De Corazón a corazón: Jer 18,1-10 ("Como barro en manos del alfarero"); Sal 146,1; Mt 13,47-53 ("Es semejante el Reino de los cielos a una red que se echa al mar")
Contemplación, vivencia, misión: Las cosas son sencillas cuando se miran con ojos limpios. Todos somos de barro y podemos convertirnos en un jarrito precioso o en un puñado de añicos. También un vaso de barro puede contener un tesoro, pero se puede caer y romperse en mil pedazos (cfr. 2Cor 4,7). Todos los días se resuelven según el amor y la donación con que hemos vivido. La verdadera historia de los pueblos se construye amando; las crisis se originan en especulaciones tramposas.
* En el día a día con la Madre de Jesús: Dios Amor es especialista en "barro" y nos pide dejarnos moldear por él. Pero podemos acabar en un museo, en un objeto querido del hogar o en un montón de basura. Dios no quiere hacer nada sin nuestra cooperación libre; espera pacientemente y hace posible nuestro "sí" (como esperó el de María).