El Papa Francisco le llamó por teléfono para desearle lo mejor en el arzobispado de Madrid y pensó que «era una tomadura de pelo»
Si la ceremonia de toma de posesión de Carlos Osoro el sábado en la Catedral de la Almudena fue una presentación del nuevo arzobispo de Madrid ante la Iglesia, la concurrida rueda de prensa este lunes en la sede del Arzobispado fue en toda regla su presentación ante la sociedad.
Mediático, cercano y de buen talante, el prelado compareció por primera vez ante los medios de comunicación en Madrid, que en esta ocasión se contaban por decenas ante la curiosidad que despierta este sacerdote cántabro, que antes de ser obispo fue profesor de matemáticas y formador en el seminario.
Atento a las personas y sin preocuparse en ningún momento del reloj, el prelado se fue deteniendo con cada uno de los periodistas que estaban presentes en la sala. Incluso se llegó a arrodillar en el suelo junto a una mesa para poder dedicar su último libro «Pasión por Evangelizar» (Edicep) a la hermana de uno de ellos que es religiosa. Su actitud ya de por sí era todo un mensaje.
Invitación al diálogo
Por eso luego no sorprendió que sus palabras fueran en todo momento una invitación al diálogo, la unidad y el respeto al otro. «Yo soy de todos y voy a hablar con todos, también con los políticos porque solo tengo una adscripción que es Jesucristo. No me tengo que dejar llevar por mi modo de pensar sino por Jesucristo y como Él va primero, va a todos. Por eso donde me dejen entrar entraré. Doy la vida por una persona no por una idea».
No sentirse patrón
Para llevar adelante «la misión que el Papa Francisco» le ha encomendado, Osoro aseguró que es necesario evitar algunas tentaciones, como «el sentirse propietario o patrón». «Yo no soy el propietario de nada y no puedo descuidar la realidad. La realidad no es lo que yo quiero que sea sino la que es. Hay que salir y bajar a ella», indicó.
Ante el reto evangelizador que el Santo Padre ha planteado en su última exhortación apostólica, «La alegría del Evangelio», y de la cual Osoro es un gran valedor, el prelado destacó la urgencia de abandonar viejos criterios. «No hay que dejarse llevar por la frase: `Esto siempre se ha hecho asíŽ. Tenemos que ser audaces y tener métodos creativos que no son los de la condena, o los de la dispersión ni los de derrotar al otro».
Una sociedad secreta
Su actitud amable y dialogante permaneció inmutable incluso cuando entre las preguntas surgió la polémica cuestión de la sociedad secreta «El Yunke», al parecer un grupo ultraconservador de confesión católica que estaría apoyando a algunas asociaciones civiles dentro de la Archidiócesis de Madrid. «Yo no puedo aparecer con un látigo porque eso no tiene nada que ver con la manera de ser de los cristianos. Yo voy a predicar a Jesucristo y el que esté apuntado a lo que no tiene que estar apuntado se quitará rápidamente y si no lo hace sabrá que ha hecho mal».
Osoro es uno de esos obispos que cree que se gana más con miel que con hiel. Por eso defendió que «solo el amor cambia la vida de las personas». «Cuando era sacerdote viví con 18 muchachos en una casa en Torrelavega (Cantabria). Eran personas con problemas, muy desestructuradas. A veces me preguntaba: Ž¿Qué podría cambiarles la vida?'. Y realmente lo único que podía cambiarles la vida era que yo les quisiera de verdad. Y esa actitud fue lo que les cambió. De los 18, excepto uno, tienen hoy sus familias, sus hijos, sus trabajos. ¿Qué les ha cambiado? El amor de nuestro Señor, que no es egoísta, que es servicial, que todo lo aguanta, que es paciente. Eso es lo que cambia la vida y cambia a las personas y no el machacar a la gente, que no es el método de Dios», apuntó.
«Hola Carlos, soy el Papa»
Tan sorpresivo como el propio Papa Francisco, Osoro contó en medio de la rueda de prensa que el propio Santo Padre había marcado su número de móvil el domingo para saludarle por su toma de posesión. «Yo estaba rezando y tenía el móvil apagado. Ni siquiera escuché luego el mensaje que me había dejado en el contestador. Pero como a las diez de la noche sonó el teléfono y lo cogí. Escuché que alguien me decía: 'Hola Carlos, soy el Papa Francisco y quería desearte todo lo mejor en tu arzobispado'. Lo primero que pensé es que era una tomadura de pelo. Me dí cuenta después. Estaba muy emocionado por este gesto de cariño porque con todas la cosas que tiene el Papa es un detalle que se haya acordado de mí».
Visitará una cárcel
Entre sus pendientes al frente de la diócesis más populosa e importante de España, el nuevo arzobispo se apunta una visita a la cárcel, una reunión para conocer a todos los sacerdotes «cuanto antes», y un encuentro una vez al mes con los jóvenes en la Catedral.
Este lunes también adelantó que el futuro de la Misa de las Familias que se celebra desde hace siete años en la plaza de Colón dependerá de la decisión que tome junto a los obispos en la Conferencia Episcopal, ya que, según precisó, «puede que ellos prefieran celebrarlo cada uno en sus respectivas diócesis».