásticas han pedido perdón en nombre de la Iglesia católica, asumiendo la veracidad de las denuncias. El arzobispo de Granada, con una teatral escenificación en la catedral (él y otros sacerdotes se tumbaron boca abajo unos minutos en el suelo). El papa, mediante dos llamadas personales a Daniel (nombre ficticio de la víctima que le escribió).


¿Y qué hace la Iglesia con sus miembros presuntamente abusadores? Cuando no los encubre, se conforma, en lo que llama «tolerancia cero», con medidas «internas» como traslados o apartamientos temporales, pero no los denuncia ante la justicia. Y es que, desde la Iglesia, estas gravísimas acciones se contemplan como pecados, no como delitos, y por eso hablan de perdón, ofensas a Dios y penitencias cristianas, no de la justicia del Estado de Derecho, que consideran inferior a la divina.


Las pomposas peticiones de perdón no diré que están de más, pero, de cara a la realización de justicia, de poco sirven si no van acompañadas –o mejor, precedidas– de acciones efectivas. De hecho, son un fraude si se ofrecen como sustitutas de estas, y más aún si las acciones que se toman perjudican a la justicia. ¿Han venido acompañadas de acciones efectivas las peticiones de perdón del arzobispo de Granada y del papa? Más concretamente: ¿pusieron los hechos de los que tuvieron conocimiento en manos de la justicia? Todo el mundo sabe que el arzobispo, no. Y en cuanto al papa, creo que hay una sorprendente confusión al proclamarlo como héroe de esta historia. Bergoglio, según las noticias y lo que él mismo declaró, puso la denuncia en manos… de oficiales de la Santa Sede y del arzobispo, un hombre ya conocido (entre otras lindezas) por proteger cuando era obispo de Córdoba a un cura condenado por pederastia. El papa pidió a Daniel en su primera llamada que hablara con ese arzobispo. Unos errores garrafales e inexcusables aunque el arzobispo hubiera sido otro, si ninguno tiene el mandato de denunciar. Solo un par de meses después, en su segunda llamada, trató de enmendar (demasiado tarde) esos errores si es que de verdad animó a la víctima a denunciar ante la justicia temporal, que es lo que debió hacer desde el primer momento.


En cambio, lo que alentó el papa fue que el arzobispo de Granada, y tal vez el personal del Vaticano, llevaran a cabo actuaciones de tipo meramente «interno», buscando la «justicia de Dios» (arzobispo dixit). Parece que las actuaciones no fueron suficientes ni para el propio papa, pero aunque el arzobispo hubiera impuesto los mayores castigos «internos» a los presuntos abusadores, en absoluto era eso lo esencial. Es más, parece claro que esa intervención de personal de la Iglesia propiciada por el papa ha servido, desgraciadamente, para poner en alerta a los presuntos pederastas y darles mucho tiempo para la eventual ocultación o destrucción de pruebas (esos ordenadores desaparecidos…). Con razón el juez ha pedido al arzobispado de Granada que no intervenga mientras se procede con las diligencias. De modo que la intervención del papa en este asunto, al perjudicar gravemente la acción judicial, considero que ha sido, como mínimo, negligente.


Dado que la actuación de la Iglesia en este caso y en tantos otros se mueve entre esa negligencia y el encubrimiento, yo pediría a quienes se estén planteando realizar nuevas denuncias por abusos clericales ¡que no se les ocurra hacerlo ante la Iglesia! Es más, sería prudente que no dieran noticia de sus intenciones a sacerdotes, obispos… o al papa. Además, por supuesto me uno a la petición de Granada Laica de que todas las víctimas de abusos, o, en su caso, sus padres, allegados o testigos, denuncien ante la justicia (la verdadera) con todas las pruebas que puedan reunir. Que dejen de lado posibles sentimientos de vergüenza, culpa o miedo; no son precisamente ellos quienes deben sentirse avergonzados, culpables o temerosos. También han de desechar la idea de que no va a servir para nada, pues, aun cuan- do a veces una sola denuncia no llegue a ser efectiva, tal vez la suma de varias, de diversos testimonios y pruebas, sí lo sea. A cambio del esfuerzo, acaso se consiga que se haga justicia sobre al menos algunos de los presumiblemente abundantes abusadores «en ejercicio» (se sospecha que hay muchísimos más casos de los que asoman), impidiendo que continúen con sus agresiones. Pero también merece la pena actuar contra quienes, por las razones que sea, parecen haber abandonado sus repugnantes prácticas (y tal vez tengan el perdón cristiano). Esta justicia retroactiva contribuiría, además, al efecto disuasorio sobre los pederastas y sus encubridores.



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  Sotanas sospechosas | EL LIBREPENSADOR

  Sotanas sospechosas | EL LIBREPENSADOR

Sotanas sospechosas

Se expurga actualmente en España un caso de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes en una parroquia de Granada. No es el primer caso ni será el último de los que se incuban bajo las sotanas de la Iglesia Católica en este país y en otros rincones del mundo.

No obstante, lo sucedido en Granada es representativo de un mal que, a pesar de conocerse su existencia, apenas es denunciado para que intervenga la justicia ordinaria, aunque, cosa extraordinaria, es el primero en que interviene la máxima autoridad eclesiástica, el Papa de Roma, para instar personalmente a desvelar y denunciar los hechos, obligando incluso a la diócesis granadina adoptar medidas disciplinarias que no acababa de infringir a los curas pederastas.El sexo mataY es que los abusos en la Iglesia Católica forman parte de una leyenda ampliamente extendida allí donde arraiga una confesión que exige el celibato a sus ministros sin que jamás, salvo escándalo mayúsculo, haya intentado siquiera atajar el problema con la contundencia y sin el encubrimiento con que deberían afrontarse no sólo la violación de sus propias normas morales (pecados), sino también las legales, con la comisión de delitos de índole penal. No deja de sorprender que, como en toda leyenda, algo de verdad acompañe a unos hechos que se transforman en relatos ampliamente difundidos entre la colectividad. Y el de los abusos sexuales en la Iglesia Católica es un mal que persigue a esta religión desde antiguo, carcomiendo sus entrañas sin que, hasta hoy, se haya combatido con la severidad y el rigor que ha demostrado el actual papa Francisco.

Porque no es hasta este último escándalo, y gracias a la intervención directa del Papa, cuando la diócesis granadina se ve obligada a apartar a unos sacerdotes que actuaban para cometer sus agresiones sexuales como si fuesen una secta. Se trataba de un clan formado por 10 sacerdotes y dos seglares que, amparándose en la autoridad que ejercían sobre los menores, cometían sus vejaciones sexuales en inmuebles parroquiales, casas y locales repartidos en Granada y su área metropolitana. Sólo cuando los medios de comunicación dieron a conocer la gravedad de lo acaecido bajo las sotanas de esos sacerdotes granadinos, tras la denuncia de una víctima al Sumo Pontífice, es cuando el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, conocedor de lo que sucedía en su diócesis, toma medidas disciplinarias y entona un tardío "mea culpa", postrándose en el suelo de la Catedral para pedir perdón por los "daños" causados a los niños.

No se apartaba el arzobispo granadino de la actitud tradicional de la Iglesia católica en relación a los abusos sexuales en su seno. Intenta tapar con un manto de silencio lo que se cuece bajo las sotanas de algunos miembros religiosos que están en contacto frecuente con niños y adolescentes. Sigue la costumbre que procura encubrir estos casos, considerando enfermos a los pederastas antes que delincuentes, para evitar las denuncias civiles e impedir unas críticas que no dudan en confundir con campañas de "ataques para que no se hable de Dios", como aseguró el cardenal Cañizares al referirse a esta problemática hace unos años.

Por tanto, ni la respuesta de la jerarquía eclesiástica ni la actitud del arzobispo de Granada ocultan que los abusos sexuales a menores no son un hecho esporádico en la Iglesia católica española. Ya, en los años 50, se produjo en nuestro país el caso de pederastia en la Iglesia católica más grave a nivel mundial, al descubrirse que en uno de los seminarios de los Legionarios de Cristo, el de Ontaneda (Cantabria), sometían a los alumnos a todo tipo de vejaciones por parte de un grupo de sacerdotes liderado por el mexicano Marcial Maciel, fundador de la Orden y el mayor crápula conocido en ámbitos eclesiásticos hasta la fecha.No se trata, pues, de un problema pequeño ni infrecuente. Según un estudio antiguo de la Universidad de Salamanca, realizado en 1994 por el catedrático de Psicología de la Sexualidad, Félix López, alrededor de un 10 por ciento de los varones menores que sufrieron abusos sexuales fueron agredidos por un sacerdote católico. Y un trabajo posterior del conocido escritor Pepe Rodríguez va aun más lejos: sus estadísticas reflejan que un 7 por ciento de los sacerdotes en activo comete esta clase de delitos contra menores.

La mayor parte de tales afrentas no llega a conocerse porque las víctimas no se atreven a denunciar. Son chavales que se acercan a la vida parroquial, como monaguillos o estudiantes de colegios católicos y seminarios, que tras la agresión se sienten culpables y guardan silencio, atemorizados, sometidos y traumatizados ante la "autoridad moral" de los agresores. Una "autoridad" que llega a considerarlos incitadores en vez de víctimas, como hizo el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, cuando afirmó en 2008 que "hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo (con los abusos)".

Lo grave de toda esta problemática no es que algunos miembros de la Iglesia caigan en la tentación y se dediquen a delinquir amparados en la impunidad que las sotanas les proporciona, sino que la estructura religiosa, como organización jerárquica, practique el silencio y mantenga el encubrimiento clerical sobre unos crímenes execrables cometidos contra menores vulnerables, indefensos e inocentes, a los que causan imborrables daños físicos y psíquicos.

Una actitud que fue promovida por las máximas autoridades eclesiásticas cuando exhortaban a todos los obispos -antes de que la presión de las críticas obligara cambiar de estrategia- de "prohibir que los casos de abusos contra menores fueran denunciados a la policía, pues estaban sujetos a secreto pontificio y no debían ser denunciados a las fuerzas públicas hasta que las investigaciones internas fueran completadas". Tal era la consigna remitida por carta "urbi et orbe" por Benedicto XVI cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes de ser elegido Papa.

Este silencio cómplice de la jerarquía eclesiástica, en los casos de abusos sexuales a menores cometidos por el clero, contrasta con la "obsesión" sexual que manifiesta en otras ocasiones. Precisamente fue la diócesis del arzobispo de Granada la que publicó el libro "Cásate y sé sumisa" que levantó una gran controversia por las ideas machistas que contenía. Monseñor Francisco Javier Martínez comparó, en 2009, el aborto con un "genocidio silencioso" y fue beligerante contra las políticas del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero relativas al matrimonio homosexual y la Ley Orgánica de Educación (LOE). Su laxitud con los pederastas de su diócesis no es comparable al celo que mostró al acosar moralmente a un sacerdote exarchivero de la Catedral, que lo denunció y lo convirtió en el primer prelado español en ser juzgado por los tribunales ordinarios, aunque acabó absuelto tras recurrir la sentencia que lo condenaba.

Existen una mentalidad, una actitud y un comportamiento institucional detrás de estos escándalos que los convierten en intolerables e incompatibles con los fines y la moral que dice perseguir la Iglesia católica. También por ello sorprende la decidida reacción del Papa Francisco de cortar de raíz un problema tan endémico que ha llevado a obispos de Irlanda, Alemania, Estados Unidos y Holanda pedir perdón y prometer mano dura o tolerancia cero.

Pero mientras ello no sea la norma y no una excepción, las sotanas de los sacerdotes continuarán siendo prendas sospechosas de la inmoralidad y la maldad más perversas, la que se disfraza de amor al prójimo para abusar de inocentes menores.



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El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El responsable del colectivo Iglesia sin Abusos, Carlos Sánchez Matto, en una imagen de archivo.DANI POZO

Las víctimas del clero piden un gesto al Papa

En apenas cuatro días dará comienzo en Santiago de Compostela la segunda visita a España del Papa Benedicto XVI, que concluirá el domingo en Barcelona. A diferencia de lo ocurrido en recientes viajes a otros países, en este no está previsto que Joseph Ratzinger se reúna con víctimas de abusos sexuales del clero. Esto se debe, según explican extraoficialmente fuentes eclesiales, a que en España "prácticamente no ha habido casos, apenas una docena". La realidad, sin embargo, resulta totalmente diferente, según los datos que maneja la asociación Iglesia sin Abusos, que da voz a las víctimas de abusos españolas que, "por miedo, dolor o cualquier otra razón" siguen esperando antes de denunciar el horror padecido.

Así, alrededor de un centenar de víctimas españolas "espera un gesto" antes de "tirar de la manta", como sucedió en Irlanda, Bélgica, Estados Unidos o Alemania, según indicó ayer a este diario Carlos Sánchez Matto, responsable de esta entidad. "Es preciso que los máximos dirigentes en una organización que ellos mismos describen como claramente piramidal asuman de forma clara sus responsabilidades y dejen el paso a otras personas cuyo pasado no esté contaminado con estas actuaciones", constata por otro lado esta asociación en un comunicado, en el que reclama medidas más radicales en el interior de la propia Iglesia. Entre ellas figura la dimisión del propio Benedicto XVI, a quien hacen "máximo responsable, aunque no único", de la política de silencio y encubrimiento que ha llevado a la institución a su mayor crisis desde la Ilustración. Y es que, en opinión de Iglesia sin Abusos, Ratzinger que desempeñó el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 1981 y 2005, y por cuyas manos pasaron todas las denuncias de abusos "tomó parte activa en la política de la Santa Sede de la que ahora nadie parece ser responsable".

Un centenar de afectados se está planteando "tirar de la manta"

Una respuesta insuficiente

Las víctimas de abusos reconocen, no obstante, que "Benedicto XVI se ha caracterizado en los últimos meses por sus reiteradas peticiones de perdón a las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes de la Iglesia Católica". Pero agregan que se trata de una reacción que, en cualquier caso, "es claramente insuficiente para resolver la grave crisis de confianza en la que la Iglesia está sumida".

Esta crisis viene motivada por los horrores cometidos por algunos de sus miembros, pero también, y especialmente, por "la actuación generalizada de silencio, ocultación y encubrimiento en los casos de abusos sexuales ocurridos". Una estrategia a cuya cabeza estaban apostillan Juan Pablo II y su mano derecha, el hoy Papa Benedicto XVI.

El colectivo reclama una "depuración" de la cúpula eclesiástica

Tras los escándalos registrados en todo el mundo se han endurecido las normas y Ratzinger ha pedido perdón, comprometiéndose a que no volverán a suceder hechos similares. Sin embargo, para Iglesia sin Abusos, dichas medidas "son adecuadas pero insuficientes" sin que haya habido una asunción de responsabilidades al máximo nivel y una depuración en la cúpula eclesiástica, de la que el Papa es cabeza visible.

Para el responsable de Iglesia sin Abusos, Sánchez Matto, en España todavía resta, de un lado, que las víctimas "rompan el muro de silencio y se atrevan a denunciar de manera pública y masiva", y del otro, que la institución "que está viciada en su estructura, sea capaz de hacer una renovación en profundidad y con convicción, no obligada por las circunstancias". Sánchez Matto sabe de lo que habla. En 2002 denunció el caso de un sacerdote de Madrid que abusaba de menores, sin que la diócesis dirigida por el cardenal Rouco Varela hiciera nada por evitarlo. El Supremo condenó entonces al sacerdote a dos años de cárcel y al Arzobispado de Madrid a pagar 30.000 euros como responsable civil subsidiario. En este sentido, contrasta la actitud pasiva de Rouco con las actuaciones de los carmelitas de Castellón o del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.

Iglesia sin Abusos no participó en la manifestación que el pasado domingo reunió a un centenar de víctimas de todo el mundo frente al Vaticano, que exigió a la Santa Sede la asunción plena de responsabilidades. Uno de los momentos más tensos sucedió cuando el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, quiso manifestar su "solidaridad" con las víctimas, siendo rechazado. Lombardi aclaró después que pidió a través de una carta no oficial a las víctimas que vean a la Iglesia como una "posible aliada" en su combate. En la misiva, afirmó que "la plaga de los abusos sexuales" es "uno de los grandes males del mundo actual", y que concierne a la Iglesia católica.

Cuando el Papa sí habló con las víctimas

1. Reino Unido

Benedicto XVI tuvo un encuentro de algo más de media hora de duración con cinco víctimas de abusos durante su visita a Londres, el pasado septiembre. Estas personas, aunque británicas, sufrieron abusos por parte de curas malteses durante su infancia.

2. Malta

En su visita a Malta en abril, el Papa mantuvo un encuentro de 20 minutos con ocho víctimas de abusos sexuales, con los que rezó y lloró según contó el Vaticano.

3. EEUU

La visita de Ratzinger a Estados Unidos (en abril de 2008) estuvo marcada por la polémica de los abusos a menores por curas católicos. Allí se encontró por sorpresa con cinco de los afectados.

La pederastia eclesial en España: siete condenados y tres en prisión

A lo largo de 2010, la Iglesia española ha conocido al menos tres casos de abusos sexuales. Uno, el del clérigo de San Viator José Ángel Arregui, condenado en Chile por abusos, pero cuyas víctimas podrían estar repartidas por toda España. El segundo, el de un religioso carmelita cuyos hermanos denunciaron a la Guardia Civil después de conocer los presuntos abusos el caso está siendo juzgado en estos momentos a un monaguillo en Burriana (Castellón). El último, cuando el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, puso en la calle a un párroco levantino tras conocer las acusaciones de graves casos de abusos sexuales.

La tónica general parece haber cambiado y, cada vez más, las instituciones eclesiásticas asumen la necesidad de la transparencia y la actuación frente a los abusos a menores. No obstante, en España sólo ha habido hasta el momento siete condenas a sacerdotes por pedofilia, y apenas una docena de denuncias.

¿Convicción u obligación?

Hasta el pasado abril, cuando el cardenal Antonio María Rouco Varela después de que el Papa lo hiciera reconoció el "pecado y el delito" de los abusos a menores, la política de la Conferencia Episcopal Española en relación a estos casos era bien distinta.

De hecho, hasta la fecha, sólo tres sacerdotes españoles han cumplido, o cumplen, condena por abusos sexuales. El más conocido de todos ellos es José Domingo Rey Godoy, ex párroco de Peñarroya (Córdoba), que en 2004 fue condenado a 11 años por abusos sexuales a seis niñas. En este caso, el sacerdote tuvo el apoyo incondicional de su obispo, que le mantuvo en su cargo hasta el día que ingresó en prisión.

Otro caso es el de Edelmiro Rial, de la diócesis de Tui-Vigo, quien fue condenado a 15 años por abusar de seis menores, que eran alumnos suyos y además hacían la función de monaguillos en su parroquia. Recurrida la sentencia, el Tribunal Supremo la elevó a 21 años. El último es el de Luis José Beltrán Calvo, ex párroco de Alcalá La Real (Jaén), condenado a ocho años de cárcel por abusos a un monaguillo.

Una visita con una audiencia potencial de 150 millones

Un total de 3.250 periodistas se han acreditado para cubrir el viaje de Benedicto XVI a España, que con una duración prevista de apenas 32 horas contará con una audiencia televisiva de unos 150 millones de telespectadores, según los cálculos de la Conferencia Episcopal Española. Su jefe de prensa, Isidro Catela, detalló ayer que la visita girará en torno a tres ejes programáticos: las peregrinaciones como clave de la construcción europea, la familia y "la dignidad de toda la vida y de la vida de todos" frente a "las legislaciones que contemplan el aborto como un derecho".

Aunque el viaje será "eminentemente pastoral", incluirá dos encuentros netamente políticos del Papa con Mariano Rajoy (en Compostela) y con José Luis Rodríguez Zapatero (en el aeropuerto de Barcelona).

También contará con la presencia de los Reyes y los Príncipes de Asturias, así como con un despliegue de seguridad y sanitario sin parangón en la reciente historia de Compostela y Barcelona.

La visita que en un principio no contó con el aval de la Conferencia Episcopal, pues fue gestionada directamente por los arzobispos de Santiago y Barcelona ha sido posible "gracias al empeño personal del Santo Padre", según confirmó Catela, que indicó que la organización espera que más de 300.000 personas se den cita el sábado en Santiago y otro medio millón en la Ciudad Condal.

Más allá de las cifras, lo cierto es que este viaje, junto al que ya realizara en 2006 a Valencia y el que le llevará a Madrid en agosto de 2011 para la Jornada Mundial de la Juventud, convertirá a España en el país más visitado por Benedicto XVI.

Foto. El responsable del colectivo Iglesia sin Abusos, Carlos Sánchez Matto, en una imagen de archivo. Dani Pozo

Público.es



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Los tres sacerdotes y el profesor de religión llevaban un mes preparando su defensa

Los tres sacerdotes y el profesor de religión llevaban un mes preparando su defensa

Los tres sacerdotes y el profesor de religión llevaban un mes preparando su defensa

Los cuatro imputados en el caso 'Romanones', tres sacerdotes y un profesor de religión, declararon el martes en sede policial tras ser arrestados 24 horas antes y el miércoles lo hicieron en el Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, un mes después de estar preparando su defensa con su abogado particular Javier Muriel, perteneciente a un despacho marbellí que también defendió a personas imputadas en el caso Malaya.

No solo prepararon su defensa a fondo con suficiente antelación, sino que el pasado lunes por la mañana, cuando fueron arrestados en el chalé de PinosGenil, utilizado como residencia esporádica y como centro de actividades del grupo bautizado en el seno de la Iglesia granadina como el clan de los 'Romanones', daba la impresión de que estaban esperando a la Policía Nacional para ser detenidos. Los cuatro estaban juntos y desde días atrás se hizo 'vox populi' la inminente detención de los ahora imputados. En aquel momento, había otras cuatro personas en esta casa de la urbanización Los Pinillos.

El miércoles salieron en libertad con cargos, uno de ellos tras eludir la prisión al abonar una fianza de 10.000 euros. Tienen una orden de alejamiento de las presuntas víctimas durante seis meses.

La preparación de la defensa del caso comenzó el 29 de octubre, un día después de que sufrieran un robo en esta casa de PinosGenil. De allí se llevaron un ordenador, una tablet y una bolsa con monedas. Los ladrones forzaron la puerta de la vivienda, que en ese momento se encontraba vacía.

El director general de la PolicíaNacional,IgnacioCosidó, dijo ayer que será la autoridad judicial la que determine si hay más detenciones o no en el caso de los supuestos abusos sexuales en Granada, cuya investigación «está judicializada». «Por el momento no tenemos más novedades y no le puedo decir si se esperan más detenciones porque dependerá de la autoridad judicial», dijo en declaraciones efectuadas a Europa Press en la localidad malagueña de Estepona.

El abogado de los cuatro imputados, Javier Muriel, mantuvo ayer la «inocencia» de sus clientes. «No les cabe en la cabeza. Para ellos todo esto es mentira, no hay capacidad ninguna de interpretación», incidió ayer el letrado, quien ha señalado que a partir de ahora empezarán a presentar las pruebas de descargo que obran en su poder como defensa en esta causa, sobre la que continúa decretado el secreto de sumario. Por su lado, el abogado del primer denunciante, Jorge Aguilera, volvió a reincidir en que su cliente mantiene su confianza intacta en la justicia y espera el levantamiento del secreto de sumario para personarse en la causa como acusación particular, algo que aún no ha podido hacer. La asociación Prodeni –Pro Derechos del Niño– también ha manifestado su intención de personarse como acusación popular.

Por último, señalar que además de los tres sacerdotes, el profesor de religión ha sido apartado de sus funciones docentes.



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El Papa expulsa del sacerdocio a un cura argentino condenado por pedofilia – Educación religiosa – Noticias, última hora, vídeos y fotos de Educación religiosa en lainformacion.com

El Papa expulsa del sacerdocio a un cura argentino condenado por pedofilia – Educación religiosa – Noticias, última hora, vídeos y fotos de Educación religiosa en lainformacion.com

El Papa expulsa del sacerdocio a un cura argentino condenado por pedofilia

El Sínodo de la familia mostró divisiones, pero también pasos adelante

El Papa Francisco ha expulsado del sacerdocio al argentino José Mercau, después de que fuera condenado a 14 años de prisión por abusos sexuales cometidos cuando era párroco en un templo de la diócesis de San Isidro.

Así lo ha puesto de manifiesto el Obispado de San Isidro a través de un comunicado de prensa firmado por el portavoz, máximo Jurcinovic.

"El Obispado de San Isidro comunica que el Santo Padre ha decretado la dimisión de José Mercau del estado clerical. Por este decreto ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical, quedando privado de todo el ejercicio del Ministerio Sacerdotal", señala la institución.

Comunicado de expulsión del estado clerical

Reconoció su culpa

En 2011 Mercau fue condenado a 14 años de prisión por cuatro casos de corrupción reiterada de menores de edad y abusos sexuales agravados, tras haber admitido su responsabilidad y haber sido denunciado por varias de sus víctimas que en 2005 tenían entre 11 y 14 años.

En diciembre el obispo de San Isidro, monseñor Óscar Ojea pidió públicamente perdón a los jóvenes que habían sufrido los abusos y decidió reparar económicamente a las víctimas.

Mercau trabajó en un hogar para chicos pobres ubicado en Tigre

El obispo y el clero de la diócesis de San Isidro ratificaron en esa ocasión su "decisión de ayudar, desde nuestras posibilidades, a estos jóvenes a sanar heridas y construir un porvenir", y manifestaron su deseo de que este gesto "signifique también una renovación en toda la comunidad del compromiso por promover una cultura del cuidado de los niños y adolescentes".



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