EVANGELIO DEL DÍA

domingo, 10 de octubre de 2010

«Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación»

EVANGELIO DEL DÍA: 11/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Lunes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario


Carta de San Pablo a los Gálatas 4,22-24.26-27.31.5,1.
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de su esclava y otro de su mujer, que era libre.
El hijo de la esclava nació según la carne; en cambio, el hijo de la mujer libre, nació en virtud de la promesa.
Hay en todo esto un simbolismo: estas dos mujeres representan las dos Alianzas. La primera Alianza, la del monte Sinaí, que engendró un pueblo para la esclavitud, está representada por Agar,
Pero hay otra Jerusalén, la celestial, que es libre, y ella es nuestra madre.
Porque dice la Escritura: ¡Alégrate, tú que eres estéril y no das a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no conoces los dolores del parto! Porque serán más numerosos los hijos de la mujer abandonada que los hijos de la que tiene marido.
Por lo tanto, hermanos, no somos hijos de una esclava, sino de la mujer libre.
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.

Salmo 113(112),1-7.
¡Aleluya! Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre.
Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria,

Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás. 
 Lc 11,29-32
Leer el comentario del Evangelio por 
San Juan-María Vianney (1786-1859), presbítero, párroco de Ars
Sermón para el domingo 3º después de Pentecostés
«Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación»
     Hermanos, si recorremos las diferentes edades del mundo vemos que toda la tierra está cubierta de las misericordias del Señor, y los hombres envueltos en sus beneficios. No hermanos, no es el pecador quien vuelve a Dios para pedirle perdón, sino que es el mismo Dios que corre a buscar al pecador y le hace volver a él... Espera que los pecadores hagan penitencia y les invita a través de movimientos interiores de su gracia y por la voz de sus ministros.
    Fijaos como se comporta con Nínive, esta gran ciudad pecadora. Antes de castigar a sus habitantes, manda al profeta Jonás que vaya de su parte a anunciarles que dentro de cuarenta días les va a castigar. Jonás, en lugar de ir a Nínive, huye hacia el otro lado. Quiere atravesar el mar; pero Dios, antes de castigar a los ninivitas sin haberles advertido con anterioridad y para mantener en vida a su profeta, hace un milagro y lo guarda en el vientre de la ballena durante tres días y tres noches, la cual, al cabo de tres días lo vomita sobre la tierra. Entonces el Señor dice a Jonás: «Ves a anunciar a la gran ciudad que dentro de cuarenta días perecerá». No les pone condiciones de ninguna clase. El profeta va y anuncia a Nínive que dentro de cuarenta días perecerá.
     Ante esta noticia todos se entregan a la penitencia y al llanto, desde el campesino hasta el rey. «¿Quién sabe, les dice el rey, si el Señor todavía va a apiadarse de nosotros?». El Señor, viendo como recurren a la penitencia, parece alegrarse y poder tener el gozo de perdonarles. Jonás viendo que era llegado el tiempo del castigo, se retiró a las afueras de la ciudad y esperar allí ver como caía sobre la ciudad fuego del cielo. Viendo que no caía, exclamó: «¡Ah, Señor!, ¿es que queréis hacerme pasar por un falso profeta? Es mejor que me hagas morir. ¡Ah, sé muy bien que sois demasiado bueno, y que sólo queréis perdonar! –Y pues, Jonás, le dice el Señor, ¿es que tú querrías que hiciera morir a tantas personas que se han humillado ante mí? ¡Oh no! no, Jonás, yo no sería capaz de ello; sino todo lo contrario, les amaré y los guardaré.» 

                    


lunes 11 Octubre 2010

Padre Damián de Molokai



   

Beato Padre Damián de Molokai
(José de Veuster)


HONOLULU, lunes 5 de octubre de 2009  “Nadie ha sobrevivido a este cáncer. Esta enfermedad se la llevará”. Estas fueron las palabras del doctor Walter Chang a Audrey Toguchi en 1997. Científicamente no había nada qué hacer por ella.
Su curación fue el milagro decisivo para la canonización de padre Damian de Veuster, que tendrá lugar el  11 de octubre, en una ceremonia presidida por el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Fue contagiado de lepra y murió en 1899. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en 1995.
En 1996 Audrey, original de la Isla Oahu en el archipiélago de Hawaii, tenía 69 años. “No tenía ni idea que tenía cancer.” ”Mi esposo me notó un bulto después de una caída – había resbalado días atrás, mientras limpiaba el piso de su casa - El doctor de la familia dijo que se trataba de un hematoma”.
Al año siguiente, el hematoma no había desaparecido. Al contrario, había crecido. Se sometió a nuevos exámenes y le descubrieron un liposarcoma en el muslo izquierdo. Se trataba de un cáncer maligno.
“Otros oncólogos que estudiaron el caso dijeron que no había en el mundo ningún registro médico sobre una persona que hubiera sobrevivido a este tipo de enfermedad”, asegura. Los médicos le diagnosticaron tres meses de vida.
Se sentía débil. No quiso quimioterapias ni más intervenciones médicas. Acudió así a una devoción que tiene desde niña, como buena hawaiana: “Siempre he querido al Padre Damian”, dice.
“Le he rezado toda mi vida. Por eso visité Kalawao (donde se encuentra su tumba), Molokai y nuestras iglesias durante muchos años”.
En noviembre de 1998, Adruey comenzó a sentir una gran mejoría. Los exámenes médicos demostraron que el cáncer estaba disminuyendo. Seis meses más tarde, según una exploración con rayos X, había una completa regresión de la metástasis sin haber usado ninguna terapia. El cáncer desapareció en un cien por ciento.
Mientras que para los médicos no hay explicación – lo dice su mismo doctor, que no es católico - para Audrey no hay duda que fue la mano de Damian desde el cielo, intercediendo ante Dios. Fueron muchas las plegarias que durante, años tanto ella como sus familiares hicieron al beato apóstol.
“Cuando quedé completamente curada por el amor del Señor y la intercesión del padre Damián, me sentí muy honrada y agradecida”, dice esta mujer.
El 18 de octubre 2007, los Peritos Médicos de la Congregación para la Causa de los Santos examinaron los documentos clínicos. Como se procede siempre cuando se busca una canonización, creyentes y no creyentes concluyeron con certeza moral que la curación no es solo excepcional sino “extranatural”.
Después, la Comisión de Teólogos determinó que se trataba de un milagro, alcanzado por la intercesión de Damián, requisito indispensable para que reciba el título de santo.
Toguchi habla de cómo el testimonio del padre Damian todavía hace mella en su pueblo: “Abandonó Bélgica cuando era muy joven. Era el pastor de los hawaiianos de todas las religiones, porque todos somos hijos de Dios. Aprendió y respetó la cultura hawaiana. Su figura es muy venerada entre nosotros. Ahora, después de 120 años, aún es muy querido aquí”.
Audrey Toguchi tiene hoy 82 años. De cabello blanco y lentes, muestra un rostro y una voz serenas, está llena de vitalidad. Asegura que, obviamente, viajará en Roma para la ceremonia de canonización.
“Yo soy una persona muy corriente. En su compasiva misericordia Dios me sanó y el padre Damian, que mostró un gran amor a los más rechazados de la humanidad, intercedió por mí”.
El padre Damián, cuyo nombre de pila era Josef de Veuster, fue beatificado el 4 de junio de 1995 por el Papa Juan Pablo II, y 13 años más tarde, el 3 de julio de 2008, la Congregación para la Causa de los Santos anunció la aprobación, por parte de Benedicto XVI, su próxima canonización. En el consistorio del pasado 21 de febrero se fijó la fecha de la ceremonia, para el próximo 11 de octubre 2009.
Por otro lado, añadió, "el futuro santo tenía una personalidad fuera de lo común. Se hizo misionero no por elección suya, sino por sustituir a su hermano enfermo. Una vez llegado a Hawai, pidió ponerse al servicio de los leprosos de Molokai, cuyas condiciones de salud les impedían toda vida social. Eligió vivir en medio de ellos y acabó contaminándose a su vez. En aquella época, la lepra era una enfermedad mortal. Sin embargo, el padre Damián afrontó su destino con esperanza. El mismo se ofreció para que se probaran en su persona diferentes tipos de tratamientos médicos".
"Cuando me preguntan de quién podría ser patrón el padre Damián, yo contesto: de todas las personas que continúan esperando contra toda esperanza, y que perseveran cueste lo que cueste. Esto es lo que nos enseña la vida", dijo el cardenal Danneels.
También el padre Fritz Gorissen, superior de la provincia flamenca de los Sagrados Corazones de Jesús y María (PICPUS), a la que pertenecía el nuevo santo, declaró a KerkNet que esta canonización "es una confirmación de lo que el padre Damián representa, razón por la que se le ha llamado 'el belga más grande'".
"Estas palabras del padre Damián son muy significativas: Sin mi fe, me hubiera sido imposible hacer lo que hice. La fe fue fundamental para el padre Damián. Era la razón de su obra. Esto es muy importante, porque muestra que las personas son más capaces de lo que creen si tienen confianza y se saben sostenidos por la fe".
 "Nosotros hablamos de una vocación en la vocación. El padre Damián partió como misionero en lugar de su hermano enfermo, Pamfiel, por nueve años misionero en Hawaii. Su vocación particular, la 'vocación dentro de la vocación', comenzó allí, cuando partió a Molokai para cuidar a los leprosos".
La canonización se celebrará en Bruselas y en Lovaina, explicó el padre Gorissen: "Está prevista una fiesta popular y todos los obispos belgas quieren realizar una celebración nacional en los dos idiomas en Bruselas, seguramente en la basílica de Koekelberg".
Respecto a los catos previstos por la Congregación, el superior afirmó que está previsto celebrarla en Lovaina, donde se encuentra la tumba del santo. "Tenemos previsto reunir a todas las instituciones y organizaciones que llevan el nombre del padre Damián", explicó.
Por otro lado, se ha tomado la decisión de ceder a la diócesis de Honolulu (Hawaii) una reliquia de la tumba del padre Damián, un pequeño hueso del pie. La propia diócesis hawaiana lo pidió a través de la Santa Sede a los obispos belgas.
Lo han llamado "el leproso voluntario", porque con tal de poder atender a los leprosos que estaban en total abandono, aceptó volverse leproso como ellos.
Lo beatificó el Papa Juan Pablo II en el año 1994.
El Padre Damián nació el 3 de enero de 1840, en Tremeloo, Bélgica.
De pequeño en la escuela ya gozaba haciendo como obras manuales, casitas como la de los misioneros en las selvas. Tenía ese deseo interior de ir un día a lejanas tierras a misionar.
De joven fue arrollado por una carroza, y se levantó sin ninguna herida. El médico que lo revisó exclamó: "Este muchacho tiene energías para emprender trabajos muy     grandes".
Un día siendo apenas de ocho años dispuso irse con su hermanita a vivir como ermitaños en un bosque solitario, a dedicarse a la oración. El susto de la familia fue grande cuando notó su desaparición. Afortunadamente unos campesinos los encontraron por allá y los devolvieron a casa. La mamá se preguntaba: ¿qué será lo que a este niño le espera en el futuro?

De joven tuvo que trabajar muy duro en el campo para ayudar a sus padres que eran muy pobres. Esto le dio una gran fortaleza y lo hizo práctico en muchos trabajos de construcción, de albañilería y de cultivo de tierras, lo cual le iba a ser muy útil en     la isla lejana donde más tarde iba a misionar.
A los 18 años lo enviaron a Bruselas (la capital) a estudiar, pero los compañeros se le burlaban por sus modos acampesinados que tenía de hablar y de comportarse. Al principio aguantó con paciencia, pero un día, cuando las burlas llegaron a extremos, agarró por los hombros a uno de los peores burladores y con él derribó a otros cuatro. Todos rieron, pero en adelante ya le tuvieron respeto y, pronto, con su amabilidad se ganó las  simpatías de sus compañeros.
Religioso. A los 20 años escribió a sus padres pidiéndoles permiso para entrar de religioso en la comunidad de los sagrados Corazones. Su hermano Jorge se burlaba de él diciéndole que era mejor ganar dinero que dedicarse a ganar almas (el tal     hermano perdió la fe más tarde).
Una gracia pedida y  concedida. Muchas veces se arrodillaba ante la imagen del gran misionero, San Francisco Javier y le decía al santo:  "Por favor alcánzame de Dios la gracia de ser un misionero, como tú". Y sucedió que a otro religioso de la comunidad le correspondía irse a misionar a las islas Hawai, pero se enfermó, y los superiores le pidieron a Damián que se fuera él de  misionero. Eso era lo que más deseaba.
Su primera conquista. En 1863 zarpó hacia su lejana misión en el viaje se hizo sumamente amigo del capitán del barco, el cual le dijo:  "yo nunca me confieso. soy mal católico, pero le digo que con usted si me  confesaría". Damián le respondió: "Todavía no soy sacerdote pero espero un  día, cuando ya sea sacerdote, tener el gusto de absolverle todos sus pecados". Años mas tarde esto se cumplirá de manera formidable.
Empieza su  misión. Poco después de llegar a Honolulú, fue ordenado  sacerdote y enviado a una pequeña isla de Hawai. las Primeras noches las pasó debajo de una palmera, porque no tenía casa para vivir. Casi todos los habitantes de la isla eran protestantes. Con la ayuda de unos pocos campesinos católicos construyó una capilla con techo de paja; y allí empezó a celebrar y a catequizar. Luego se dedicó con tanto cariño a todas las gentes, que los protestantes se fueron pasando casi todos al catolicismo.
Fue visitando uno a uno todos los ranchos de la isla y acabando con  muchas creencias supersticiosas de esas pobres gentes y reemplazándolas por las     verdaderas creencias. Llevaba medicinas y lograba la curación de numerosos enfermos. Pero  había por allí unos que eran incurables: eran los leprosos.
Molokai, la isla  maldita. Como en las islas Hawai había  muchos leprosos, los vecinos obtuvieron del gobierno que a todo enfermo de lepra lo desterraran a la isla de Molokai. Esta isla se convirtió en un infierno de dolor sin esperanza. Los pobres enfermos, perseguidos en cacerías humanas, eran olvidados allí y dejados sin auxilios ni ayudas. Para olvidar sus penas se dedicaban los hombres al alcoholismo y los vicios y las mujeres a toda clase de supersticiones.
Enterrado vivo. Al saber estas noticias el Padre Damián le pidió al Sr. Obispo que le permitiera irse a vivir con los leprosos de Molokai. Al Monseñor le parecía casi increíble esta petición, pero le concedió el permiso, y allá se fue.
En 1873 llego a la isla de los leprosos. Antes de partir había dicho : "Sé que voy     a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún     sacrificio es demasiado grande si se hace por Cristo".
Los leprosos lo recibieron con inmensa alegría. La primera noche tuvo que dormir también  debajo de una palmera, porque no había habitación preparada para él. Luego se dedicó a  visitar a los enfermos. Morían muchos y los demás se hallaban desesperados.
Trabajo y   distracción. El Padre Damián empezó a crear  fuentes de trabajo para que los leprosos estuvieran distraídos. Luego organizó una  banda de música. Fue recogiendo a los enfermos mas abandonados, y él mismo los atendía  como abnegado enfermero. Enseñaba reglas de higiene y poco a poco transformó la isla     convirtiéndola en un sitio agradable para vivir.
Pidiendo al   extranjero. Empezó a escribir al extranjero,  especialmente a Alemania, y de allá le llegaban buenos donativos. Varios barcos  desembarcaban alimentos en las costas, los cuales el misionero repartía de manera  equitativa. Y también le enviaban medicinas, y dinero para ayudar a los más pobres. Hasta los protestantes se conmovían con sus cartas y le enviaban donativos para sus leprosos.
Confesión a larga   distancia. Pero como la gente creía  que la lepra era contagiosa, el gobierno prohibió al Padre Damián salir de la isla y  tratar con los que pasaban por allí en los barcos. Y el sacerdote llevaba años sin poder  confesarse. Entonces un día, al acercarse un barco que llevaba provisiones para los  leprosos, el santo sacerdote se subió a una lancha y casi pegado al barco pidió a un  sacerdote que allí viajaba, que lo confesara. Y a grito entero hizo desde allí su única  y última confesión, y recibió la absolución de sus faltas.
Haciendo de  todo. Como esas gentes no tenían casi dedos,  ni manos, el Padre Damián les hacía él mismo el ataúd a los muertos, les cavaba la  sepultura y fabricaba luego como un buen carpintero la cruz para sus tumbas. Preparaba  sanas diversiones para alejar el aburrimiento, y cuando llegaban los huracanes y destruían los pobres ranchos, él en persona iba a ayudar a reconstruirlos.
Leproso para   siempre. El santo para no demostrar     desprecio a sus queridos leprosos, aceptaba fumar en la pipa que ellos habían usado. Los  saludaba dándoles la mano. Compartía con ellos en todas las acciones del día. Y  sucedió lo que tenía que suceder: que se contagió de la lepra. Y vino a saberlo de  manera inesperada.
La señal fatal. Un día metió el pie   en un una vasija que tenía agua sumamente caliente, y él no sintió nada. Entonces se dió cuenta de que estaba leproso. Enseguida se arrodilló ante un crucifijo y exclamó: "Señor. por amor a Ti y por la salvación de estos hijos tuyos, acepté esta terrible realidad. La enfermedad me ira carcomiendo el cuerpo, pero me alegra el pensar que cada día en que me encuentre más enfermo en la tierra, estaré más cerca de Ti para el cielo".
La enfermedad se fue extendiendo prontamente por su cuerpo. Los enfermos comentaban: "Qué elegante era el Padre Damián cuando llegó a vivir con nosotros, y que deforme lo ha puesto la enfermedad". Pero él añadía: "No importa que el cuerpo se  vaya volviendo deforme y feo, si el alma se va volviendo hermosa y agradable a Dios".
Sorpresa final. Poco antes de que el gran sacerdote  muriera, llegó a Molokai un barco. Era el del capitán que lo había traído cuando     llegó de misionero. En aquél viaje le había dicho que con el único sacerdote con el cual se confesaría sería con     él.  Y ahora, el capitán venía expresamente a confesarse con el Padre Damián. 
Desde entonces la vida de este hombre de mar cambió y mejoró notablemente. También un hombre que había  escrito calumniando al santo sacerdote llegó a pedirle perdón y se convirtió al catolicismo.
Y el 15 de abril de 1889 "el leproso voluntario", el Apóstol  de los Leprosos, voló al cielo a recibir el premio tan merecido por su admirable caridad.
En 1994 el Papa Juan Pablo II, después de haber comprobado milagros obtenidos por la  intercesión de este gran misionero, lo declaró beato, y patrono de los que trabajan  entre los enfermos de lepra.




Oremos

Dios, Padre Nuestro, Tú nos has manifestado tu amor en tu hijo Jesús que vino  para servirnos y dar su vida por nosotros. Te damos gracias por las  maravillas que realizaste en la vida del Bienaventurado Damián de Molokai Él escuchó el llamado de Jesús a seguirlo y entregó su vida por los más pobres, los leprosos, a quienes hizo recuperar su dignidad de personas humanas.Animados por su ejemplo y confiados en su intercesión, venimos a Ti con nuestros       sufrimientos, nuestras penas, y con nuestras esperanzas.



Glorioso y venerado Beato Damián: Sois modelo y patrono de los leprosos. Por vuestro  amor os entregásteis en cuerpo y alma al cuidado de los leprosos de  Molokai. Yo, impulsado por la confianza que me inspira tu valimiento  poderoso ante Dios y tu caridad hacia los más necesitados, acudo a ti. Llena mi corazón de amor hacia los más necesitados, alcánzame un gran  espíritu de fe, saber aceptar y ofrecerte todas las contrariedades de la  vida y poder gozar un día de vuestra compañía en el cielo. Por  Jesucristo, Nuestro Señor.  Amén.

"Jonah became a sign to the Ninevites, so will the Son of Man be to this generation"

DAILY GOSPEL: 11/10/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Monday of the Twenty-eighth week in Ordinary Time


Letter to the Galatians 4:22-24.26-27.31.5:1.
For it is written that Abraham had two sons, one by the slave woman and the other by the freeborn woman.
The son of the slave woman was born naturally, the son of the freeborn through a promise.
Now this is an allegory. These women represent two covenants. One was from Mount Sinai, bearing children for slavery; this is Hagar.
But the Jerusalem above is freeborn, and she is our mother.
For it is written: "Rejoice, you barren one who bore no children; break forth and shout, you who were not in labor; for more numerous are the children of the deserted one than of her who has a husband."
Therefore, brothers, we are children not of the slave woman but of the freeborn woman.
For freedom Christ set us free; so stand firm and do not submit again to the yoke of slavery.

Psalms 113(112):1-7.
Hallelujah! Praise, you servants of the LORD, praise the name of the LORD.
Blessed be the name of the LORD both now and forever.
From the rising of the sun to its setting let the name of the LORD be praised.
High above all nations is the LORD; above the heavens God's glory.
Who is like the LORD, our God enthroned on high,
looking down on heaven and earth?
The LORD raises the needy from the dust, lifts the poor from the ash heap,

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 11:29-32.
While still more people gathered in the crowd, he said to them, "This generation is an evil generation; it seeks a sign, but no sign will be given it, except the sign of Jonah.
Just as Jonah became a sign to the Ninevites, so will the Son of Man be to this generation.
At the judgment the queen of the south will rise with the men of this generation and she will condemn them, because she came from the ends of the earth to hear the wisdom of Solomon, and there is something greater than Solomon here.
At the judgment the men of Nineveh will arise with this generation and condemn it, because at the preaching of Jonah they repented, and there is something greater than Jonah here. 
 Lc 11,29-32
Commentary of the day 
Saint John-Mary Vianney (1786-1859), priest, curé of Ars
Sermon for the 3rd Sunday after Pentecost
"Jonah became a sign to the Ninevites, so will the Son of Man be to this generation"
       My friends, if we were to run through the various ages of the world, everywhere we would see the earth covered with the mercies of the Lord and people surrounded by his favors. No, my friends: it is not a question of the sinner coming back to God to beg for his forgiveness; God himself runs after the sinner and brings about his return... He is waiting for repentant sinners and he invites them by the interior stirring of his grace and the voice of his ministers.

       Look at how he acted towards Nineveh, that great and wicked city. Before punishing its inhabitants, he ordered his prophet, Jonah, to go on his behalf and proclaim that, in forty days, he was going to punish them. Instead of going to Nineveh, Jonah fled by another way. He wanted to cross the sea but, far from leaving the Ninevites without warning before he punished them, God performed a miracle to preserve his prophet in the belly of a whale for three days and three nights, which, after three days, vomited him onto dry land. Then the Lord said to Jonah: «Go and tell the great city that in forty days more it will perish». He set no conditions at all. When he had gone, the prophet announced to Nineveh that in forty days it would perish.

       At this news all of them, from peasant to king, fell to repentance and weeping. «Who knows,» said the king to them, «whether the Lord will not yet have pity on us?» The Lord, seeing them take refuge in repentance, seemed to take delight in forgiving them. Jonah, seeing that the time for their punishment had expired, withdrew outside the city to wait for fire from heaven to fall on them. But when he saw that it wasn't coming down, Jonah exclaimed: «Ah, Lord! Are you going to make me pass for a false prophet? Rather, let me die. Oh, I well know you to be too generous! All you want to do is forgive!» – «Now, Jonah!» said the Lord to him: «do you want me to cause so many people to perish who have humbled themselves before me? Oh no! no! Jonah. I wouldn't have the heart for it; to the contrary, I will love and preserve them.»

                    

Monday, 11 October 2010

St. Tarachus and his Companions, Martyrs († 304)



SAINT TARACHUS
and his Companions
Martyrs
 († 304) 
        In the year 304, Tarachus, Probus, and Andronicus, differing in age and nationality, but united in the bonds of faith, being denounced as Christians to Numerian, Governor of Cilicia, were arrested at Pompeiopolis, and conducted to Tharsis. They underwent a first examination in that town, after which their limbs were torn with iron hooks, and they were taken back to prison covered with wounds. Being afterwards led to Mopsuestia, they were submitted to a second examination, ending in a manner equally cruel as the first. They underwent a third examination at Anazarbis, followed by greater torments still.
        The governor, unable to shake their constancy, had them kept imprisoned that he might torture them further at the approaching games. They were borne to the amphitheatre, but the most ferocious animals, on being let loose on them, came crouching to their feet and licked their wounds. The judge, reproaching the jailers with connivance, ordered the martyrs to be despatched by the gladiators.

The faith that purifies

DAILY GOSPEL: 10/01/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Twenty-eighth Sunday in Ordinary Time


2nd book of Kings 5:14-17.
So Naaman went down and plunged into the Jordan seven times at the word of the man of God. His flesh became again like the flesh of a little child, and he was clean.
He returned with his whole retinue to the man of God. On his arrival he stood before him and said, "Now I know that there is no God in all the earth, except in Israel. Please accept a gift from your servant."
"As the LORD lives whom I serve, I will not take it," Elisha replied; and despite Naaman's urging, he still refused.
Naaman said: "If you will not accept, please let me, your servant, have two mule-loads of earth, for I will no longer offer holocaust or sacrifice to any other god except to the LORD.

Psalms 98(97):1-4.
Sing a new song to the LORD, who has done marvelous deeds, Whose right hand and holy arm have won the victory.
The LORD has made his victory known; has revealed his triumph for the nations to see,
Has remembered faithful love toward the house of Israel. All the ends of the earth have seen the victory of our God.
Shout with joy to the LORD, all the earth; break into song; sing praise.

Second Letter to Timothy 2:8-13.
Beloved: Remember Jesus Christ, raised from the dead, a descendant of David: such is my gospel,
for which I am suffering, even to the point of chains, like a criminal. But the word of God is not chained.
Therefore, I bear with everything for the sake of those who are chosen, so that they too may obtain the salvation that is in Christ Jesus, together with eternal glory.
This saying is trustworthy: If we have died with him we shall also live with him;
if we persevere we shall also reign with him. But if we deny him he will deny us.
If we are unfaithful he remains faithful, for he cannot deny himself.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 17:11-19.
As he continued his journey to Jerusalem, he traveled through Samaria and Galilee.
As he was entering a village, ten lepers met (him). They stood at a distance from him
and raised their voice, saying, "Jesus, Master! Have pity on us!"
And when he saw them, he said, "Go show yourselves to the priests." As they were going they were cleansed.
And one of them, realizing he had been healed, returned, glorifying God in a loud voice;
and he fell at the feet of Jesus and thanked him. He was a Samaritan.
Jesus said in reply, "Ten were cleansed, were they not? Where are the other nine?
Has none but this foreigner returned to give thanks to God?"
Then he said to him, "Stand up and go; your faith has saved you." 
Twenty-eighth Sunday in Ordinary Time : Lc 17,11-19
Commentary of the day 
Saint Bruno of Segni (c.1045-1123), Bishop
Commentary on Saint Luke's Gospel, 2, 40 ; PL 165, 426-428 (©Friends of Henry Ashworth)
The faith that purifies
           What do these ten lepers stand for if not the sum total of all sinners? When Christ the Lord came not all men and women were leprous in body, but in soul they were, and to have a soul full of leprosy is much worse than to have a leprous body.

But let us see what happened next. «Standing a long way off they called out to him: "Jesus, Master, take pity on us.» They stood a long way off because no one in their condition dared come too close. We stand a long way off too while we continue to sin. To be restored to health and cured of the leprosy of sin, we also must cry out: «Jesus, Master, take pity on us.» That cry, however, must come not from our lips but from our very heart, for the cry of the heart is louder: it pierces the heavens, rising up to the very throne of God.



Sunday, 10 October 2010

St. Francis Borgia, Priest (1510-1572)




SAINT FRANCIS BORGIA
Priest
(1510-1572)
        Francis Borgia, Duke of Gandia and Captain-General of Catalonia, was one of the handsomest, richest, and most honored nobles in Spain, when, in 1539, there was laid upon him the sad duty of escorting the remains of his sovereign, Queen Isabella, to the royal burying-place at Granada. The coffin had to be opened for him that he might verify the body before it was placed in the tomb, and so foul a sight met his eyes that he vowed never again to serve a sovereign who could suffer so base a change.
        It was some years before he could follow the call of his Lord; at length he entered the Society of Jesus to cut himself off from any chance of dignity or preferment. But his Order chose him to be its head. The Turks were threatening Christendom, and St. Pius V. sent his nephew to gather Christian princes into a league for its defence. The holy Pope chose Francis to accompany him, and, worn out though he was, the Saint obeyed at once. The fatigues of the embassy exhausted what little life was left.
        St. Francis died on his return to Rome, October 10, 1572.

La fe que purifica

EVANGELIO DEL DÍA: 10/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario


Segundo Libro de los Reyes 5,14-17.
Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor".
Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor.

Salmo 98(97),1-4.
Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos.

Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.
Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico,
por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él.
Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros.
Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.

Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". 
 Lc 17,11-19
Leer el comentario del Evangelio por 
San Bruno de Segni (hacia 1045- 1123), obispo
Comentario al evangelio de Lucas, 2, 40; PL 426-428
La fe que purifica
     ¿Qué es lo que representan los diez leprosos sino al conjunto de pecadores?... Cuando vino Cristo, nuestro Señor, todos los hombres eran leprosos del alma, incluso los que no estaban afectados por la del cuerpo... Ahora bien, la lepra del alma es mucho peor que la del cuerpo.

     Pero sigamos adelante. «Se pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Estos hombres se mantenían a distancia porque, dado su estado, no se atrevían a acercarse más a él. Lo mismo sirve para nosotros: todo el tiempo que estamos metidos en nuestros pecados, nos mantenemos distanciados de él. Así pues, para recobrar la salud y curar la lepra de nuestros pecados, clamemos con fuerte voz y digamos: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». De todas maneras, esta petición no debe salir de nuestra boca sino de nuestro corazón, porque el corazón habla con voz más fuerte que la boca. La oración del corazón penetra los cielos y se eleva muy alto, hasta el trono de Dios.

                    


domingo 10 Octubre 2010

Santo Tomás de Villanueva




Santo Tomás de Villanueva


OBISPO 1488-1555
Tomás García y Martínez de Castellanos nació en Fuenllana, aun cuando sus padres vivían normalmente en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real, 1488), dentro de una familia de molineros que sabían distribuir el pan, en su más literal sentido, con los necesitados.


Esta lección constante de la limosna, aprendida desde la cuna, le acompañaría durante toda la vida a Tomás. En 1516 ingresó entre los ermitaños de San Agustín, en Salamanca. Consagrado a la predicación, más aún con el testimonio de su vida que con la palabra, se conservan aún seis volúmenes de sus sermones, que hacen ver "la enorme fatuidad" son sus palabras de los que pretenden resplandecer mucho con la lámpara de la cultura desprovista del óleo de la caridad.


Pero Dios quería que la lámpara de Tomás fuera colocada en un lugar más alto para que iluminara a mayor distancia en la casa del Señor: prior, provincial y comisario de su Orden, y finalmente arzobispo de Valencia (1545).


En todos estos pasos siguió entregando todo a todos y entregándose a sí mismo por medio de su predicación, de las constantes visitas a parroquias, hospitales y cárceles y abriendo su propio hogar a todos los necesitados. «Amad, ricos, a los pobres, hermanos vuestros, redentores vuestros», decía a todos aquellos que habían recibido algún talento y sentían la tentación de enterrarlo.


Y el santo arzobispo caminaba delante con su ejemplo llevado del «espíritu de caridad que le impulsó a entregarse constantemente por la iglesia». Cristo, María y los sacramentos eran el constante alimento que nutría tal espíritu.


Sintiendo ya la urgencia de la muerte, pidió a los que le atendían que se apresurasen en la distribución de los pocos bienes que le quedaban, llegando a desprenderse del propio lecho en que reposaba. Así, vacío del todo para llenarse de Dios, moría el 8 de septiembre de 1555.


Castellano de la tierra de Don Quijote, serio, obstinado, consciente, dulce e inflexible, Tomás de Villanueva es uno de esos espíritus maravillosos que en la época de Lutero hacen la Reforma al revés, con fidelidad a la Iglesia, con una caridad sin límites, con una enorme exigencia, primero consigo mismo y luego con los demás.


La Reforma según el mundo aspira a organizarlo mejor, según Cristo empieza por la propia santificación.


Deja la universidad por el claustro y se hace agustino, como Lutero, cambia la cátedra por el púlpito y resulta un predicador de fuego, pero sobrio, ajustado, exigente «Tomás no pide nunca, siempre ordena», decía de él el Emperador, que le quiso por consejero, valeroso y decidido, pero humilde en todas sus cosas.


Este hombre múltiple, como su siglo, lo hizo todo: profesor, predicador, místico, reformador, asceta, limosnero, quizá sea en esta última faceta como más se le recuerde, sobre todo desde que le obligaron a aceptar una dignidad arzobispal, la de Valencia, que puso en sus manos grandes medios económicos que se apresuró a gastar íntegramente no sin escándalo de los que le rodeaban.


¿Y la dignidad de un arzobispo? Su idea de la dignidad era otra, y antes de morir quiso haber repartido hasta el último céntimo, hasta el jergón en que descansaba su cuerpo enfermo: «No me moriré hasta que sepa que no me queda nada en este mundo», avisó, porque no quería irse sin su misión cumplida, darlo todo para hacerse pobre y desnudo ante Dios.


Pero quizá la anécdota que mejor retrata al agustino Tomás, el anti-Lutero, es su proceder con los que se rebelaban contra la Iglesia, encerrarse con ellos en su despacho de arzobispo y flagelarse las espaldas ante un crucifijo diciéndoles: «Hermano, mis pecados tienen la culpa de todo, es justo que sea yo quien sufra el castigo».




Oremos


Señor, tú que colocaste a San Tomás de Villanueva en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.