16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos = 19 = y proclamar un año de gracia del Señor. = 20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy." 22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?" 23 El les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria." 24 Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria." 25 "Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. = 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio." 28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; 29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. Lc. (4,16-30)
Algo tenía yo con esta lectura del Evangelio, porque cuando abría la Biblia me salía con mucha frecuencia y cuando la leía era como que veía moverse a Jesucristo en la sinagoga de Nazaret con gran autoridad y porte.
Hacía poco tiempo que me había encontrado los Evangelios de Juan en la calle de procedencia cristiana cuando me invitaron a ir a Aachen (Alemania), la antigua Aquisgrán del Sacro Imperio Germánico de Carlo Magno, como acompañante a un congreso médico. El día anterior a la partida se presenta de improviso en mi casa, Julia, una amiga que venía a quedarse y pasar unos días con nosotros. No había tiempo para anular los pasajes ni cambiar de idea y decidimos irnos nosotros y dejar a Julia en casa. El primer día en Aachen y mientras los médicos iban de congreso, yo encaminé mis pasos hacia la catedral y en su interior, sentado en un banco, me puse a leer los evangelios de Juan que unos días antes me había encontrado, con esta maravillosa lectura y después de oír misa en alemán, se pasó la mañana y dando un paseo por el centro de la ciudad me dirigí hacia el hotel. Cuando llegué al hotel un grupo de acompañantes hablaban de algo que les había impresionado y era una exposición de caballos colocados por la ciudad y que yo le di bastante importancia porque venía del mismísimo centro de la ciudad y no había visto nada, sencillamente me parecía extraño no haberlos visto y me propuse que después de la comida saldría al encuentro de los caballos. Efectivamente cuando salí después de la comida empecé a ver caballos por todos los sitios y rincones, eran caballos echos de cartón piedra y de tamaño normal y cada uno de ellos representaba una actividad del mundo, uno estaba dedicado a la informática, otro a la minería, otro a la metalurgia y así hasta un número no pequeño de caballos y cada uno con su tema correspondiente. Yo los iba examinando con bastante atención por la sorpresa que estando ahí, no los había visto y me llamó mucho la atención los tres últimos caballos que vi porque de una forma poco usual estaban como subiendo por la fachada de una casa y el que se encontraba en la parte mas elevada era diferente puesto que se trataba de un unicornio.
Estaba verdaderamente sorprendido por todo lo que estaba sucediendo con los caballos y es que tenía la sensación de que algo me querían decir y que podía ser importante. Cuando fuimos a tomar el vuelo que nos llevaba a Alicante desde Barcelona, algo pasó que el vuelo se suspendió y tuvimos que hacer el viaje de vuelta en autobús pero como iba ensimismado con lo que me había sucedido con los dichosos caballos, el viaje se me hizo cortísimo y es que ni me enteré. Cuando llegué a Cabo de Palos, le conté a Julia lo que me había pasado y juntos desentrañamos el misterio. El caballo representa "la muerte" y el unicornio El Cristo que es el amor divino. Entonces ya podemos adivinar que lo que me querían decir y de acuerdo a la lectura de este día era QUE PARA SUBIR O ASCENDER AL CRISTO ERA NECESARIO MORIR A LAS COSAS DEL MUNDO.
Desentrañado el mensaje y puesto que Julia se iba al día siguiente decidimos irnos los tres a cenar a un restaurante de los que hay en La Manga en temporada turística; unos por una cosa y otros por otra no nos gustaban hasta que alguien dijo señalando hacia una dirección: - Mirad ese parece que está mejor Yo contesté: - Se llama El Caballo Ese era el elegido, no había ninguna duda. Nos acercamos y cual es nuestra sorpresa que en la puerta del restaurante había un "tiovivo" con caballitos y un unicornio en la parte superior, no lo dudamos y conforme íbamos traduciendo QUE PARA LLEGAR AL CRISTO HAY QUE HACERSE COMO NIÑOS, nos montamos sin dudarlo y nos dimos unas vueltas en el "tiovivo", cenamos y con las mismas nos volvimos a casa. Si a estos hechos añadimos el "HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA" A TODAS ESAS PERSONAS QUE LLEVAN A CRISTO EN SU CORAZÓN HOY SE CUMPLE PARA ELLAS, TAMBIÉN, LA PROFECÍA DE ISAÍAS
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16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos =
19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =
20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
21 Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy."
22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"
23 El les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria."
24 Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria."
25 "Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;
26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de Sarepta de Sidón. =
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio."
28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
Lc. (4,16-30)
Algo tenía yo con esta lectura del Evangelio, porque cuando abría la Biblia me salía con mucha frecuencia y cuando la leía era como que veía moverse a Jesucristo en la sinagoga de Nazaret con gran autoridad y porte.
Hacía poco tiempo que me había encontrado los Evangelios de Juan en la calle de procedencia cristiana cuando me invitaron a ir a Aachen (Alemania), la antigua Aquisgrán del Sacro Imperio Germánico de Carlo Magno, como acompañante a un congreso médico. El día anterior a la partida se presenta de improviso en mi casa, Julia, una amiga que venía a quedarse y pasar unos días con nosotros. No había tiempo para anular los pasajes ni cambiar de idea y decidimos irnos nosotros y dejar a Julia en casa.
El primer día en Aachen y mientras los médicos iban de congreso, yo encaminé mis pasos hacia la catedral y en su interior, sentado en un banco, me puse a leer los evangelios de Juan que unos días antes me había encontrado, con esta maravillosa lectura y después de oír misa en alemán, se pasó la mañana y dando un paseo por el centro de la ciudad me dirigí hacia el hotel.
Cuando llegué al hotel un grupo de acompañantes hablaban de algo que les había impresionado y era una exposición de caballos colocados por la ciudad y que yo le di bastante importancia porque venía del mismísimo centro de la ciudad y no había visto nada, sencillamente me parecía extraño no haberlos visto y me propuse que después de la comida saldría al encuentro de los caballos.
Efectivamente cuando salí después de la comida empecé a ver caballos por todos los sitios y rincones, eran caballos echos de cartón piedra y de tamaño normal y cada uno de ellos representaba una actividad del mundo, uno estaba dedicado a la informática, otro a la minería, otro a la metalurgia y así hasta un número no pequeño de caballos y cada uno con su tema correspondiente. Yo los iba examinando con bastante atención por la sorpresa que estando ahí, no los había visto y me llamó mucho la atención los tres últimos caballos que vi porque de una forma poco usual estaban como subiendo por la fachada de una casa y el que se encontraba en la parte mas elevada era diferente puesto que se trataba de un unicornio.
Estaba verdaderamente sorprendido por todo lo que estaba sucediendo con los caballos y es que tenía la sensación de que algo me querían decir y que podía ser importante.
Cuando fuimos a tomar el vuelo que nos llevaba a Alicante desde Barcelona, algo pasó que el vuelo se suspendió y tuvimos que hacer el viaje de vuelta en autobús pero como iba ensimismado con lo que me había sucedido con los dichosos caballos, el viaje se me hizo cortísimo y es que ni me enteré.
Cuando llegué a Cabo de Palos, le conté a Julia lo que me había pasado y juntos desentrañamos el misterio.
El caballo representa "la muerte" y el unicornio El Cristo que es el amor divino.
Entonces ya podemos adivinar que lo que me querían decir y de acuerdo a la lectura de este día era QUE PARA SUBIR O ASCENDER AL CRISTO ERA NECESARIO MORIR A LAS COSAS DEL MUNDO.
Desentrañado el mensaje y puesto que Julia se iba al día siguiente decidimos irnos los tres a cenar a un restaurante de los que hay en La Manga en temporada turística; unos por una cosa y otros por otra no nos gustaban hasta que alguien dijo señalando hacia una dirección:
- Mirad ese parece que está mejor
Yo contesté:
- Se llama El Caballo
Ese era el elegido, no había ninguna duda. Nos acercamos y cual es nuestra sorpresa que en la puerta del restaurante había un "tiovivo" con caballitos y un unicornio en la parte superior, no lo dudamos y conforme íbamos traduciendo QUE PARA LLEGAR AL CRISTO HAY QUE HACERSE COMO NIÑOS, nos montamos sin dudarlo y nos dimos unas vueltas en el "tiovivo", cenamos y con las mismas nos volvimos a casa.
Si a estos hechos añadimos el "HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA"
A TODAS ESAS PERSONAS QUE LLEVAN A CRISTO EN SU CORAZÓN HOY SE CUMPLE PARA ELLAS, TAMBIÉN, LA PROFECÍA DE ISAÍAS
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