De Corazón a corazón: Hech 22,30;23,6-11 ("Se me juzga por esperar la resurrección de los muertos… Has dado testimonio de mí"); Jn 17,20-26 ("Como tú Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea… los has amado como a mi… yo estoy en ellos")
Contemplación, vivencia, misión: Pablo fue siempre un destello de Cristo Resucitado. Su testimonio dejó huella imborrable, desde Jersualén hasta Roma. Un corazón unificado en el amor a Cristo y una comunidad unificada, con Cristo presente en medio, son la garantía de una fe vivida que no hace rebajas a la entrega. El mandato del amor, puesto en práctica en la fraternidad, es un signo eficaz de santificación y de evangelización.
*En el día a día con la Madre de Jesús: En el Cenáculo, preparando la venida del Espíritu Santo, resonaban en el Corazón de María y de la Iglesia, las palabras de Jesús: "Los has amado como a mi… yo estoy en ellos". Era la explicación anticipada del encargo que ella recibiría en el Calvario: "He aquí a tu hijo… he aquí a tu Madre".
AÑO DE LA FE: "La fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena… Queridos amigos, conservemos la fe que hemos recibido y que es nuestro verdadero tesoro, renovemos nuestra fidelidad al Señor, incluso en medio de los obstáculos y las incomprensiones" (Papa Francisco 12 mayo 2013)
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