De Corazón a corazón: Is 40,1-5.9-11 ("Consolaos, pueblo mí… El Señor viene… como un pastor que pastorea su rebaño"); Tit 2,11-14; 3,4-7 ("Nos salvó por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo"); Lc 3,15-16.21-23 ("Os bautizará con Espíritu Santo y fuego… Tú eres mi Hijo amado")
Contemplación, vivencia, misión: El Padre nos incluye a nosotros en Cristo ("mi Hijo amado") porque Cristo asume nuestra vida y purifica nuestro pecado para transformarnos en él por participación en su misma vida. Así es la obra del Espíritu de amor, el mismo que guió toda la vida de Jesús. El bautismo es el inicio de un proceso que repercute en todo el cosmos y en toda la historia humana.
En el día a día con la Madre de Jesús: "Solamente si nos abrimos a la acción de Dios, como María, solamente si confiamos nuestra vida al Señor como a un amigo del cual uno se confía totalmente, todo cambia, nuestra vida toma un nuevo sentido y un nuevo rostro: el de hijos de un Padre que nos ama y que nunca nos abandona" (Benedicto XVI, 2 enero 2013).
AÑO DE LA FE: "La fe nos trae una novedad tan fuerte que produce un segundo nacimiento" (ídem).