Lc 9,18-24
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
COMENTARIO
por Mons. Rafael Escudero López-Brea
Obispo prelado de Moyobamba
En un ambiente de oración Jesús va a conversar a sus discípulos sobre la opinión que la gente y ellos mismos tienen de Él, va a recibir la declaración de Pedro, va a anunciar su pasión y resurrección y declara las condiciones para todos aquellos que quieran seguirle.
"Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos…". El texto evangélico de hoy habla de la oración de Jesús, insiste particularmente en esta dimensión orante de la vida de Jesús antes de los momentos decisivos de su misión. Jesús, el hijo de María, el carpintero de Nazaret, fue un hombre de su tiempo. Es verdad también que confesamos a este hombre como Hijo de Dios, Dios hecho carne que habitó entre nosotros. Pero, como muy bien lo afirma el Concilio Vaticano II, Jesús "trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre" (Gaudium et Spes, 22). Por tanto, podemos también afirmar que su oración fue una oración conforme a su corazón de hombre. Su encuentro frecuente con Dios en la oración respondió a una necesidad vital de comunicación y de comunión con el Padre. No se trató sólo y simplemente de un ejemplo para estimular nuestra oración. No fue una enseñanza más o una recomendación hecha desde fuera. Leer más de este artículo
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