EVANGELIO DEL DÍA

viernes, 5 de noviembre de 2010

«Ganaos amigos con el dinero injusto»

EVANGELIO DEL DÍA: 06/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Sábado de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario


Carta de San Pablo a los Filipenses 4,10-19.
Yo tuve una gran alegría en el Señor cuando vi florecer los buenos sentimientos de ustedes con respecto a mí; ciertamente los tenían, pero les faltaba la ocasión de demostrarlos.
No es la necesidad la que me hace hablar, porque he aprendido a hacer frente a cualquier situación.
Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada.
Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Y ya saben, filipenses, que al comienzo de la evangelización, cuando dejé Macedonia, ninguna otra iglesia me ayudó pecuniariamente. Ustedes fueron los únicos
que cuando estaba en Tesalónica, en dos ocasiones me enviaron medios para asistirme en mis necesidades.
No es que yo busque regalos; solamente quiero darles la ocasión de que ustedes se enriquezcan cada vez más delante de Dios.
Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios.
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.

Salmo 112(111),1-2.5-6.8.9.
¡Aleluya! Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra : la posteridad de los justos es bendecida.
Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre.
Su ánimo está seguro, y no temerá, hasta que vea la derrota de sus enemigos.
El da abundantemente a los pobres : su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad.

Evangelio según San Lucas 16,9-15.
Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.
Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?
Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero".
Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
El les dijo: "Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios. 
Lc 16,9-15
Leer el comentario del Evangelio por 
San Gaudencio de Brescia (?- cerca 406) obispo
Sermón 18; PL 20, 973-975
«Ganaos amigos con el dinero injusto»
     Esos amigos que nos alcanzarán la salvación son, evidentemente, los pobres, porque, según nos dice Cristo, es él mismo, el autor de la recompensa eterna, quien, en ellos, recogerá los servicios que nuestra caridad les habrá procurado. Es por este hecho que seremos bien acogidos por los pobres, pero no en su propio nombre sino en el nombre de aquél que, en ellos, gusta del fruto refrescante de nuestra obediencia y de nuestra fe. Los que llevan a cabo este servicio de amor serán recibidos en las estancias eternas del Reino de los cielos, puesto que el mismo Cristo dirá: «Venid, benditos de mi Padre, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber» (Mt 25, 34)...

     Finalmente, el Señor añade: «Y si no habéis sido dignos de que se os confiaran los bienes de otros, los vuestros ¿quién os los dará?». Pues en efecto, nada de lo que es de este mundo nos pertenece verdaderamente. Porque a nosotros, que esperamos la recompensa futura, se nos invita a comportarnos aquí abajo como huéspedes y peregrinos, de manera que todos podamos, con toda seguridad, decir al Señor: «Soy un extraño, un forastero como todos mis padres» (Sl 38,13).

     Pero, los bienes eternos pertenecen, propiamente, a los creyentes. Sabemos que están en el cielo, allí donde «está nuestro corazón y nuestro tesoro» (Mt 6,21), y donde –esta es nuestra íntima convicción- vivimos ya desde ahora por la fe. Porque, según lo enseña san Pablo: «Somos ciudadanos del cielo» (Flp 3,20).


sábado 06 Noviembre 2010

San Leonardo de Noblac (o de Limoges)



San Leonardo de Noblac (o de Limoges)
Es uno de los santos más populares de Europa central. En efecto; dice un estudioso que en su honor se erigieron no menos de seiscientas iglesias y capillas, y su nombre aparece frecuentemente en la toponomástica y en el folclor.
El mismo estudioso añade que él «despertó una devoción particular en tiempos de las cruzadas, y entre los devotos se cuenta el príncipe Boemundo de Antioquía que, hecho prisionero por los infieles en 1100, atribuyó su liberación en 1103 al santo, y, de regreso a Europa, donó al santuario de Saint-Léonard-de-Noblac, como ex voto, unas cadenas de plata parecidas a las que él había llevado durante su cautiverio». San Leonardo de Noblac (o de Limoges) es un santo «descubierto» a principios del siglo XI, y a ese período remontan las primeras biografías, que después inspiraron el culto hacia él.
Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio, es decir, entre el 491 y el 518. Como sus padres, a más de nobles, eran amigos de Clodoveo, el gran jefe de los Francos, éste quiso servir de padrino en el bautismo del niño. Cuando ya era joven, Leonardo no quiso seguir la carrera de las armas y prefirió ponerse al servicio de San Remigio, que era obispo de Reims.   Como San Remigio, sirviéndose de la amistad con el rey, había obtenido el privilegio de poder conceder la libertad a todos los prisioneros que encontrara, también Leonardo pidió y obtuvo un poder semejante, que ejerció muchas veces.
El rey quiso concederle algo más: la dignidad episcopal. Pero Leonardo, que no aspiraba a glorias humanas, prefirió retirarse primero a San Maximino en Micy, y después a un lugar cercano a Limoges, en el centro de un bosque llamado Pavum.   Un día su soledad se vio interrumpida por la llegada de Clodoveo que iba a cacería junto con todo su séquito. Con el rey iba también la reina, a quien precisamente en ese momento le   vinieron los dolores del parto.
Las oraciones y los cuidados de San Leonardo hicieron que el parto saliera muy bien, y entonces el rey hizo con el santo un pacto muy particular: le obsequiaría, para construir un monasterio, todo el territorio que pudiera recorrer a lomo de un burro. Alrededor del oratorio en honor de María Santísima habría surgido una nueva ciudad.






Oremos 



Tú, Señor, que nos has dado un modelo de perfección evangélica en la vida ejemplar de San Leonardo de Noblac, concédenos, en medio de los acontecimientos de este mundo, que sepamos adherirnos, con todo nuestro corazón, a los bienes de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

"Make friends for yourself with dishonest wealth"

DAILY GOSPEL: 06/11/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


Saturday of the Thirty-first week in Ordinary Time


Letter to the Philippians 4:10-19.
I rejoice greatly in the Lord that now at last you revived your concern for me. You were, of course, concerned about me but lacked an opportunity.
Not that I say this because of need, for I have learned, in whatever situation I find myself, to be self-sufficient.
I know indeed how to live in humble circumstances; I know also how to live with abundance. In every circumstance and in all things I have learned the secret of being well fed and of going hungry, of living in abundance and of being in need.
I have the strength for everything through him who empowers me.
Still, it was kind of you to share in my distress.
You Philippians indeed know that at the beginning of the gospel, when I left Macedonia, not a single church shared with me in an account of giving and receiving, except you alone.
For even when I was at Thessalonica you sent me something for my needs, not only once but more than once.
It is not that I am eager for the gift; rather, I am eager for the profit that accrues to your account.
I have received full payment and I abound. I am very well supplied because of what I received from you through Epaphroditus, "a fragrant aroma," an acceptable sacrifice, pleasing to God.
My God will fully supply whatever you need, in accord with his glorious riches in Christ Jesus.

Psalms 112(111):1-2.5-6.8.9.
Hallelujah! Happy are those who fear the LORD, who greatly delight in God's commands.
Their descendants shall be mighty in the land, generation upright and blessed.
All goes well for those gracious in lending, who conduct their affairs with justice.
They shall never be shaken; the just shall be remembered forever.
Their hearts are tranquil, without fear, till at last they look down on their foes.
Lavishly they give to the poor; their prosperity shall endure forever; their horn shall be exalted in honor.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Luke 16:9-15.
I tell you, make friends for yourselves with dishonest wealth, so that when it fails, you will be welcomed into eternal dwellings.
The person who is trustworthy in very small matters is also trustworthy in great ones; and the person who is dishonest in very small matters is also dishonest in great ones.
If, therefore, you are not trustworthy with dishonest wealth, who will trust you with true wealth?
If you are not trustworthy with what belongs to another, who will give you what is yours?
No servant can serve two masters. He will either hate one and love the other, or be devoted to one and despise the other. You cannot serve God and mammon."
The Pharisees, who loved money, heard all these things and sneered at him.
And he said to them, "You justify yourselves in the sight of others, but God knows your hearts; for what is of human esteem is an abomination in the sight of God. 
Lc 16,9-15
Commentary of the day 
Saint Gaudentius of Brescia (?-after 406), Bishop
Sermon 18 ; PL 20, 973-975 (copyright Friends of Henry Ashworth)
"Make friends for yourself with dishonest wealth"
These poor people will befriend you by assuring your salvation, for Christ, the giver of eternal rewards, will declare that he himself received the acts of kindness done to them. Not in their own name, then, will these poor folk welcome us, but in the name of him who is refreshed in their persons by the fruit of our faith and obedience. Those who exercised this ministry of love will be received into the eternal dwellings of the kingdom of heaven, for the King will say: «Come, blessed of my Father, take possession of the kingdom prepared for you from the beginning of the world; for I was hungry and you fed me, thirsty and you gave me drink» (Mt 25,34)...

To this the Lord adds: «If you cannot be trusted with another's property, who will give you your own?» Nothing in this world really belongs to us. We who hope for future reward are told to live in this world as strangers and pilgrims, so as to be able to say to the Lord without fear of contradiction: «I am a stranger, a pilgrim like all my ancestors» (Ps 39[38],13).

What believers can regard as their own is that eternal and heavenly possession where «our heart and our treasure» are (Mt 6,21), and where intense longing makes us dwell already through faith, for as Saint Paul teaches: «Our homeland is in heaven» (Phil 3,20).


Saturday, 06 November 2010

St. Leonard († c. 550)



SAINT LEONARD OF NOBLAC
(† c. 550)
        Leonard, one of the chief personages of the court of Clovis, and for whom this monarch had stood as sponsor in baptism, was so moved by the discourse and example of St. Remigius that he relinquished the world in order to lead a more perfect life.
        The Bishop of Rheims having trained Leonard to virtue, he became the apostle of such of the Franks as still remained pagans; but fearing that he might be summoned to the court by his reputation for sanctity, he withdrew secretly to the monastery of Micy, near Orleans, and afterwards to the solitude of Noblac near Limoges.
        His charity not allowing him to remain inactive while there was so much good to be done, he undertook the work of comforting prisoners, making them understand that the captivity of sin was more terrible than any mere bodily constraint. He won over a great many of these unfortunate persons, which gained for him many disciples, in whose behalf he founded a new monastery.
        St. Leonard died about the year 550.