Domingo 3 de la gran cuaresma – Domingo de la veneración a la Santa Cruz (Marcos 8, 34 - 9, 1)
"Por la Cruz vino la alegría al mundo"
La institución de la veneración de la Santa Cruz en el tercer domingo de la gran cuaresma tiene sus razones históricas, además del aspecto espiritual inherente al esfuerzo del ayuno. La Iglesia desarrolló el aspecto litúrgico usando un simbolismo dirigido a la atención de los fieles para sostenerlos en su camino hasta el día de la resurrección.
La letanía con la cruz que tiene lugar en la Iglesia en este día data probablemente del siglo VIIIº, cuando, en la ocasión de la construcción de una Iglesia en Apamea, cerca de la actual ciudad Hama de Siria, se hizo una procesión con una parte de la Santa Cruz del Señor desde Jerusalén hasta dicho lugar.
La Iglesia constató que, llegando a la tercera semana de la gran cuaresma, unos fieles se sentían aburridos de ayunar y cansados de la lucha y del esfuerzo asumido, tanto a nivel somático como espiritual. Para que no dejaran este aprendizaje y no cayeran en la tentación de abandonar la lucha, la Iglesia elevó la Santa Cruz ante sus ojos en la letanía que tiene lugar durante el oficio de este domingo. La cruz está dispuesta sobre un plato, rodeada por flores, además de tres velas encendidas. Cuando la letanía llegue al centro de la Iglesia, cantamos: "Ante Tu Cruz, nos prosternamos, Soberano nuestro; y Tu Santa Resurrección, glorificamos", afirmando que la pasión del Señor es una con la resurrección. Al terminar la letanía, los fieles se acercan a la cruz para adorarla y besarla. El sacerdote les ofrece una flor para que se acuerden que "por la Cruz vino la alegría al mundo" (Horológion de Pascua), y así logran adquirir la fortaleza para continuar el camino. Leer más de esta entrada
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